El 15,6 % de los estudiantes de la UNS dicen que de chicos fueron abusados
Surge de un relevamiento que realizó en la institución la ONG Creer Sí, que se trabajó junto con la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Universidad.
La organización no gubernamental Creer Sí y la Subsecretaría de Derechos Humanos de la UNS presentaron un informe estadístico sobre el padecimiento de abusos sexuales y otras experiencias traumáticas de estudiantes de la Universidad Nacional del Sur durante sus infancias y adolescencias.
“Nos llamó la atención que el 62 % de quienes sufrieron estos abusos no pidieron ayuda por vergüenza o por temor, lo que nos habla de la necesidad de visibilizar este tema y comprometernos todas las instituciones de la sociedad, y especialmente las educativas. Este es un paso muy importante que dio la universidad al colaborar para que podamos realizar este trabajo”, indicó Clelia Severini, integrante de la ONG.
A través de un cuestionario, entre 2019 y el año pasado Creer Sí recabó datos. La irrupción de la pandemia de COVID-19 forzó la interrupción de la encuesta, que la organización recién pudo retomar en 2022.
El relevamiento incluyó a 534 estudiantes del primer año de Abogacía, Arquitectura, Licenciatura en Turismo, Bioquímica, Contador Público y las Ingenierías Química, Industrial, Agronómica y en Sistemas de Información. En todos los casos, se tomó el mismo porcentaje: 15 % de cada matrícula.
Según explicaron el diseño del cuestionario planteó un modo gradual de abordaje, consultando primero por hechos contextuales -como problemas económicos o violencia social- para pasar luego a interrogantes sobre hechos traumáticos puntuales. Con ello, se consiguió que un alto porcentaje -el 92 %- de los cuestionarios fueran completados en su totalidad.
Las respuestas recogidas se volcaron a una base de datos. En esa tarea trabajaron Valentina Viego y Juan Herlein, del Departamento de Economía de la UNS, a partir de una articulación facilitada por la Subsecretaría de Derechos Humanos de la universidad.
Severini, licenciada en Trabajo Social, trazó un análisis tomando como antecedente y marco lo desarrollado por el Programa de Investigación Infancia Maltratada, de la Facultada de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Los principales resultados
De las personas encuestadas, casi el 85 % eran menores de 21 años al momento de responder, alrededor del 90 % no trabajaban y un porcentaje similar residía en Bahía Blanca.
La indagación por situaciones problemáticas de contexto arrojó que el 25,9 % debió colaborar con el mantenimiento del hogar, el 5,67 % padeció falta de alimentos y el 2,48 % refirió haber perdido su vivienda. Un porcentaje menor, pero significativo por tratarse de estudiantes de educación superior, relató haber tenido que abandonar la escolaridad en algún momento de su trayecto: 0,76 %.
En relación a situaciones de maltrato, 24,3 % de las personas encuestadas marcó haber sufrido castigos, 15,6 % acusaron ser víctimas de abusos sexuales y 14,1 % refirieron negligencia, descuido o abandono:
- entre los castigos, es especialmente alto el registro de torturas (65,9 % de las respuestas) y cachetadas (59,5 %), siendo ambos ítems no excluyentes;
- 81 de cada 100 personas que manifestaron haber sufrido abusos indicaron que se dieron en forma de manoseos, 41,8 % como propuestas sexuales, 10,1 % en coito y 8,9 % como sexo oral;
- el descuido se dio en abandono afectivo (72,9 %) y negligencia en salud (32,9 %)
Las marcas del maltrato
El relevamiento de Creer Sí también indagó en los sentimientos despertados por las situaciones vividas. De ese modo, se registró que
- el abandono produjo enojo y angustia;
- en los castigos, a esos sentimientos se añade el miedo, reportado en el 45% de quienes los sufrieron;
- entre las personas que padecieron abusos, la gama de sentimientos resultantes incluye a los anteriores y añade la vergüenza.
En relación al periodo de inicio de las situaciones reseñadas, el promedio se ubica en la edad de 10 a 12 años. La excepción es el padecimiento de carencias materiales -alimentos, ropa o la misma vivienda- o castigos físicos, cuyo inicio tiende a ser más temprano.
Más de un tercio de los abusos referidos tuvieron como victimario a un familiar de la víctima, un 25,3 % a un conocido y un 27,8 % a un extraño.