Bahía Blanca | Lunes, 20 de mayo

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Independizarse, cada vez más difícil: "Antes había más gente joven que trabajaba y alquilaba"

Dejar la casa de los padres es el objetivo de la mayoría de los jóvenes. Pero sostener económicamente ese cambio resulta un desafío demasiado complejo.

Fotos: Pablo Presti - La Nueva.

Buscar privacidad, independizarse económicamente o simplemente el hecho de madurar: las razones que motivan a los jóvenes adultos a buscar una vivienda por primera vez son diversas. Sin embargo, lo que todos tienen en común es la ardua tarea de hallar un lugar acorde a sus necesidades y capacidad económica, con lo que eso conlleva en el actual contexto de inflación.

“El mercado inmobiliario en Bahía Blanca está complicado porque la oferta no es demasiado grande y siempre hay algún factor que hace que no me guste o que termine dejando para más adelante la búsqueda”, evaluó Francisco, de 23 años, quien hace unos meses emprendió el proceso, sin prisa, para encontrar un alquiler.

Victoria, de 26, quiere un lugar para vivir con su novio, que tiene su misma edad, y “hace más o menos dos meses que estamos buscando activamente”, contó.

Afirmó que no tiene muchas exigencias, solo que acepten mascotas y “que el lugar no se venga abajo, básicamente. Lamentablemente en el mercado hay muchos en mal estado”. 

Para ella, gran cantidad de los departamentos que están en alquiler en Bahía tienen precios “elevados en relación a cómo está el lugar, porque hay departamentos que son muy viejos que no están mantenidos o que no tienen todos los servicios”. 

Los valores varían según la zona y las condiciones del inmueble, tales como la antigüedad, el tamaño y facilidades que ofrece. Desde la inmobiliaria Bochile dijeron a La Nueva. que los barrios más buscados por jóvenes en nuestra ciudad son Universitario y Macrocentro Norte.

En eso coincidieron desde G&R Servicios Inmobiliarios: “Todo lo que es cercano a avenida Alem, 19 de Mayo, Caronti, Casanova y todas las cortadas... mientras más cercano a Alem, más demanda”, aseguró Gina Sinigaglia, una de las dueñas de la inmobiliaria.

En nuestra ciudad, un departamento monoambiente puede encontrarse a partir de $ 60.000 o $ 70.000 al mes. Un dos ambientes, con un dormitorio, parte de $ 80.000 y promedia los $ 110 mil en esas áreas. 

Victoria, que trabaja en atención al público, compartirá el alquiler con su pareja, empleado en una metalúrgica. Buscan pagar entre $ 70.000 y $ 90.000 en barrios Noroeste, Universitario o macrocentro, aunque la zona no es su principal requerimiento. “En general los valores me parecen elevados. Muchas veces es por la ubicación, pero la ubicación no te da la comodidad del hogar”, expresó.

Los alquileres compartidos concentran la demanda principal en personas jóvenes en Bahía, sin tener en cuenta los chicos de la región que se mudan a la ciudad para estudiar, coincidieron desde las inmobiliarias consultadas. Es decir, aquellos jóvenes que se independizan y dividen los gastos con su pareja, como es el caso de Victoria. 

“En la mayoría de los casos solo uno tiene un ingreso comprobable y el otro tiene un ingreso en negro o muy reciente. Eso antes no pasaba”, dijo Sinigaglia, quien destacó que la demanda se modificó en los últimos años en el marco de la creciente inflación.

“Entre el público de gente de Bahía que trabaja en sus 20, la demanda es muy baja. Hay una diferencia notable con años anteriores, antes había más gente joven que trabajaba y alquilaba”, agregó la agente inmobiliaria. 

Francisco, que está haciendo una pasantía en una empresa del Polo Petroquímico, no evalúa compartir el alquiler. “La idea es vivir solo en una primera instancia”, dijo. 

