Pese a la crisis, el Hospital Municipal avanza con varias obras de infraestructura
Son tres que se están desarrollando en forma simultánea en medio de, a entender del director Gustavo Carestía, una demanda mucho mayor de atenciones médicas.
Recibido en 1993, acumula 28 años de trayectoria en el periodismo local. Ex jefe de la sección Deportes y La Ciudad y actual secretario de Redacción de La Nueva. Ex profesor de los dos institutos de Periodismo de la ciudad. Especialista en temas deportivos, sociales y gremiales.
Aunque la crisis económica frenó varias obras públicas, el Hospital Municipal de Agudos Leónidas Lucero continúa adelante con su plan de expansión, en el marco del Plan Director Edilicio 2019-2030.
Actualmente tiene en marcha tres obras de infraestructura en forma simultánea, que le permitirán en un par de meses brindar más y mejores servicios.
Quizás los trabajos que mas se evidencian para aquellas personas que acuden a los consultorios externos o a la Guardia son los que se desarrollan en el Módulo Central de Atención sobre calle Bravard, precisamente una construcción de cero ubicada entre ambos sectores.
Pero no menos importantes son las labores que permitirán contar con una nueva subestación eléctrica, imprescindible para el correcto funcionamiento del hospital, y la edificación de un pasillo que unirá el Módulo Central con el edificio de áreas críticas, donde funciona la guardia y la unidad de corta estancia.
“Lo resaltable de todo esto es que, en medio de tantas obras, el hospital sigue funcionando con total normalidad. No es lo mismo tener un terreno baldío e iniciar una construcción nueva que ir acoplando a lo ya existente. Todo esto requiere una logística muy importante y eso es mérito del equipo de coordinación del hospital”, señaló el doctor Gustavo Carestía, actual director del Hospital Municipal de Agudos “Leónidas Lucero”, quien lidera un grupo de trabajo cercano a las 950 personas.
Según los plazos de obra de cada uno de ellos, los tres proyectos se terminarían entre mayo y julio.
“Una de las obras más importantes, aunque no luzca demasiado, es la nueva subestación eléctrica, que permitirá redistribuir mejor la energía internamente. Es una obra que se inició el año pasado y que finalizaría a mitad de año si todo marcha a este ritmo”, contó el facultativo.
Logísticamente, también es clave la ejecución del pasillo de unión entre el edificio ya existente de áreas críticas y el nuevo módulo central.
“No es un pasillo como comúnmente se lo conoce, sino que tiene 3 pisos de altura, y que contiene las escaleras que comunicarán los dos edificios y dos ascensores para el uso del público. Es una obra que tiene un costo actual de 60 millones de pesos y que se planea finalizar en el breve plazo”, añadió Carestía.
En lo que respecta al Módulo Central, el trabajo más visible para los que circulan por la primera cuadra de calle Bravard, se encuentra muy avanzada la infraestructura de la planta baja, que será la primera que entrará en funcionamiento.
“Actualmente se avanza en lo que es climatización y red eléctrica. Ya se lleva un año de labores y se planea finalizarla en un par de meses más”.
Allí funcionarán todos los sectores destinados a servicio social, informática y trámites y administración de internaciones en general.
“En ese espacio se le darán curso a todas las cuestiones administrativas de los pacientes. Va a ser un sector clave para el funcionamiento en general, porque también contendrá lo referente a telemedicina, la unidad de corta estancia y la internación domiciliaria, que son proyectos que tienden a descomprimir la atención en la guardia y a la cantidad de camas utilizadas por internaciones”.
Y añadió: “Ese módulo permitirá optimizar recursos y liberar camas de internación. Será el comienzo del modelo que queremos incorporar, que es de internación por cuidados progresivos. No queremos más internados por servicios, sino por el tipo de cuidado que necesita el paciente. Ello implica mayores especializaciones y mayor profesionalización del área, para que el paciente esté en el hospital el tiempo que lo necesite y sea atendido por especialistas de su patología”.
Después de finalizar las tareas en planta baja se avanzará sobre los dos pisos superiores.
“Funcionarán los servicios de Oncología y Hematología, entre otros, que hoy están acotados de espacio. La idea es terminar esa parte sobre fin de año”.
También la fachada
Sobre calle Estomba quedará toda la parte administrativa, más el Gabinete Histórico y un área cultural.
“Simultáneamente se está trabajando en la fachada histórica del hospital. Se finalizó una primera parte, que fue financiada por la Unión Industrial, en la parte superior y ahora se analiza la manera de encarar la segunda y la tercera etapa de ese proyecto en particular”.
La primera etapa comprendió la reparación de la cubierta de tejuelas de zinc, canaletas y cargas. La segunda, revoques, ornatos, cornisas y zócalos de la fachada del tramo central. Por último, se realizará el ensanche de vereda —alineada con la línea de cordón en calle Estomba desde Charlone hasta Bravard— con reja sobre la cuneta existente, nuevo cordón y bancos urbanos fijos destacando la fachada patrimonial.
