Bahía Blanca | Martes, 24 de junio

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Fuerte disminución de los nacimientos en Bahía Blanca: los números y las causas

Tanto en el sector público como privado se viene registrando una sensible baja en esa estadística. Hablan los especialistas.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

La actual crisis económica se hace evidente en las estadísticas hospitalarias tanto de Bahía Blanca como de todo el país. Los profesionales señalan una reducción en los nacimientos anuales, pero un aumento significativo de complicaciones en los embarazos relacionadas con el consumo de sustancias, enfermedades de transmisión sexual y falta de controles médicos.

"Argentina tenía un número de nacimientos base de 700.000 por año. En 2017 hubo un número alto, 743.000, y a partir de ahí empezó un descenso rotundo no solamente en el país, sino a nivel mundial. De ese número, pasamos actualmente a 543.000 nacimientos”, detalló Daniel Quintana, jefe del Servicio de Neonatología del Hospital Privado del Sur.

En Bahía Blanca, se replica la tendencia a la baja. En el Hospital Interzonal Doctor José Penna, los registros muestran que en 2017 hubo 2.406 nacimientos, aumentando levemente a 2.466 en 2018. Sin embargo, esta cifra comenzó a descender en 2019 con 2.254 nacimientos y continuó disminuyendo en 2020 (2.023 partos), 2021 (1.910) y 2022 (1.894), alcanzando su punto más bajo en 2023 con 1.736 nacimientos.

De igual manera, el sector privado bahiense experimentó una disminución en la cantidad de partos desde finales de 2017. En ese año se registraron 1.623 nacimientos, descendiendo a 1.456 en 2018. Esta tendencia continuó con 1.417 alumbramientos en 2019, luego 1.359 en 2020, 1.206 en 2021 y 1.159 en 2022. El año pasado se contabilizaron apenas 818 nacimientos en total, la mitad que en el punto inicial de esta estadística.

En diálogo con La Nueva., Quintana atribuyó esta situación al contexto socioeconómico de crisis que atraviesa el país y que repercute directamente en las decisiones sobre la maternidad, ya que tener hijos se vuelve cada vez más costoso.

“Las crisis son momentos donde estas situaciones impactan porque obviamente no es lo mismo tener un hijo que dos o tres. Antes veíamos familias que tenían cuatro o cinco hijos, hoy es impensado”, dijo.

En la misma línea, se manifestó Ezequiel Trompeta, jefe del Servicio de Neonatología del Penna. 

“Nosotros consideramos que hay una disminución de los partos por los problemas socioeconómicos actuales. Cada vez hay más pacientes sin cobertura social que vienen al sistema público y que antes iban al privado porque consideraban que había una ‘mejor atención’. Ahora, como no tienen la plata, vienen acá porque saben que no les vamos a cobrar y los vamos a atender”, dijo.

Ezequiel Trompeta y Mario Iglesias

A pesar de la disminución en el número de nacimientos, los profesionales de la salud resaltaron un importante aumento en casos de complicaciones, que también atribuyen a la difícil situación actual. “Cuando las situaciones no son favorables, la gente se controla menos los embarazos y eso repercute en la salud del recién nacido”, explicó Trompeta.

Madres que consumen drogas en la semana previa al parto, personas que padecen enfermedades venéreas sin tratamiento, embarazadas que continúan ingiriendo alcohol durante la gestación, familias que viven en situación de calle y un notable incremento en los niveles de violencia, son algunos ejemplos de cuadros cada vez más frecuentes.

“La semana pasada tuvimos una madre que se sirvió alcohol puro y se lo tomó, para que sepan cómo es la problemática que tenemos en el último tiempo”, ejemplificó Mario Iglesias, jefe de la Sala de Neonatología del Penna.

Esta situación sumada a la baja tasa de controles prenatales —durante el primer trimestre, entre un 30 y 35 %—, da como resultado recién nacidos con sífilis o HIV, “enfermedades muy graves que con medidas sencillas de cuidado se pueden prevenir”.

“El alto consumo de cocaína puede provocar que los bebés nazcan antes de tiempo o con bajo peso y, fundamentalmente, lesiones en distintos órganos, sobre todo en el cerebro”, explicó Iglesias.

En contrapartida, los hospitales privados reportan menos complicaciones, debido a la composición socioeconómica de las madres, un mayor seguimiento perinatal y a la disponibilidad de servicios especializados para embarazos de riesgo. 

“Realmente tenemos pocas complicaciones, ya que las mamás están muy controladas. El año pasado, incluso, no falleció ningún bebé en el servicio”, comentó Quintana.

Daniel Quintana y María Sol Medina

El círculo vicioso de la crisis 

Debido al elevado costo de recibir atención en instituciones privadas, cada vez más personas optan por acudir al sistema público de salud. No obstante, el aumento en la demanda de servicios no se ve reflejado en un incremento proporcional de personal disponible para hacer frente a esta creciente cantidad de pacientes.

Esta situación se origina en la crisis interna que atraviesa el sistema público, caracterizada por salarios que no alcanzan a cubrir el costo de vida y jornadas laborales extenuantes que incluyen fines de semana, lo que desalienta a muchos profesionales a permanecer en el sector.

“El desafío hoy en día tiene que ver con lograr que los médicos sigan trabajando acá, para que no se vayan”, señaló Iglesias.

La escasez de personal implica una mayor carga de trabajo para quienes permanecen en sus puestos. Esta realidad, sumada a la deficiente infraestructura y a la necesidad de recibir pacientes derivados de otras zonas, contribuye al desborde creciente del sistema de salud pública, según testimonian los profesionales que trabajan en estas instituciones.

Como resultado, dado el importante flujo de la población hacia el sistema público, los hospitales privados experimentan una disminución de pacientes y, en consecuencia, de carga laboral. Esto conlleva a una reducción de la necesidad de profesionales en estas instituciones.

“La salud pública no puede hacerse cargo de la salud privada en la ciudad, no hay capacidad para que la sostenga. El desafío es tratar que las instituciones puedan salir adelante en esta situación tan crítica que estamos viviendo, algo fundamental para sostener el sistema de salud. La pandemia demostró que el sistema de salud colapsa muy fácilmente y estamos en una situación similar”, concluyó Quintana.