URDA, un rastro de amor: amistad, solidaridad y unión por los “michis”
Tres amigos rescatan gatos abandonados en la ciudad, los atienden, los cuidan y tratan de encontrarles un hogar adecuado. Hablaron de su proyecto, planes y cómo este desafío les cambió la vida.
URDA, un rastro de amor, es una agrupación formada por tres jóvenes bahienses, Juanse y Nadia, que son pareja hace casi cinco años, e Iván, que es el mejor amigo de ambos. Se encargan de rescatar a gatos abandonados de la calle, cuidarlos íntegramente y encontrarles un hogar adecuado.
Nadia Kronenberg tiene 25 años, es maquilladora y le gusta la fotografía. Ella se encarga del contenido digital y de manejar la comunidad. Sus gatos propios son: Toto, Lola, Pancha, Harrison y Luna, pero cuida a muchos más.
Juan Sebastián Cavallaro, también de 25 años, estudió gastronomía y ahora trabaja de conserje en un hotel alojamiento. Convive con Nadia, en un espacio donde tienen una especie de refugio, por lo que comparte su hogar con 24 gatos. Él maneja las relaciones públicas.
Iván Castaldi, de 25 años, es estudiante de licenciatura en comercialización y trabaja en la Cooperativa Obrera. Maneja la logística del proyecto y tiene sus propios gatos que son Alma, Miel y Grisin.
Su proyecto inició como un hobbie, cuando en la casa de Nadia se instaló una colonia de gatos y decidieron hacerse cargo.
“Nuestros vecinos no eran cuidadosos con sus gatos. Empezamos a tener un montón en el techo de nuestra casa”, dijo Nadia.
Explicaron que las colonias en Bahía Blanca se crean muy rápido: “Una sola hembra puede tener hasta 30 hijos en un año. Eso a la larga podría generar un problema mucho más grande.”
Luego de un año tomaron la decisión de crear su página de Instagram @urda.ar, para lograr más apoyo y visibilidad.
“Es difícil pero queremos seguir ayudando”, afirmaron.
Hoy en día ya consiguieron casi 20 mil seguidores y cuentan con el apoyo del Centro Médico Veterinario, que no les cobra la consulta.
Aclararon que ninguno de ellos tiene conocimiento veterinario, pero sí realizan capacitaciones con la doctora Poly Di Paolo, precisamente sobre el tema de la alimentación.
“La mayoría de los casos que llegan los tratamos con dietas. Porque es la manera más fácil de atacar el problema de raíz y lograr que recuperen su base vitamínica”, detallaron.
Para costear los gastos de la veterinaria, el alimento y las piedritas, entre otras cosas, comenzaron a fabricar y a vender productos.
Además de bolsos y neceser, también hacen alianzas con emprendimientos, logrando ofrecer algo más elaborado y de mayor valor.
Se aliaron con el emprendimiento de cerámica @miauceramica (en Instagram), que les destina aproximadamente 20 piezas únicas por mes, entre ellas mates y tazas.
“Con la venta de ese producto se potencia todo lo demás.”, dijo Nadia.
"Nos interesa centrarnos en los productos para en el futuro formar una marca que nos permita ayudar de forma masiva", contó Nadia respecto a los planes de URDA.
Asimismo mencionó como proyectos que les gustaría desarrollar, la obtención de móviles de castración y la creación de un Cat Café, (un café temático donde la atracción son los gatos y los clientes pueden interactuar con ellos luego de pagar una tarifa que suele ser por hora).
Otros de sus objetivos es llegar a abarcar más casos y animales, lo que sería realizable con la incorporación de otras personas al proyecto que puedan aportar desde sus posibilidades. Además desean que su página les genere ganancia mediante acuerdos con marcas de alimentos o pet shops.
Actualmente tienen el deseo de volverse una ONG y se encuentran en el proceso de reunir la información y los recursos necesarios para realizar el trámite.
Procedimiento de rescate
Al ingresar un nuevo gato en el hogar, primero lo aíslan unos días hasta poder llevarlo al veterinario, donde se consulta acerca de las necesidades de cada gato, además de descartar problemas o enfermedades.
