Bahía Blanca | Lunes, 06 de mayo

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Inflación, Fondo Monetario y después, ¿que nos espera para los próximos meses?

Los movimientos cambiarios y el forzado recorte del gasto para llegar a la meta de déficit serán la mayor amenaza para la economía post electoral. 

Francisco Rinaldi

frinaldi@lanueva.com

A última hora de hoy, no sólo se conocerá quienes están en carrera para acceder al Ejecutivo en diciembre, sino que también se tendrá mayor precisión acerca de como se encararán los graves problemas económicos que nos atraviesan. 
Pero aunque se gane en exactitud, la cantidad de preguntas seguirá superando a las respuestas, apenas una muestra del complejo panorama que hoy vive nuestro país. 
Por este motivo, La Nueva. invitó a tres economistas bahienses para tratar de dar algo más de luz a lo que puede venir a partir de mañana, a sólo 24 horas de que los mercados muestren su pulgar con respecto al más votado de la jornada. 
Los tramos salientes, a continuación. 
 

Inflación
El aumento en el valor del dólar informal de las últimas semanas fue del orden del 15%, de manera que despidió la previa de las elecciones clavado en la zona de los 606 pesos el pasado viernes. 
En tanto, el oficial aumentó el 5,3% en igual lapso (N de R: del 13 de junio al 10 del corriente, el peso perdió un 13% de su valor en el mercado oficial de cambios) al tiempo que el  MEP hizo lo propio, con un alza del 10%. 
“Indudablemente estos aumentos impactan en los precios de la economía en general, posiblemente entre el 10% y 15%”, explica Gonzalo Semilla, economista jefe del CREEBBA.
Para su colega Mauro Trellini, asesor privado y columnista La Brújula 24 Radio, las medias tomadas con respecto al tipo de cambio oficial no dan motivos para pensar que la inflación va a ser menor en los meses venideros. 
“Incluso, puede irse hasta el 8% en septiembre. De hecho, me parece que lo mejor que nos puede pasar es que se quede en el orden del 6 al 7%, cosa que dudo”, advierte. 
Para el mes de agosto, desde el CREEBBA se espera un rebote en la inflación. 
Así, se va a revertir la tendencia de tres meses de desaceleración del índice inflacionario, siendo los rubros de mayor acción el capítulo Alimentos y Bebidas, con aumentos en los precios de la carne, que venia estable. 
"También se esperan alzas en la categoría regulados, que viene traccionando con fuerza en el índice general como consecuencia de las actualizaciones en las tarifas (combustible, prepagas, colegios privados, medicamentos, alquileres, servicios como gas y electricidad)", señala Semilla.
 

¿Se llega con el FMI? 
Ominepresente en nuestra historia, la Argentina tiene el “privilegio” de ser uno de los países del mundo que mayor parte de su vida económica pasó bajo acuerdos con el FMI. 
Por lo tanto, huelga decir que mucho de lo que ocurra en las relaciones con este organismo, nos guste o no,  afectará  a nuestro día a día. 
Y, precisamente, el FMI y el Gobierno acordaron una meta de déficit fiscal primario (diferencia entre los ingresos y gastos públicos) del 1,9% del Producto Bruto Interno (PBI), es decir, en relación a todo lo que produce nuestra economía. 
“Cumplir con la meta requiere que en la segunda mitad de 2023 se logre reducir el déficit primario en alrededor de un punto del Producto y eso resulta poco factible”, explica la economista Cintia Martínez, profesora de la UNS.
Señala también que  “generalmente, en el segundo semestre del año el resultado fiscal tiende a empeorar y esta circunstancia se agrava al tratarse de un año en el que se elige un nuevo gobierno”. 
“Si el resultado de las PASO es desfavorable para el gobierno actual es posible que, para tratar de captar mayor cantidad de adhesiones, se incremente el gasto, sobre todo teniendo en cuenta que si la estrategia no resulta exitosa será otro partido el que afronte las consecuencias de la irresponsabilidad fiscal”, explica Martínez, también coordinadora de ECOData, una iniciativa del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur, dependiente de Conicet. 

El déficit primario actual -cercano a los 3 puntos del Producto- es consecuencia de una reducción de los ingresos totales del 10% en comparación con el mismo período del año anterior y una caída en el gasto primario que fue cercana al 6%, pero que se acorta hasta el 4% cuando se consideran los pagos por intereses de la deuda pública (+25% en doce meses). 
“Los gastos públicos caen, pero los ingresos lo hacen en una magnitud superior lo que explica la dinámica creciente del déficit fiscal”, advierte Martínez. 
Las partidas de gasto con mayores ajustes son los gastos públicos corrientes, que representan más del 90% del gasto primario. 
“Dentro de este rubro, las principales reducciones se registran en las transferencias vinculadas con la seguridad social y la salud, con los subsidios a la energía y transporte y con los gastos directos vinculados con las jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares”, destaca. 
Teniendo en cuenta que, en conjunto, estas partidas representan la mayor proporción de los gastos corrientes el impacto es de gran magnitud. 
“Frente a un escenario en el que es necesaria la reducción del déficit, y en un contexto electoral y altamente inflacionario como el actual, la estrategia de ajuste menos visible suele ser dejar de actualizar los montos de los gastos de transferencia y los subsidios”, señala Martínez.  
Pero más allá de las exigencias del FMI, para Trellini, la génesis del problema nacional es bastante más profunda. 
"Yo creo que el problema crónico de la política económica argentina es que tiene demasiado de política y poco de economía", afirma categórico. 
Y agrega: " eso a ha llevado a vivir situaciones como tener que volver a renegociar acuerdos por una cuestión financiera, lo que obliga al orden macroeconómico, el que se perdió, precisamente, por la notoria ausecia de política económica a lo largo de las últimas décadas". 
De ambos lados
Nos guste o no, forzado por las circunstancias o  motu proprio, el ajuste ya está entre nosotros. 
Y promete ser mayor, a juzgar por lo arreglado con el FMI. 
Una pregunta es cuanto margen hay para ajustar por el lado de los ingresos, subiendo la recaudación. 
Más precisamente, cuanto se puede revisar de las exenciones fiscales que algunos actores privados reciben, los que representan no menos del 2,5% del PBI (1,35 por IVA y el resto, por el impuesto a las Ganancias). 
"Los tratamientos diferenciales a veces responden a estrategias de Política Èconómica, como es en el caso del IVA (que pueden ser efectivas o no) y otras veces responden a la acción de grupos de interés que logran tratamientos favorables para su sector o región, por lo que no suelen ser sencillos de remover", destaca Martínez, para finalizar.