El puerto, un engranaje clave en el mercado granario
Es el puerto de aguas profundas cercano a los principales centros de producción de nuestro país. Ya en 1908 estaba terminado el muelle de hierro y el primer elevador, que marcaría el signo cerealero exportador de nuestra zona.
El Consorcio del Puerto de Bahía Blanca tiene a su cargo la administración y explotación del complejo portuario Bahía Blanca que se encuentra integrado por las zonas portuarias de Ing. White, Puerto Galván, Cangrejales y la Base Naval Puerto Belgrano, los que conforman uno de los complejos portuarios-industriales más importantes de nuestro país.
Desde comienzos del siglo pasado, el puerto de Ingeniero White está ligado con la exportación de cereales. Ya en 1908, cuando ya estaba terminado el muelle de hierro y el primer elevador, se comenzó a delinear el signo cerealero exportador de nuestro puerto.
Es, en los hechos, e históricamente, el primer puerto autónomo de la Argentina. Lo administra un Directorio que está integrado por nueve miembros representativos de distintos sectores que intervienen en la operatoria y desarrollo portuario, lo que le otorga estabilidad dirigencial y agilidad operativa.
Su ámbito de actuación es de 2.400 km2 de agua en la Ría de Bahía y 638 hectáreas de tierras sobre las cuales concesionarios y permisionarios desarrollan sus actividades.
A través de sus catorce muelles operativos, transitan aproximadamente 20 millones de toneladas de mercaderías al año, lo que posiciona al complejo portuario de Bahía Blanca como el primer puerto público de Argentina en tonelaje movido.
Además, es el puerto de aguas profundas cercano a los principales centros de producción de nuestro país. Aporta el 14% de los recursos tributarios municipales.
Sus fortalezas principales podrían resumirse: en la autonomía de gestión en el marco de las políticas provinciales y nacionales; su estabilidad económica y financiera; ubicación estratégica en el principal nodo de la red de oleoductos y gasoductos de Argentina; calado garantizado para recibir buques de 45 pies; posibilidades de expansión al este, oeste y sur; sinergias entre terminales portuarias, polo petroquímico e industrias.
A eso le suma altos estándares en materia de seguridad e higiene industrial; una imagen positiva, generando confiabilidad para la toma de decisiones respecto a futuras inversiones; Bahía Blanca, como ciudad universitaria, le provee RR.HH. altamente calificados de gestión y posee estabilidad económica y financiera.
Como todo ente público, tiene sus debilidades: insuficientes accesos terrestres (viales y ferroviarios), y los existentes en mal estado; matriz de carga del FF.CC. desbalanceada; falta de tierras preparadas para la instalación de nuevas terminales portuarias; centros logísticos y/o de distribución y zonas logísticas y de servicios fragmentadas; terminal de contenedores con baja posibilidad de expansión y falta de regularidad en los servicios existentes de contenedores operando en Bahía Blanca, por falta de líneas de buques directas o de baja frecuencia.
También se debe mencionar el desequilibrio del desarrollo con la comunidad de Ingeniero White; ubicación próxima a una zona ambientalmente protegida; descargas cloacales cercanas sin tratamiento; escasa sinergia entre la Zona Franca y las terminales y empresas del Polo; baja prioridad de inversión frente al conjunto de inversiones nacionales para mejorar accesos viales y ferroviarios; demora en el mejoramiento de las conexiones al hinterland; escasez de agua de uso industrial y falta de alineación de organizaciones sindicales con los objetivos del complejo portuario-industrial en materia de competitividad y eficiencia.
Inexistencia de marco regulatorio nacional para actividades de dragado; tiempos extensos para lograr aprobaciones en la OPDS; Percepción parcialmente negativa del accionar portuario-industrial en parte del entorno social, aunque las nuevas gestiones han incrementado sensiblemente el vínculo de la ciudad con el Puerto, con visibles resultados positivos; influencia moderada en los procesos de toma de decisiones a nivel nacional y provincial para atraer obras públicas e inversiones.
Estas restricciones, en su mayoría, exceden la capacidad política o ejecutiva del Consorcio, ya que son resortes de ámbitos nacionales o provinciales.
Pese a estas limitaciones, el futuro es alentador. La carga marítima, que mueve el 80% del tráfico mundial, tiene una estimación de incremento en 2.5 veces para el 2040, lo que indica un crecimiento proporcional en la actividad de todos los puertos, especialmente el nuestro, que permite la carga de los grandes buques.
Esto inevitablemente deberá ir acompañado de las obras complementarias para que los volúmenes a movilizar cuenten con la logística de calidad y costos adecuadas.