Así quedaría la fachada cuando se terminen los trabajos.
"No es una fachada cualquiera, es patrimonio arquitectónico”, señaló Carestía.
Obviamente que los actuales no son tiempos sencillos para para encarar trabajos de esta envergadura.
Silvina Gherardi (Subdirectora de Gestión); Arq. Alejandra Blanco e Ing. Carolina Macagnani, encargadas de proyectos e inspección de obras.
“Se requiere de una ingeniería de labores muy finita y detallada, porque los valores se dispararon y los recursos son pocos. Por suerte, los dos últimos departamentos Ejecutivo lo entendieron e hicieron y hacen los esfuerzos necesarios para que no se detengan”.
Mayor demanda
Para Gustavo Carestía, cada momento de crisis económica y social del país repercute directamente en la salud pública.
“El trabajo del hospital se ha intensificado mucho en el último año. Hubo una demanda mucho mayor tanto en consultorios externos como en la guardia propiamente dicha y el hospital ha intentado responder, teniendo en cuenta que el recurso humano es finito”.
Y esto, según su opinión, no es casual.
“En una población que el 50% no tiene seguridad social y otro 20-25% que cuenta con obras sociales que no responden a las necesidades puntuales de los afiliados, es muy grande el porcentaje que acude al hospital público como referencia de salud”.
En esa línea brindó algunas estadísticas. Por ejemplo, las consultas en consultorio externo del hospital Municipal en 2020 fueron 41.638, mientras que en el 2023 totalizaron 83.265.
El mismo crecimiento se observó con las consultas de urgencia, que para el año 2020 se rondó las 50.000, y para el 2023 se llegó a 80.000.
Sobre las internaciones, Carestía afirmó que “para el 2020 tuvimos 7.700 egresos, mientras que el año pasado se llegó a 11.900; y así en el resto de los servicios”.
“Por eso, estos proyectos de crecimiento van el línea a dar respuestas a la mayor demanda. Hay que contemplar brindar más y mejores servicios a los pacientes y también a los propios trabajadores del hospital”.
Rumbo a los 135
Las últimas décadas del siglo XIX constituyeron un período de intenso cambio y crecimiento para la ciudad de Bahía Blanca, fundada el 11 de abril de 1828, que paulatinamente adquirió los perfiles de una ciudad moderna.
En el camino de construir una infraestructura que respondiera a las necesidades de una población en constante aumento, surgió la inquietud de crear un organismo que brindase una adecuada atención sanitaria.
Dicho servicio se cubría de forma irregular y precaria. Cuando el “Hospital Militar”, en los hechos sólo una enfermería, dejó de atender a la población civil en 1885, se acondicionaron dos habitaciones de la comisaría como salas de primeros auxilios.
Con motivo de la segunda epidemia de cólera (1886-1887), la municipalidad debió atender a los enfermos en una casa alquilada en calle Undiano entre Darregueira y Thompson para destinarla como Lazareto. Se designó a Faustino Sosa como administrador y lucharon allí con valerosa abnegación los doctores Leónidas Lucero, Sandoval y Daniel Mandinich.
También se instaló otro Lazareto en la calle Castelli y en el corral del Abasto. La situación hizo tomar conciencia a las autoridades, de la importancia de erigir un establecimiento sanitario que prestara asilo a enfermos y desvalidos.
Las voces, que por entonces pedían por la regularización de tal situación, se elevaron aún más a consecuencia de esa epidemia. Finalmente el 14 de abril de 1887 a pedido del Intendente Luis C. Caronti, el Concejo Deliberante aprobó la construcción del Hospital Municipal.
La iniciativa del montaje del complejo sanitario que ocuparía una extensa manzana ocurrió a instancia de Leónidas Lucero.
Dos años más tarde, el 9 de Julio de 1888, se colocó la piedra fundamental en la que era la “Plaza Alsina”, donde aún funciona el establecimiento.
El Hospital Municipal se inauguró el 2 de Junio de 1889 siendo administrado inicialmente desde el Municipio.
Fue levantado en una magnífica quinta de más de dos hectáreas de extensión, admirablemente cultivada.
“Ninguna gestión es exitosa si no está planificada. En 2014, cuando se inició mi segundo proceso en la Dirección, comenzamos a trabajar junto al equipo directiva en una planificación estratégica. En 2016 cobró fuerza y la terminamos sobre fines de 2017. Abarca el período de 2018 a 2030 e incluye 40 proyectos diferentes, que confluyen en tener un hospital moderno y al servicio de los vecinos, para darle la respuesta de salud que necesita”.
Cabe recordar que en el nosocomio municipal se atienden más de 90 mil consultas anuales, otra cifra similar en el área de emergencias, alrededor de 400 mil prestaciones de laboratorio y más de 100 mil de diagnóstico por imagen, entre otras prestaciones.