Bahía Blanca | Sabado, 18 de mayo

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¿Qué pasa con los dólares que están depositados en los bancos?

Amén de la crisis, no hay peligro de otro corralito.

“Tengo dólares en el banco ¿los saco?”, es la pregunta que se repite día tras día, en la previa de un nuevo proceso electoral.

Detrás de esa pregunta arrecian fantasmas pasados que vuelven, propios de un país donde el no cumplimiento de los contratos es la norma y no la excepción.

Pero sin embargo, el examen de los datos y la mayoría de los economistas coinciden en que no hay que correr desesperados al banco a sacar los dólares por dos motivos: primero, y quizá el más importantes, por la inseguridad que acarrea tenerlos abajo del colchón y segundo, porque el riesgo de un corralito o un corralón es mínimo. Tanto, que no se justifica acudir a remedios extremos.

Hagamos números: de acuerdo con el BCRA, hoy hay 15.440 millones de dólares del sector privado depositados en los bancos.

Si la génesis del corralito fue el hecho de que, allá por los 90`s, los dólares se prestaban a otros agentes económicos a plazos mucho más amplios con relación al tiempo en que estaban inmovilizados, y, para peor, se hacían, indistintamente, en dólares o en pesos (recordemos que, con el 1 a 1, un peso era igual a un dólar), bien podemos preguntarnos adonde están prestados hoy.

“Los bancos hoy tienen muchas restricciones sobre depósitos en dólares y no se pueden prestar a quienes tengan ingresos en pesos, para evitar el descalce de monedas que ocurrió en 2001. De hecho, sólo se permite otorgar créditos en dólares a las empresas que exportan, es decir, con capacidad para generar ingresos en esa moneda, lo que minimiza ese riesgo”, explica el doctor en Economía Fernando Lago, docente de Moneda, Crédito y Bancos en la UNS.

Además, son apenas 3.440 millones de dólares, los que bien podrían ser afrontados con liquidez bancaria propia: las entidades poseen 4.400 millones de dólares “físicos” en sus sucursales, aporta su colega Amilcar Collante, economista y colaborador de Maximiliano Montenegro en “Plan M”.

El resto (la diferencia entre créditos y préstamos en dólares, que es de unos U$S 11.500 millones) están como “encajes” en una cuenta corriente en poder del BCRA.

“Esos encajes se contabilizan como parte de las reservas, pero no las disponibles. No veo mayor riesgo y no me parece hoy nadie quiera agarrar ese dinero, porque el efecto sobre la seguridad jurídica sería lapidario sobre cualquier gobierno que se atreva a haverlo”, detalló Lago.

Para el economista local, el riesgo está en los depósitos, pero en pesos.

“Una parte sustancial de los depósitos en moneda local son Letras de Liquidez y Pases Pasivos (N de R: dos instrumentos para sacar pesos excedentes de la economía, los que pagan un interés a los bancos a cambio de suscribirlos) y el BCRA tiene que emitir más pesos para poder pagar esos intereses. Una situación como esta dio lugar al Plan Bonex, en la previa de la Convertibilidad, de modo que en algún momento se deberá tomar alguna decisión”.

Pero si tampoco la administración entrante contara con suficiente capital político para lanzar un revival del Bonex, los riesgos no se disipan, ya que el costo a pagar será un mayor combustible inflacionario.

Así, se genera una fuerte inercia que dificulta la lucha contra la inflación. Traducido: erradicar el principal desvelo de los argentinos va a ser más difícil, una mala noticia en un país donde los salarios y las jubilaciones perdieron contra los precios.