“Lo peor que pueden tener es el sida felino, que no tiene cura y lo contagian a todos los gatos fácilmente. De vez en cuando tenemos problemas con pulgas o parásitos, eso es inevitable”, aclaró Nadia.
Tanto la veterinaria como los chicos se encargan de ver si los gatos necesitan más espacio o tal vez estar en compañía de otros.
En la actualidad, al estar al límite con 24 gatos, cuando rescatan nuevos se dedican a encontrarles un hogar inmediatamente.
Al momento de dar un gato en adopción, primero se realiza un formulario de manera formal, para así conocer el ambiente donde estaría, saber a qué alimentación se tiene acceso y las características del que podría ser su nuevo dueño.
Además, al entregar al gato se realiza un seguimiento para ver si se adapta. En caso de que no se adapte el gato puede volver hasta lograr conseguir un hogar que le sea cómodo.
La gente mayormente quiere gatos chiquitos, pero es muy difícil darlos solos, ya que muchas veces no logran amoldarse al nuevo ambiente.
“Tratamos de darlos en adopción de a parejas o a una casa donde ya haya otro gato”, contó Nadia.
Por otra parte, si se trata de adopción a un gato adulto, son más flexibles y algunos no necesitan de la compañía de otros.
Las dificultades para crecer y seguir adelante
Como todo en la vida, este proyecto tiene dificultades, ya que no hay descanso. El grupo no recibe ayuda del municipio y ellos muchas veces tuvieron que invertir su dinero.
“Nos vimos totalmente estancados. Plata que juntamos, plata que se nos va en los gatos y no podemos invertir en otro producto”, dijo Iván.
Nadia, por su parte, al comenzar con URDA perdió su trabajo ya que se vio muy afectada y conmovida por distintas situaciones que sufrían los gatos.
Otra dificultad que atraviesan es que están en contacto continuo con la muerte.
“Es difícil acostumbrarse. Nos enfrentamos muchas veces a la muerte, eso te genera un montón de cuestiones”, dijo Nadia y aclaró que es importante cuidar la salud mental.
Por otro lado, el hecho de no tener un refugio más grande les afecta, ya que no pueden seguir llevando gatos al hogar por el espacio.
Aunque reconocen que lo mejor sería reducir el límite de gatos, pero para eso necesitan contar con personas que hagan tránsito.
La conmovedora historia de Blacky
Uno de los casos que más los atravesó fue el de Blacky, quien tuvo un accidente (creen que fue un ataque de perro) y no podía caminar. Lo habían dejado en una plaza y ellos fueron a rescatarlo.
Aclararon que cuando lo encontraron decidieron “dejarlo todo”.
“Debíamos entrar al caso al 100%. Era llevarlo todas las semanas a fisioterapia, hacerle masajes, ayudarlo a caminar”, expresó la voluntaria.
Al arrastrarse se le generaban lastimaduras en la zona íntima, por lo que debían curarlo hasta tres veces por día.
Con la ayuda de una donante, pudieron comprarle un carrito andador, pero no resultó.
Finalmente Blacky murió por una infección provocada al no poder recuperar la movilidad. Hasta intentaron terapia neural, que en otros casos funcionó, pero esta vez no tuvo éxito.
Reflexionaron que es muy difícil sobrellevar estos casos, ya que se involucran mucho los sentimientos.
Enseñanzas y reflexiones del día a día
Pudieron contar que hay que tener mucha paciencia y empatía con los animales, ya que muchas veces necesitan tiempo para adaptarse o recuperarse. También agregaron que aprendieron a pedir ayuda, porque no siempre se puede realizar todo solo: “Nos escuchamos mucho más que antes, buscamos que los tres estemos conformes.”
Hicieron énfasis en la importancia de creer en los procesos, que todo lleva tiempo y no siempre se va a lograr rápido o fácil, por lo que no hay que rendirse.
“Termina siendo el fruto de la constancia y de no mirar para otro lado. Es lo primero que nos motiva a seguir avanzando. Ver avances nos impulsa a hacerle frente a todas las situaciones no tan buenas.” culminó Iván.
(Autores: Abril García, Julián Torres, Liam Rezer y Luciano Monsalve).