Bahía Blanca | Lunes, 07 de julio

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Un hotel y un jardín crecen sobre un bunker alemán

Pese a lo particular de la obra se logró reconvertirla para nuevos usos sin resignar su historia

La Segunda Guerra Mundial dejó cientos de obras, tan monumentales como increíbles, que sólo puede explicarse en ese marco bélico que entre 1939 y 1946 horrorizó al mundo. En particular Alemania desarrolló construcciones de carácter defensivo, los conocidos bunkers, que con su rotunda solidez han sobrevivido a todo intento de demolición. Con el tiempo, algunas de estas moles ha sido reinventado, aunque sin resignar en muchos casos su carácter testimonial.

Es el caso del refugio antiaéreo del distrito St. Pauli, en Hamburgo, Alemania, levantado entre 1940 y 1942, reinventado como una "montaña verde ", con amplios jardines que cubren la parte superior de la estructura.

Conocido como Hochbunker --"búnker alto"--, el lugar ha sido objeto de un proceso de restauración y remodelación que incluye restaurantes, espacios para eventos y un hotel, junto con un parque urbano en la azotea, con el propósito de conectar a la comunidad con la icónica estructura.

La historia y la memoria

Construida bajo las órdenes de Adolf Hitler, esta torre de hormigón fue diseñada para albergar hasta 18 mil personas. Con unas medidas de 75 por 75 metros de ancho y 35 metros de alto, ha permanecido como un recordatorio de ese pasado bélico. Los planes de demolición se descartaron por su complejidad y la posible afectación a los edificios vecinos.

Un aspecto destacado del proyecto es su jardín en la azotea, que permite vistas panorámicas de Hamburgo y cuenta con un sinuoso "camino de montaña". Ochenta sensores instalados en la zona verde evalúan el impacto de los tejados y fachadas verdes en el microclima.

Un sistema de riego sostenible y el diseño de plantación (que sumó 4.700 plantas) mitigan las inundaciones y mejoran la biodiversidad, posicionando el búnker como un espacio urbano resistente al clima. El búnker también cuenta con un monumento en memoria de las víctimas y facilita espacios para la cultura local, exposiciones de arte y eventos.

Debido a su presencia impactante, el proyecto establece paralelismos con estructuras como el High Line de Nueva York, aunque aquí se ha priorizado la recuperación de su significado histórico.