“Lo que torna más complicada la transacción es el hecho de que la firma sea por tres años y que el aumento sea anual. Eso lo hace más difícil porque uno tiene que proyectar obligatoriamente a largo plazo, en lugar de proyectar a corto o mediano plazo”, agregó. 

En ese marco, el joven que está en la recta final de una licenciatura, dijo que quiere asegurarse un trabajo estable antes de dar el paso definitivo de alquilar. “Me gustaría que el trabajo me dé la posibilidad de subsistir y de ir manteniendo el nivel de vida que conlleva el hecho de estar alquilando y vivir solo. De lo contrario será complicado proyectar, algo que uno intenta hacer sobre todo a esta edad”.

La búsqueda casi siempre comienza por internet, tanto a través de páginas web como de redes sociales de inmobiliarias o incluso la herramienta de Facebook Marketplace. También, los tradicionales avisos clasificados. Luego, se recorre una selección de sitios posibles y finalmente se firma un contrato con la inmobiliaria o directamente con el dueño del inmueble, modalidad que se volvió cada vez más usual a partir de la Ley de Alquileres que obliga a sellar acuerdos por tres años. 

“Estuve aproximadamente dos meses a pleno buscando todos los días y fui a ver tres departamentos hasta que encontré este”, contó Nahuel, de 22 años, que se mudó a un departamento en mayo pasado. “Estoy alquilando por dueño directo, es un amigo de mi viejo, y no es por contrato, es un acuerdo de palabra”, afirmó el joven que es empleado en una empresa transportadora de gas. 

Nahuel paga $ 65.000 al mes por el alquiler y $ 3.500 de expensas por un departamento de dos ambientes ubicado en el centro sudeste, un monto bastante más bajo que el promedio en Bahía. Según dijo, se siente afortunado de haber encontrado su hogar sin intermediarios. “Tuve la suerte de que sea dueño directo, porque los valores están muy caros”, remarcó.

Victoria y su novio van por ese mismo camino. “Preferimos alquilar por dueño directo porque consideramos que es una locura que tengas que pagar un mes de alquiler, más dos meses para el depósito y capaz que ni siquiera te mostraron la propiedad”, expresó. 

Los requisitos para firmar un contrato inmobiliario son varios y, muchas veces, complicados de alcanzar para un joven que busca la independencia. Para empezar, es usual que se soliciten dos garantes; junto al inquilino, todos deben presentar ingresos que dupliquen el valor del alquiler. Además deben tener, como mínimo, un año de antigüedad laboral. Se trata de condiciones que buscan ofrecer garantías a los propietarios de los inmuebles.

También suele solicitarse un depósito en efectivo, generalmente por el precio de un mes de alquiler, que luego es devuelto al momento de finalizar el contrato a valores actualizados. Otra opción que ofrecen las inmobiliarias es firmar documentos de pagaré. 

Entre los gastos, también hay que certificar la firma del o los inquilinos en una escribanía; hacer ese trámite en nuestra ciudad ronda los $ 3.000.

Además, el inquilino y propietario del inmueble deben abonar, mitad y mitad, un sellado de Arba por el 1,2 % del contrato de alquiler. Para un departamento de $ 100.000 al mes y con contrato a 36 meses, el valor será de $ 43.200.

Por último están los honorarios de la inmobiliaria, que son el 4 % sobre el valor del contrato. En ese caso, para el mismo departamento de $ 100.000 al mes, el agente inmobiliario se llevaría $ 144.000 en un contrato a 36 meses.

A pesar de todo, el impulso por la autonomía siempre está.

"Me motiva la necesidad de encontrarme conmigo mismo desde otros lugares. Además, la sensación de sentirme grande y por momentos incompatible con las personas con las que convivo todos los días. Si bien la relación con mi familia está intacta, la privacidad se necesita para sentirse más libre", afirmó Francisco.

"Ya tenemos 26 años y por ahí queremos estar en otro lugar que no sea la casa de nuestros viejos", reconoció Victoria.