Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

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El fantasma del Teatro Municipal: una leyenda que nació de una tragedia en el palco diez

Tras la trágica muerte de Enrique Verdenelli en la sala, en 1935, comenzó a mencionarse la existencia de ruidos, voces y movimientos en cercanías de ese lugar.

Fotos: Rodrigo García y archivo La Nueva.
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Audionota: Natalia Marinelli

“Al caer de la tarde, dos desconocidos se encuentran en los corredores de una galería de cuadros. Con un ligero escalofrío, uno de ellos dijo:

—Este lugar es siniestro. ¿Usted cree en fantasmas?

—Yo no —respondió el otro— ¿Y usted?

—Yo sí —dijo el primero--. Y desapareció”.

(Un Creyente, George Frost)

***

“No puedo decirlo abiertamente, pero la presencia de fantasmas en el teatro Municipal no es algo para tomar a la ligera. Yo mismo he escuchado ruidos y voces que no puedo explicar”.

Quien hace este comentario es un ex director del teatro Municipal que durante años caminó los pasillos y las salas de nuestro coliseo. 

Otras personas que han realizado tareas en el edificio también refieren hechos llamativos: ventanas que se abren, puertas que se cierran, cortinas que se corren, sonidos extraños, pasos, todos sin una explicación lógica.

Son vivencias que ayudan a sostener una de las varias leyendas urbanas de la ciudad: la presencia de fantasmas en este edificio.

Sombras nada más

De las ocho acepciones que la Real Academia da a la palabra “Fantasma”, sólo una refiere a un hecho paranormal, es la que la que los define como “la imagen de una persona muerta que, según algunos, se aparece a los vivos”.

Pocas creencias como la de los fantasmas han inspirado tantos cuentos, series, películas, novelas y mitos. En muchas culturas son considerados espíritus o almas en pena que se manifiestan de forma perceptible, en lugares con los cuales han tenido algún vínculo.

En particular, las historias de fantasmas en teatros son bastante comunes y responden a varias razones culturales y psicológicas, desde la particularidad de ese ámbito, su iluminación tenue, sus lugares ocultos, la energía emocional y las supersticiones de los actores y algunas tragedias ocurridas en ellos.

En el Teatro Real de Madrid (España) se escuchan pasos y voces; el teatro Colón porteño tiene varias apariciones, incluyendo la de una soprano que canta por los pasillos; el London's Theatre Royal de Londres es famoso por el "Hombre Gris", un personaje vestido con ropa del siglo XVIII visto por numerosos actores; el Teatro Bolshói de Moscú se dice habitado por un bailarín que murió trágicamente y el Teatro Victoria de Singapur tiene el fantasma de un soldado japonés que fue ejecutado en el lugar.

Para la ciencia no hay evidencia de estas existencias y atribuye fenómenos como ruidos o apariciones a causas mundanas, como corrientes de aire, fallas eléctricas, ilusiones ópticas o respuestas psicológicas al miedo.

Como sea, dos reflexiones antes de pasar al fantasma local. El popular dicho "No creo en las brujas, pero que las hay, las hay", y una reflexión de Jorge Luis Borges: "Creo que los muertos no están muertos del todo, sino que están en un estado de confusión, y que a veces pueden regresar".

El propio

“Una mujer está sentada sola en una casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean a la puerta”. Sola y su alma, Thomas Bailey Aldrich.

El teatro Municipal también tiene sus fantasmas. Ricardo Margo, ex secretario de Cultura municipal, señala que en las visitas que hacían al edificio las escuelas, se los impresionaba a los chicos con este tema, más que nada para sorprenderlos.

“Después hay historias dando vueltas, incluso la de un técnico que falleció mientras hacía trabajos en el lugar y que desde entonces sigue dando vueltas”.

El actual director del teatro, Gustavo Kamerbeek, explica que estas historias “siempre existen”, aunque él nunca escuchó ni vio nada raro.

“Hace unos meses había un músico estudiando en el teatro pero nadie sabía de su presencia. Cuando escucharon la música muchos pensaron que era fantasma. Es parte de la leyenda”, indica.

Una red, una madera

Lo cierto es que al menos a uno de los fantasmas en cuestión se le puede adjudicar nombre y apellido: Enrique Verdenelli, quien falleció trágicamente en la sala en 1935. 

El domingo 8 de septiembre de aquel año, la familia Verdenelli ocupó el palco Nº 10 para presenciar la que era la última función del circo Alemán.

Enrique ocupó una silla al frente, con buena vista del escenario y la sala.

El reloj marcaba las 20 cuando los hermanos Malobusch, trapecistas, realizaron su riesgoso y milimétrico salto mortal. Para esa prueba se desplegaba una gran red sobre las plateas. 

Fue en esa circunstancia que Claudia Malobusch se dejó caer sobre la red desde su hamaca, en el mismo momento en que Enrique se levantó de su silla y se paró cerca de la puerta de su palco. Fue un segundo fatal, una increíble coincidencia en tiempo y espacio. 

El golpe de la mujer en la red sacudió los tensores que la sostenían y un par de ellos arrancaron la madera en la que estaban anclados, una dura pieza ubicada sobre la puerta del palco 10. La madera se desprendió, empujada hacia la sala, y golpeó en su camino la cabeza de Enrique.

Si el joven hubiese estado sentado, este objeto hubiese pasado por encima de él y ni lo hubiese tocado. Pero dejó su silla un segundo antes. Inconsciente, fue trasladado al Sanatorio Moderno de Brown al 900, pero ya no había nada que hacer.

Con los años comenzó a mencionarse la existencia de ruidos, voces y movimientos en cercanías del palco 10. Alguien recordó entonces aquel accidente, esa trágica muerte.

Enrique es entonces uno de los sospechosos de deambular por el lugar, un alma que acaso añora ver la función inconclusa, que no se resigna a su desgracia. Puede ser uno de esos fantasmas. Seguramente no es el único. 

Lo dijo el personaje del film Sexto Sentido: “Ellos caminan alrededor como gente normal. No se ven entre sí. Ven lo que quieren ver. No saben que están muertos. Los veo en todo momento y en todo lugar”.