Bahía Blanca | Sabado, 05 de julio

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La mamá de Guadalupe la nena que desapareció: “Hay llamados y denuncias, pero nada certero”

Cómo era, qué le gustaba, qué soñaba, a qué jugaba... El testimonio y el desconsuelo de Yamila, una madre que no cesa en la búsqueda de su hija, que desapareció en San Luis el 14 de junio de 2021.

Guadalupe desapareció misteriosamente en San Luis y su madre nada sabe en concreto desde junio de 2021.

Más de dos años sin conocer el paradero de Guadalupe Belén Lucero Cialone, la niña de 5 años que desapareció el 14 de junio de 2021 de la vereda de la casa de su tía, mientras festejaba un cumpleaños con sus primas en el barrio 544 Viviendas, de San Luis capital.

Durante este tiempo se manejaron diferentes hipótesis sobre lo que pudo haberle sucedido, pero ninguna de las pistas que se investigaron llevó hasta su paradero. Se dice que no se actuó con celeridad. 

“Hay llamados y denuncias pero nada certero. Estamos igual. No hay nada. Alguien, una persona cruel se la llevó. Las hipótesis de trata dejaron de tener relevancia. No sabemos nada de ella”.

El testimonio exclusivo pertenece a Yamila Cialone, la mamá de la niña, quien no se resigna ni baja los brazos a pesar de no tener ningún dato del paradero de la menor.

“Tengo dos niños más, Benjamín, de 11, quien era un gran compañero de su hermana, y Martiniano, de 10 meses, a quien Guadalupe no conoce. Me aferro a ellos para seguir día a día, y pensar que la voy a volver a ver”, mencionó en el programa “Gente de Palabra”, de LaNueva Play.

El dolor de su familia, la búsqueda contínua de Missing Children, las marchas pidiendo su aparición con vida y la exigencia hacia el  Estado para que se haga responsable, son algunos de los matices de esta historia en la que nadie quisiera ser protagonista. Y en el medio, la ausencia, la incertidumbre y el miedo. Pero también la esperanza. Esa que nos hace creer que, a veces, los finales felices existen.

“Má, hoy me gusta otro color”

“¿Cómo es Guada? ¿O cómo era Guada? Es difícil decir era pero bueno, la realidad es que hoy en día ella tiene 7 años, y yo la tuve hasta los 5 nomás. Antes de que nos pase todo esto, con su carácter fuerte y también con su sonrisa todo el tiempo. Muy coqueta, le gustaba pintarse, mirarse al espejo y escoger su ropa. ¡Se cambiaba de ropa varias veces en el día!”.

“Ella solía poner las reglas a la hora de jugar, y recuerdo que se enojaba cuando algo no se hacía a su manera”, admite. 

“Su día a día era levantarse, desayunar su leche, porque no le agradaba el mate cocido o el té. Ella prefería leche. Miraban los dibujitos con el hermano, si venían sus amigos a buscarlos se iban a jugar afuera, o se quedaban adentro, depende... A ella le encantaba dibujar, tenía mucha imaginación”. 

“Me acuerdo que divertía mucho con sus juguetes en la pieza y hablaba con ellos. También bailaba. Le gustaba que pusiera música y se ponía a bailar y se inventaba sus propios pasos. Se disfrazaba o se arreglaba con mis zapatos, sombreros, la cartera y ella era feliz...”, explica.

“Nuestra rutina era levantarnos temprano, a las 5.30. Desayunábamos y salíamos a tomarnos el cole de las 6.40, para llegar a las 7.45 al colegio”. 

“Al salir de clases, nos quedábamos en la casa de mis padres y almorzábamos allí. A la tarde ella dormía la siesta con mi mamá, mientras yo llevaba a Benjamín al club. Regresábamos de entrenar y nos tomábamos el colectivo para volver a casa. Llegábamos a eso de las diez de la noche. Se bañaban y comíamos algo y nos acostábamos los tres juntos en mí habitación, Benja, Guada y yo. Y así era nuestra rutina...”, recuerda.

“Guada estaba en sala de 5. Pudo hacer casi la mitad del año, estábamos volviendo a las clases presenciales y hacía una semana presencial y otra virtual. Era el último año de nivel inicial y eso llevó a que se organizara la ropa de egresados, que nunca usó. Cuando tuve que ir a buscar su ropa fue difícil, porque no sabía si algún día la iba a usar. Y ahí quedó. Sin estrenar”.

“Su color favorito estaba entre el amarillo y el naranja. Había días en que le gustaba uno, pero luego no se decidía. A veces pintaba dibujos y decía ‘má, ahora este es mi color favorito’. Y así iba cambiando”, dice Yamila.

