Bahía Blanca | Jueves, 24 de julio

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Reinserción social: un problema que no es solo de presos

El "estigma" de la cárcel a la hora de la reinclusión. El presidente del Patronato de Liberados provincial, Aníbal Hnatiuk, analizó el tema. Creció la cifra de estudiantes intramuros en el nivel superior.

La formación laboral en las cárceles es clave para la posterior reinserción de los liberados.

La mala reputación que genera haber estado preso y los escasos recursos económicos son los principales obstáculos que la mayoría de los internos en las cárceles bonaerenses enfrenta al intentar reinsertarse en la sociedad, después de recuperar la libertad.

En varias empresas los empleadores exigen la presentación del certificado de antecedentes penales antes de contratar a un empleado, lo que provoca que muchos liberados ni siquiera se postulen para esos puestos de trabajo.

Otra dificultad para los excarcelados se relaciona con que gran parte de ellos ya tenía problemas para conseguir trabajo antes de quedar privados de la libertad.

Aproximadamente el 90% de las personas que ingresan en un penal no completó los estudios secundarios, otra traba para acceder al mercado laboral si el demandante solicita ese requisito.

Antes de quedar tras las rejas, sólo el 15% de la población carcelaria provincial tenía un trabajo estable, otro 40% estaba desocupado y alrededor del 45% restante registraba subocupación.

Son datos que analizó Aníbal Hnatiuk, presidente del Patronato de Liberados de la provincia de Buenos Aires, que se ocupa de quienes por disposición judicial están bajo asistencia, tratamiento y control del organismo.

El funcionario público calificó como "compleja" la situación de los presos que recuperan la libertad en la provincia de Buenos Aires, y la vinculó también con la saturación del sistema penal.

"Egresan de cárceles y comisarías con superpoblación y hacinamiento, por eso en algunos casos no cumplen sus penas en las mejores condiciones", señaló el vocero.

Estas falencias se registran en el territorio bonaerense y en el resto de Latinoamérica, pese a que las condiciones de detención en Argentina -consideró- son mejores que en otros países de la región.

 


"Muchas veces el problema está antes del encierro y en algunas ocasiones las dificultades económicas derivan en el delito. Cuando sale de la cárcel, la situación empeoró porque su familia se empobreció mientras la persona estuvo detenida, por la falta del sostén económico familiar", explicó Hnatiuk.

"Está probado que tener un trabajo luego de quedar libre, o cualquier otro tipo de integración social, genera menos probabilidad de reincidir en el delito", aseguró el funcionario.

Las complicaciones para la reinserción de liberados afecta aproximadamente al 70% de la población carcelaria del Servicio Penitenciario Bonaerense, que en general -sostuvo- cometió delitos contra la propiedad o venta de droga en la modalidad narcomenudeo.

"Pero hay otros delitos más graves, como violencia de género y algún tipo de homicidio, que no están ligados al problema de reinserción y no representan una cifra menor. La violencia de género abarca un porcentaje cada vez mayor de los presos bonaerenses y del país en general", detalló el magíster en Derechos Humanos.

Estos ilícitos se caracterizan por ser consumados por delincuentes de "clases sociales más diversas", de acuerdo con Hnatiuk.

Mercado informal

En muchos casos las personas que salen libres comienzan a trabajar en el mercado "informal".

"Son captadas por mercados laborales que no generan tantas estadísticas porque en general son trabajos en negro, por la dificultad de obtener empleos formales por sus antecedentes penales", reflexionó la fuente consultada.

Agregó que alguien que estuvo preso y recuperó la libertad, no es más inconstante en su empleo que quien nunca permaneció en contexto de encierro.

"No respetan más o menos las normas porque hayan estado detenidos. Hice esta consulta en empresas donde impulsamos la contratación de liberados y me respondieron que ocurre lo mismo que con cualquier persona, haya estado presa o no", aclaró el profesional.

"Los empleadores tienen el mismo problema generado a raíz de cierta inconstancia por parte de jóvenes sin experiencia laboral, independientemente de si estuvieron presos o no", añadió.

"La mayoría de los liberados sigue teniendo la misma relación con el trabajo que antes de ir a la cárcel. Consiguen su primer trabajo después de mucho tiempo o hay adultos que nunca tuvieron un trabajo formal, estable y con obra social".

Antes y después

Pocos reclusos -dijo- egresan de una prisión en mejores condiciones que cuando ingresaron, pero aquellos que acceden a un mayor nivel educativo intramuros tienen más posibilidades de progresar en el medio libre.

