Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Gustavo Trankels y las cinco esquinas: “Lo que hicieron es un espanto”

Lo dijo el secretario de Obras Públicas de la municipalidad de Bahía Blanca. La obra sigue sin terminarse y los seis meses de plazo establecidos por contrato ya suman 15. La intervención está con un 93 % de avance.

La escenografía actual del enclave estratégico de Villa Mitre. / Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

La peatonal de calle Falucho se ve desierta. Un día de semana, cerca del mediodía, nadie transita por el lugar. Los vecinos aseguran que el mismo panorama se puede ver en cualquier otro día y horario. Es un gran playón de 2.100 metros cuadrados donde brillan por su ausencia peatones y vehículos. 

La intervención de peatonalizar esa cuadra nació ya cuestionada, sorteó varios conflictos durante su ejecución y terminó por fastidiar a todos cuando una lluvia dejó en claro que los desagües pluviales no tenían la capacidad necesaria para desagotar en tiempo y forma el agua, con lo cual la calle se convirtió en un embalse, afectando a comercios y viviendas.

Para colmo de males la obra sigue sin terminarse y los seis meses de plazo establecidos por contrato ya suman 15, estando la intervención con un 93 % de avance.

Los vecinos siguen manifestando su contrariedad por lo realizado, agravado ahora porque personal de la Guardia Urbana se hizo presente en las últimas horas para indicar que no se deben estacionar vehículos en el lugar, lo cual afecta a los habitantes y, sobre todo, a muchos de los negocios del lugar; entre ellos, una estación de servicio y un lavadero de autos.

Hugo, que fuera comerciante y hoy se define como un vecino que habla en nombre de muchos, hace una lectura de la situación.

“Te hablo en nombre de habitantes de la cuadra y de los comerciantes, y también por transitarla cada día. La realidad es que todo estuvo mal desde el momento que este proyecto fue impuesto y no consensuado con nosotros”, explicó.

Mencionó el pésimo estado de lo realizado, con roturas, canteros sucios y los fines de semana que se convierte en “una pista de motos” con los servicios de delivery.

“Y ahora hay más enojo porque hace unos días vinieron dos chicas de la Guardia Urbana para informarnos que ni los negocios ni los vecinos pueden dejar sus vehículos en la calle”, agregó.

Además del problema de los desagües pluviales, señaló errores a los que considera “groseros”, como el tener franjas de las veredas construidas con baldosas amarillas especialmente diseñadas para no videntes, las cuales terminan su recorrido “chocando” contra un cantero.

“Tenemos muchas razones para sentirnos enojados. La realidad es que tenemos a poco metros un club que es una belleza (por la sede de calle Garibaldi del club Villa Mitre) y esta peatonal termina siendo como el patio de atrás”.

Mencionó, además, su convencimiento de que la intervención “no favoreció a nadie” y generó un espacio por el que nadie transita y que por las noches es una verdadera boca de lobo.

“Pero la obra está hecha y no da lugar a muchos cambios. Nosotros (por los vecinos) pensamos una alternativa para medianamente solucionar esto. Es abrir la calle a la circulación vehicular retirando los conos colocados sobre Garibaldi y demoliendo algunos canteros. Hoy, los autos llegan a calle Maipú, donde comienza la peatonal, y no saben para dónde ir. Esta es la idea que hablamos entre nosotros, porque de la municipalidad no ha venido nadie”, dijo.

No nos une el amor

El Lic. Gustavo Trankels, secretario de Obras Públicas del municipio, es contundente al analizar la intervención.

“Si nos ponemos a corregir los defectos que tiene tenemos que demoler todo. Porque podemos disentir en si es un buen diseño o no, pero técnicamente es un desastre”, señaló. 

El funcionario mencionó que todo lo que se advierte a simple vista pendiente de terminación –colocación de baldosones, ejecución de pilares de luz, relleno de los canteros— corresponde al 7 % de obra que, todavía, debe completar HLB SA, la empresa contratista.

Lic. Gustavo Trankels, secretario de Obras Públicas del municipio.

“Apenas terminen todo y recibamos la obra es cuándo podremos empezar a corregir los problemas más graves. Para los desagües pluviales tenemos un proyecto que le pedimos a Hidráulica de la Provincia, el cual plantea la demolición de algunas de las bocas existentes y la colocación de nuevas rejillas”. 

Otra reparación a realizar es la de las losetas utilizadas para tapar los canales de desagüe, las cuales aparecen todas dañadas.

“Otro pésimo diseño. La constructora las hizo según el plano municipal, pero es solución desastrosa, estás todas rotas”, detalló. A mediados de marzo último, Trankels estimó en 22 millones de pesos el costo de las reparaciones y adecuaciones, errores que no son atribuibles a la contratista, sino que son parte del proyecto realizado en las oficinas del municipio durante la anterior gestión comunal.

Belgrano-Donado: “La vamos a terminar nosotros”

Luego de haber rescindido el contrato con la contratista, la municipalidad comenzó las primeras tareas (con personal propio) en la obra de ensanche de veredas del eje Belgrano-Donado, entre Dorrego y Brown.

“Arrancamos retirando escombros y ordenando todo, de modo de brindar seguridad, tanto a los automovilistas como los peatones. Este es una tarea que haremos día a día”, señaló Trankels.

Si bien la obra está paralizada desde fines de 2023, la comuna no podía intervenir hasta tanto resolviera legalmente la salida de la contratista. Ahora comienza entonces el análisis global de situación para una obra que se encuentra con un 75 % de avance.

“Tenemos que comprar los baldosones que faltan a una empresa de Córdoba, porque la contratista retiró todo ese material. Por otro lado vamos a verificar el diseño de los desagües pluviales porque hay sectores donde se junta el agua”, agregó.

Mientras tanto, los comerciantes y los caminantes sufren las consecuencias de toda obra en marcha y sin terminar que, intuyen, demorará meses y que realmente se torna un fastidio para el día a día.