“Otro detalle de ella es que tenía una maña al dormir, se dormía acariciándome la cara con sus manos. Fue difícil seguir y aprender a vivir sin eso”.

Hipótesis

La principal teoría apunta a una sustracción, a que alguien se la llevó, la robó con motivos todavía desconocidos. La idea de que fue víctima de una red de trata de personas está por lo pronto descartada. Tampoco se sospecha que haya sufrido un accidente.

De acuerdo a lo contado por una adolescente, testimonio que figura en el expediente, Guadalupe fue vista en el lugar con una mujer vestida de negro, cubierta con capucha. 

Además, un perro detectó el supuesto último rastro de la niña. Fue cuando a los dos meses de su desaparición, un perro detectó el olor de la nena en una ruta camino a Mendoza. 

El animal habría seguido el rastro de la niña en el medio de la calle, frente a la casa de la tía de Guadalupe, donde había estado jugando con sus primos antes de desaparecer y culminó a la vera de la Ruta 7. En ese lugar, el “rastreador” perdió el olor.

Con los nuevos datos surgidos tras la intervención de la Brigada canina, los investigadores comenzaron a creer que Guadalupe fue subida a un vehículo después de cruzar por el descampado continuo a la zona cero, aunque esto es algo que todavía no se pudo confirmar.

El caso figura como uno de los más resonantes de la historia policial, y adjunta 100 testimonios y más de 150 cuerpos en el expediente.

“Ninguno de los datos que se investigaron llevaron a mi hija. La realidad que se actuó tarde y mal. Y esta es la consecuencia, no se sabe nada”.

“Al principio, nosotros llamábamos todos los días a fiscalía, o íbamos hasta allá, pero pasa el tiempo y es siempre la misma respuesta, que no hay novedades. Entonces vamos cada tanto porque uno piensa: me van a decir lo mismo. Es muy difícil vivir así”, contó Yamila.

“Hace poco, luego de luchar mucho, logramos que se difunda la foto actualizada de Guadalupe, en donde se ve el lunar en la mejilla izquierda, que la caracteriza. Aunque parezca mentira, ese simple cambio en las fotos que circulaban en San Luis, nos contó un montón”.

Reconstrucción forense

La reconstrucción forense de la desaparición, que se realizó recién a mediados de 2022, un año después del hecho, sostuvo que Guadalupe desapareció entre las 19 y las 19.05 del 14 de junio, 27 a 22 minutos antes del llamado al 911 que alertó que Guadalupe ya no estaba. 

Poco antes, en abril de 2022, se rastrillaron 600 mil metros cuadrados de territorio entre el barrio 544 Viviendas y la autopista Serranías Puntanas. 

Allí se encontraron huesos. Algunos resultaron ser de animales. De otros no se pudo determinar su origen, debido a la exposición al calor, su carbonización y calcinación.

Recompensa

El Ministerio de Seguridad de la Nación ofrece una recompensa de 5 millones de pesos para quien entregue información que lleve a encontrarla. 

La imagen de Guadalupe fue mejorada a pedido de los padres de la menor, para mostrar un lunar de gran tamaño en su mejilla izquierda, una característica muy particular de Guadalupe.

Missing Children, una búsqueda incansable

“Pedimos que nos presten sus ojos, porque necesitamos que la gente se detenga un minuto a mirar los rostros de los niños para poder reconocerlos y brindar información. Hubo un caso, por ejemplo, en el que luego de años de búsqueda, gracias a un cartel con la carita de un niño desaparecido, un almacenero logró identificarlo en un pueblo del interior del país, a miles de kilómetros de su lugar de origen”, contó Ana Rosa Llobet, presidenta de Missing Children Argentina. Llobet también indicó que es de suma importancia realizar la denuncia cuanto antes, para optimizar los resultados.

15.138 niños fueron encontrados por Missing Children, desde el año 2000 hasta el momento.

650 denuncias fueron registradas este año, alrededor de 4 por día, de niños y adolescentes desaparecidos.

87 niños, algunos ya adolescentes, aún siguen desaparecidos.

Entre 13 y 17 años, es la edad de la mayoría de los niños desaparecidos, según las denuncias realizadas.

800 niños se pierden por año en Argentina, de esa cantidad, alrededor de un 10% no aparece.

Datos de contacto de Missing Children

Para denuncias, datos de niños perdidos o información general: [email protected]

Teléfono: 0800 333 5500. Whatsapp (solo mensajes): 11 4157 3101

Facebook: MissingChildrenArg.

Twitter: @missingcharg.

Instagram: missingchildrenArg