Bahía Blanca | Miércoles, 15 de mayo

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Gabriel Rabinovich, el científico argentino que revoluciona las terapias contra el cáncer

Investigador del Conicet y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, hizo 320 publicaciones y fundó una empresa que ayuda pacientes oncológicos.

Sentía que “era un desastre para la ciencia".

Después de tres décadas de apostar a hacer ciencia en la Argentina, ser investigador superior del Conicet y profesor en la Universidad de Buenos Aires, formar equipo -que funciona como una gran familia-, publicar 320 papers científicos, ganar múltiples premios nacionales e internacionales, ser miembro de las academias de ciencias de los Estados Unidos y Europa, Gabriel Rabinovich ayer fundó la primera empresa de base tecnológica en el país que se dedicará a hacer que la ciencia de los azúcares aporte productos concretos para pacientes con cáncer, esclerosis múltiple y enfermedades vasculares.

Se recibió con diploma de honor en la Universidad Nacional de Córdoba, y se fue a hacer un curso en Israel. Al volver consiguió una posición como docente y se puso a investigar la interacción entre el funcionamiento del cerebro y el sistema de defensas, el sistema inmune. Pero los experimentos no le daban como esperaba. Se sentía frustrado, y hasta llegó a pensar que era “un desastre para la ciencia”. Estuvo a punto de abandonarla, y entró en una crisis que le duró un año.

Hasta que un día de 1993, el bioquímico recordó a los tubitos que conservaba en el congelador familiar y se puso a estudiar lo que había allí. Tres meses después, Rabinovich estaba sentado frente al microscopio en su laboratorio en Córdoba, y pudo reconocer una estructura singular en células importantes de la respuesta del sistema inmune, llamadas macrófagos. Los anticuerpos de los conejos habían reconocido algo extraño allí.

Se trataba de una proteína a la que le “gusta” lo dulce. Se une con azúcares beta-galactósidos. Si bien ya se había identificado en otras especies, fue la primera vez que se detectó a esa proteína, llamada galectina -1, en el sistema inmune de un organismo complejo. El hallazgo de Rabinovich fue el tema principal de su tesis para obtener el doctorado.

Ese descubrimiento le abrió la puerta a un nuevo mundo. Ahora se sabe, gracias a las investigaciones que lideró (y que otros colegas del mundo corroboraron) que galectina-1 puede ser la llave tanto para el desarrollo de biomarcadores que sirvan para decidir tratamientos más personalizados como para terapias con anticuerpos que hagan que el sistema inmune ataque a los tumores.

O por el contrario también se podrían desarrollar terapias que controlen el sistema inmune en casos de enfermedades autoinmunes. Rabinovich y sus colaboradores ya hicieron ensayos preclínicos que lo demuestran.

El próximo paso será hacer investigación traslacional para evaluar la seguridad y la eficacia de los productos en ensayos clínicos y para eso será fundamental el rol de la nueva empresa, Galtec.

Es decir, Rabinovich fue desde la investigación básica en el laboratorio hasta abrir una empresa en el mismo instituto en el que trabajaba el Premio Nobel de Medicina argentino, Bernardo Houssay.

Al acto de lanzamiento de la empresa asistieron desde el actual Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, su antecesor, Lino Barañao, científicos de diferentes disciplinas como Galo Soler Illia, Marina Simian, Daniel Gómez, y Hugo Menzella, y profesionales que hacen investigación clínica. También estuvo presente el titular de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, Fernando Peirano.

“En nuestro recorrido, hubo avances que marcaron hitos. Desde que identificamos a galectina -1 hasta ahora han pasado 30 años de ciencia puramente argentina”, contó Rabinovich, quien también hoy es profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Tuvo muchas ofertas para irse a trabajar en países desarrollados, pero hasta ahora eligió Argentina.

Uno de los hitos de su equipo fue el descubrimiento de que la administración de la proteína a ratones con artritis podía revertir síntomas de la enfermedad. Lo reportaron en la revista Journal of Experimental Medicine en 1999. Eliminaron linfocitos T activados y observaron cómo los ratones volvían a caminar.

En 2004, junto con Natalia Rubinstein y otros colaboradores, Rabinovich encontró un mecanismo que permite que los tumores eviten el ataque del sistema inmune. A través de un trabajo con ratones, demostraron que la galectina-1 desempeña un papel fundamental para promover escape a las células tumorales. En un paper en Cancer Cell postularon que el bloqueo de la proteína podía permitir y potenciar respuestas inmunitarias eficaces contra células tumorales.

Diez años más tarde, en la revista Cell publicó el trabajo por el cual se probó en modelos experimentales que la galectina-1 no solo ayuda a escapar a distintos tipos de cánceres de la respuesta inmune sino que también favorece la creación de vasos sanguíneos, un proceso conocido como angiogénesis. Eso permite que los tumores obtengan oxígeno y nutrientes para crecer y hacer metástasis en otras partes del organismo.

Desde ese momento, Rabinovich y su equipo -con Marta Toscano, Diego Croci, Mariana Salatino, y otros- empezó a evaluar un anticuerpo monoclonal contra la galectina -1. Probaron que el anticuerpo lograba contrarrestar la resistencia al bloqueo del factor de crecimiento endotelial vascular y reducir el crecimiento tumoral. Esos resultados fueron construyendo conocimientos que llevaron a un potencial tratamiento: “Sería un combo de 2 por 1″, comparó en diálogo con Infobae.

Es decir, cuentan hoy con un anticuerpo que podría actuar contra la creación de los vasos sanguíneos de los tumores y modular al sistema inmune para que pueda eliminar a las células tumorales y evitar que se dispersen. Si bien ya se indican inmunoterapias y medicamentos contra los vasos sanguíneos a los pacientes, el potencial tratamiento produciría ambos efectos a la vez si se confirma en ensayos clínicos con voluntarios en el futuro.

Pero eso no es todo. En la nueva empresa Galtec -que puede ser también considerada una “startup”- están pensando también en productos para esclerosis múltiple y enfermedades vasculares.

Rabinovich reó una empresa dentro del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME) del Conicet, con apoyo público y privado. Creó GALTEC junto con colegas del Conicet y profesionales de distintas disciplinas.

Explicó en su discurso de apertura de Galtec por qué lo hizo: “Porque queremos acompañar nuestras tecnologías, nuestros productos y cuidarlos para que maduren, para darles valor, asegurarnos que lleguen a quienes más lo necesitan, a los pacientes, que no se pierdan en el camino, que lleguen a la gente, absolutamente a todos, a cada rincón de la Argentina, de Latinoamérica y del mundo”. (Infobae)