"La cárcel funciona más como un castigo que como una etapa resocializadora", opinó el abogado.

"Hay un aspecto central sobre la problemática de reinserción que es haber estado en la cárcel. Esto les genera un estigma a los liberados", agregó.

El organismo mencionado y el Ministerio de Justicia bonaerense procuran generar alternativas de trabajo para los liberados o poner a su disposición capacitaciones laborales, a través del programa Más trabajo, menos reincidencia.

"Trabajamos en pos de políticas de inserción y formación sociolaboral, por ejemplo con la reedición del Plan Cunita. Las cunas se fabrican en 3 penales del Servicio Penitenciario Bonaerense, donde se hacen tareas de carpintería y textiles".

"Esto es importante porque en Argentina hay demanda de mano de obra calificada en esos rubros, que el mercado necesita y no hay mucha. Salen de la cárcel con una formación que les permite conseguir trabajo rápido", añadió Hnatiuk.

En esta ciudad, y con la organización de la UOCRA, los liberados realizan un curso de termofusión en un centro de formación laboral.

"O consiguen otro empleo ligado a la termofusión, como la construcción", declaró.

Cooperativas

El funcionario se refirió a una "realidad nueva" consistente en la creación de cooperativas integradas por personas que estuvieron detenidas y se organizan para conseguir trabajo.

"Ejecutan obras públicas menores, trabajos textiles y de reciclado, construcción y gastronomía. El ministerio y el Patronato colaboran con estas cooperativas, dotándolas de recursos como maquinaria", resaltó.

"Además cumplen la función de contención e integración, que los liberados no reciben en ámbitos donde pueden sentirse discriminados".

"Muchas de estas cooperativas fueron formadas por personas que en la cárcel estudiaron una carrera universitaria y se transformaron en líderes positivos", expresó el entrevistado.

"Las cárceles suelen generar líderes negativos, pero ahora hay muchos más estudiantes universitarios que hace 10 o 20 años. Muchas universidades ingresaron en las cárceles para generar espacios de formación o enseñar carreras", manifestó Hnatiuk.

Infantilización

A criterio de Hnatiuk, en las unidades penales a menudo se produce un proceso de "infantilización" de los prisioneros, ya que deben "cumplir horarios, ordenar su celda, ir a la escuela y porque les hacen la comida que consumen y no la tienen que elaborar ellos".

"Pero no viven una vida normal y se duda de que eso produzca efectos positivos; es una consecuencia rara y no buscada", planteó.

"La sociedad en el medio libre generó que una persona sea antisocial, en el sentido de cometer un delito, y después la cárcel, en un medio no social, debe tratar de lograr que esa persona respete las normas. Es una contradicción", finalizó.

Curso sobre la problemática

Derecho. El departamento de Derecho de la UNS y la directora de Readaptación Social del ministerio de Justicia de la Nación, la bahiense Fiorella Canoni, organizan para estudiantes el curso "El problema de la inclusión social de personas liberadas de contextos de encierro".

Inicio. La actividad comenzará el lunes 12, por la plataforma Moodle.

Porcentaje. Pamela Tolosa, decana de Derecho de la UNS, informó que "el 90% de los estudiantes de Abogacía" en la cárcel de  Bahía Blanca no es de esta ciudad.

Matrícula. El 34% de los 45.343 presos bonaerenses estudia, según la matrícula de 2022 (15.297).

Suba. Desde el gobierno provincial marcan un incremento del 50% de estudiantes intramuros en el nivel superior, comparado con 2019 (administración Juntos por el Cambio).

Reincidencia. En base al informe 2022 sobre reincidencia delictiva, elaborado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero, al menos 20 mil personas egresan por año de las penitenciarías provinciales y federales de nuestro país.

Evidencia. En los últimos 6 años alrededor de 100 mil presos cumplieron sus condenas y "poco se sabe de lo que sucede con ellos desde que abandonan las cárceles. Sin embargo, hay evidencia que sugiere que una porción significativa se revincula" con el delito.

Cifras. Hoy en día en el país hay cerca de 110 mil personas privadas de la libertad y al menos otras 30 mil con "medidas de restricción", indica el estudio.

Gasto. En Argentina hay más de 200 cárceles y cerca de 50 mil personas trabajan en los distintos sistemas penitenciarios. El costo de manutención mínimo de cada interno es de 10.000 dólares al año, es decir un gasto de U$S 1.100 millones anuales.