Bahía Blanca | Viernes, 04 de julio

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“Lo tomo como una historia nueva en mi carrera”, dijo el entrenador José Luis Pisani

El llamado de Argentina lo movilizó y cambió los planes, dejando Ancud, en Chile, para regresar a la Liga Nacional.

Jose disfruta en Bahía con su hijo Dante. Fotos: Emmanuel Briane y archivo-La Nueva.

 

Twitter: @rodriguezefe

Instagram: ferodriguez_

 

El destino profesional a José Luis Pisani lo devuelve a nuestro país, aunque curiosamente estará más lejos de la ciudad: “Son casi 200 kilómetros más”, apunta.

El entrenador (47 años) cambia la ruta Bahía-Ancud (Chile), por Bahía-Formosa, donde dirigirá a La Unión en la Liga Nacional.

“Lo bueno que acá hay mejor conexión, porque son dos aviones o un micro y avión, en cambio es complejo para llegar hasta Ancud”, compara Jose.

Habituado a tener el bolso armado y desapegarse de lo sentimental, aunque admite que cada vez le cuesta más, Pisani, junto a su mujer Maira Junquera y Dante, su hijo de 4 años, mantienen una rutina para poder compartir juntos, más allá del lugar de trabajo.

“Estamos unos 15 o 20 días juntos y vuelven a Bahía. Mi señora no cierra su consultorio (es odontóloga), y mientras podamos seguiremos haciéndolo así. Cuando surgió alguna posibilidad de más lejos, como ir a Venezuela, evaluamos que me fuera solo”.

-Es decir, tu situación familiar no es impedimento a la hora de analizar tu destino.

-No y tampoco nunca evalué estar en Bahía porque no tuve las ofertas. Las que recibí, y que fueron muchas en los últimos años, siempre vinieron desde afuera de Bahía.

-Bueno, ¿y qué significa volver a dirigir la Liga?

-Para mí era algo muy deseado. Quizá no era lo pensado, en tiempo y forma, porque hace 15 días lo imaginado y pensado a nivel personal, profesional y familiar era continuar en Ancud de Chile, pero la verdad que siempre estuve deseoso de volver a dirigir la Liga Nacional A. Y hacerlo en un contexto fuera de Bahía. En este caso, un club con mucha historia, lleva 20 años en la Liga Nacional y con un presidente como Mario Romay, activo, con conocimiento...

-¿Desde lo deportivo volver a la Liga es un salto de calidad?

-No lo tomo como un salto de calidad, sino como una historia nueva en mi carrera. Me considero con un grado de madurez y experiencia más alto a las anteriores oportunidades en la Liga: de 2010 a 2012 en Bahía Basket, el proceso de 2019 o el último en Salta Basket (Liga Argentina).

-¿Por dónde pasa la diferencia?

-Vengo de Chile, donde se juega con tres extranjeros y 2.500 personas todos los partidos. La diferencia creo que pasa más por la plataforma del día a día, en cuanto a cantidad de jugadores y estructuras, lo cual desde ese lugar es mejor y seguramente te va a dar más herramientas para que tu trabajo sea mejor. Y, además, dirigir la Liga Nacional es una plataforma de mucho reconocimiento.

-¿La oportunidad deportiva estuvo por delante de la económica?

-Sí, sin dudas. Prioricé lo deportivo. Creo que si hubiese pensado en lo económico podría haber esperado otro equipo de Chile o de Venezuela.

-¿Eso significa que económicamente te hubiera beneficiado permanecer en el exterior?

-Si pensaba netamente en lo económico seguramente que sí. Yo valoro mucho la plataforma profesional. Para mí fue muy agotador la escasez de recursos de personal y a diario para desarrollar el trabajo, más allá que el 99% de la temporada fuimos primeros tanto en la competencia de Chile como en la Liga Nacional. No había nada que te pusiera mal, porque ganamos el 84% de los partidos, así y todo me costaba mucho convivir con la escasez de plataforma profesional para el entrenamiento diario.

-¿Te referís al recurso humano?

-Hay una diferencia abismal con Argentina en cuanto al recurso humano, el profesionalismo, la preparación para cada entrenamiento, es muy diferente...

-¿Eso influye directamente en la auto exigencia del entrenador?

-Lo hago de la misma manera en todos lados. Entraba a la oficina de Ancud a las 8, entrenábamos a las 10 y me iba a las 2, 3 o 4 de la tarde, como lo haré ahora en Formosa. Sí traté en los lugares donde estuve, de no ser solamente un entrenador de básquet que dirige un equipo, sino sumar para que la organización fuera mejor. Estuve los últimos dos años en Ancud y mi objetivo no era únicamente que el equipo permanezca entre los cuatro primeros en cuanto a la competencia, sino en la parte estructural. Ahora será diferente, porque en Formosa hay 20 años de organización y voy a ocupar el lugar que dejó un grandísimo entrenador (Sebastián Ginóbili). Podré hacer algún retoque o cambiar algo que me guste más o menos, no más.

-Es la segunda vez que reemplazás a Sepo. ¿El entrenador cuando llega a un club se adapta a lo que dejó el anterior o es un volver a empezar en todo?

-La experiencia anterior fue diferente, porque cuando reemplacé a Sepo en Bahía Basket yo no era el líder como entrenador ni elegía a mi gusto los jugadores ni la forma de trabajo. Acá sí voy a reemplazarlo a él. En unos días hablaré con él y me parece que con los años que trabajó en Formosa y la relación personal que lo une con Mario Romay, seguramente le dio el ok para que me contrate. Pero nunca lo hablé con ninguno de los dos, je.

-¿Y qué podés tomar de él?

-Hay un método de trabajo consistente. Primero que si lo hizo Sepo es de buena calidad humana, ahí tengo un camino allanado. Después, estamos armando un equipo completamente nuevo, porque de la temporada pasada solamente quedan Mateo Pérez y Gonzalo Alonso. Y por quinta vez consecutiva voy con mi asistente (Mariano Iglesias).

-¿Cuándo inician los trabajos?

-Si el inicio de Liga es después del 10 de octubre, nuestra idea es comenzar el 2 de septiembre. Mi intención es instalarme unos 10 días antes. Obviamente que ya estoy en contacto como mi segundo asistente (Enrique Medina), que es formoseño y trabaja en Estudiantes, el club satélite de La Unión. Hoy estoy abocado más al armado del equipo.

Inversamente a su ritmo habitual, por estos días Pisani se encuentra lejos de su lugar de trabajo y cerca de sus afectos. En definitiva, la balanza siempre está equilibrada.