Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

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Envejecer no será lo mismo

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Cuando en la Universidad me toca en el temario dar “Familia” siempre hago el mismo experimento: le pido a los estudiantes que dibujen una familia. Lo llamativo es que al cabo de décadas siempre dibujan lo que se conoce como “familia tradicional”, es decir madre, padre y uno o dos hijos, a veces una mascota.

El resultado permite empezar a profundizar en qué es una familia y en cómo este sistema viene mutando y en la actualidad hay múltiples conformaciones familiares. Familias extendidas, ensambladas, madres solas con un hijo, matrimonio del mismo sexo con hijos. Lo importante, y en línea con mi definición, aseguro que cuando una persona se dispone a no dejar al otro más vulnerable librado a la muerte física y simbólica, ese vínculo ya es una familia.

Así como las configuraciones o “formas de ser familia” van mutando hay un factor que podría impactar en nuestra experiencia con el envejecimiento. Cabe preguntarse si no estaremos asistiendo a una nueva experiencia de envejecimiento y si bien si desde que nacemos estamos envejeciendo, en los próximos años, lo que veremos será distinto.

Scientific American publica el resultado de una investigación cuyo título que traducido dice: “La reducción del tamaño de las familias puede cambiar nuestra experiencia con el envejecimiento”. Los investigadores utilizaron datos demográficos internacionales y proyectaron las estructura de las familias en todo el globo.

Los datos son reveladores: una mujer que actualmente tenga 65 años en 2095 tendrá solo 25 parientes vivos, lo que equivale a una reducción de casi dos quintas partes de 41 parientes en 1950, y una reducción de casi el 42% de un total estimado de alrededor de 43 parientes en 2023. Además, los países con peores ingresos, como Argentina, se enfrentará a una carga cada vez más grande de cuidado de personas mayores y los niños a medida que desaparezca el apoyo intergeneracional. 

Quienes estudiamos familias sabemos de la importancia de abuelos/as, tíos/as al momento de cuidar y brindar afecto a los más pequeños. Además, sobrinos/as, primos/as, hermanos/as también ofrecen tiempo y afecto apara cuidar y acompañar a los ancianos. Pero este modelo vincular y también de sostén, va en vías de extinción, ya que las familias tienden a ser más pequeñas, con menos hijos y el promedio de vida se extiende.

El tema es complejo, máxime en un país como el nuestro en el que históricamente los ancianos tienen sistema de protección de acuerdo con lo que propone el gobernante de turno y las jubilaciones apenas alcanzan a cubrir necesidades. Por lo tanto, si no hay suficientes familiares deberían ir planificándose los suficientes recursos para transitar la última etapa con seguridad y dignidad.

El gran interrogante es: si disminuyen las redes de parentesco porque la familia extendida deja de serlo y ya no habrá tíos, primos y sobrinos, pero habrá más antepasados como abuelos y bisabuelos y además mayor distancia generacional porque se tendrá un solo hijo entre los 30 y 40 años, ¿alguien está pensando en cómo vamos a envejecer? ¡Tarea para el hogar!