Bahía Blanca | Sabado, 11 de mayo

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“No me imagino la vida sin Liniers, como a muchos este club me marcó para siempre”

Julio Daniel Acosta llegó a los 600 partidos en el “Chivo” y, a punto de cumplir 40 años, anunció su retiro de la actividad, al menos de manera oficial. El máximo goleador de la historia albinegra lleva medio siglo en la entidad y asegura: “acá fui, soy y seguramente seré feliz”. La película del 9 continuará...

Fotomontaje Leo Medina-La Nueva. y Fotos: Facebook Club Liniers

Instagram: @sergiopeysse

Twitter: @elpeche1973

(Nota ampliada de la edición impresa)

“Cuando se retire, la bandera va a seguir estando en cada partido de Liniers porque él ya se convirtió en ídolo eterno”, me dijo, no hace mucho, Rodrigo Herrero, ex futbolista y hoy hincha ultra fanático del “Chivo” y de un futbolista que lo hizo emocionar más de mil veces: Julio Daniel Acosta.

El “trapo” tiene la leyenda “mi único héroe”, la colgó por primera vez el 14 de agosto de 2016 y es uno de los tantos homenajes para el jugador emblema de la era dos mil, el máximo goleador de la historia del club, el que el lunes pasado, en el 2-1 frente a Sporting, llegó a las 600 presencias con la casaca albinegra, con la que selló un pacto de sentida pertenencia desde un principio, en 1997, cuando viajaba de General Conesa a Bahía todas las semanas para cumplir con el último año de infantiles en la entidad que se iba a convertir en su segunda casa.

Julito, que en agosto soplará las 40 velitas, debutó en el equipo principal de Liniers el 16 de abril de 2000, derrota 2-4 frente a Bella Vista en la Loma (ingresó por Fabricio André a los 22 minutos del segundo tiempo).

Pasaron 23 temporadas en la máxima divisional, 273 conquistas y 9 títulos liguistas con el Chivo (2005, 2006, 2007, 2011, 2012, 2015, 2017, 2019, 2021), además de dos ascensos al Federal A (2007 y 2021-2022) y un campeonato del Promocional con La Armonía en 2022.

--Julio, ¿que podés decir de Liniers que no hayas contado hasta ahora?

--Siempre definí a Liniers como una familia grande, con gente honesta y con un deliberado sentido de pertenencia hacia la institución más allá del fútbol. Cuando llegué desde mi pueblo, con dudas y miedos de todo tipo, en el club me acobijaron y me formaron como persona. Es una entidad donde siempre hubo buenos grupos y gente muy sana.

Julito, su hijo Thiago, su señora Pamela Franzino y dirigentes y colaboradores: Lili Carrio, el "Pato" Bilbao, Carlos Pablo, Marcos (hincha), el Ruso Ornella, Gabi Amadeo, el "Peche" y Facu Montesi.

 

“Liniers es parte de mi vida, siempre que me fui quise volver, por eso significa tanto para mi y mi familia. Ahora retorné para poder retirarme, pero la comodidad y las vivencias que experimenté en el Chivo no se comparan con ningunas otras”, sostuvo el 9, que faltó dos años por estudio y registra breves pasos, como refuerzo, por Independiente de Río Colorado, Agropecuario de Carlos Casares, Comercial (Federal C 2017) y una temporada completa en La Armonía.

--Sos el ídolo de la era moderna en Liniers, ¿cuál es la motivación para seguir jugando?

--Me llena el alma el hecho de entrar a una cancha y poder patear una pelota, con eso es suficiente, y más si lo haces con los colores que tanto amas (es el capitán del equipo de la Liga del Sur). Todavía siento el cosquilleo y esa adrenalina que me llevan a querer competir y ganar, esos nervios al salir del vestuario camino al campo de juego. Es una sensación única e irrepetible, y sé que la voy a extrañar cuando ya no me vista más de jugador.

“Creo que ídolo es una palabra muy grande, no juego al fútbol con la misión de querer ser idolatrado; es una definición muy arraigada al folclore de este deporte y se lo agradezco a los hinchas de corazón. Es obvio que después de tantos años haya un cariño y un sentimiento mutuo entre los que son parte de la institución y el futbolista, pero yo soy feliz si juego dos partidos, cien o un millón. Me mueve más el hecho de entrar a un vestuario y cambiarme al lado de gente que quiero, aprecio y que, con el paso del tiempo, se convirtieron en amigos. No me puedo quejar de todo lo humanamente que me dio el fútbol”.

--¿Qué más te queda por demostrar?

--Nada, siempre viví por y para el fútbol, haciendo y dejando lo mejor de mi en cada partido. Disfruté y disfruto jugando a la pelota, nunca entré a una cancha pensando en que le tenía que rendir cuentas a alguien. Para eso está Dios, él sabe porque hago lo que hago y soy como soy.

“Trato de inculcarle a mi hijo más grande (Thiago, de 6 años) que el deporte se caracteriza por cierta ingratitud, que en la competencia van a ser más los sinsabores que los éxitos. Siempre hablo con él y le pido que esté preparado para lo que venga”, indicó el “almacenero”, casado con Pamela Franzino y padres también de Felicitas (un añito).

--¿Qué te faltó hacer, ganar o conseguir en Liniers?

--Tal vez haber jugado a un nivel superior a un Federal A, que es al categoría donde hoy se encuentra. No se dio por una cuestión lógica, pero a quien no le gustaría ver a Liniers, por ejemplo, en una Primera Nacional. Los sueños a corto plazo los fui cumpliendo, aunque por distintas razones no se dio o no pude ir más arriba de lo que, en su momento, me tocó como jugador. Tal vez haya desaprovechado posibilidades, no lo sé, pero no me arrepiento de todo lo que viví gracias al fútbol.

--¿Te da vergüenza cuando un chico de la Escuelita o de Infantiles del club te piden una foto, tal como aconteció tras el triunfo frente a Sporting?

--Sí, sobre todo porque son hijos de ex futbolistas que jugaron conmigo o llevaron una carrera dentro del club casi a la par de la mía. A veces pienso que no soy merecedor de una foto, porque el padre sabe quien soy, pero hay chicos que ni siquiera me vieron jugar. No siento que sea ejemplo ni ídolo de nadie, pero bueno, leo lo que opinan los hinchas en las redes sociales y, verdaderamente, me hacen emocionar. A veces pienso “ufff, todo lo que logré”, pero no creo que sea para tanto, como para que me tengan ahí arriba o me idolatren con una bandera. En serio, es mucho.

--Cerrá los ojos: ¿cuál es “ese” momento que recordás con la camiseta albinegra?

--Deportivamente hablando son varios, pero me quedo con el día del debut, a los 16 años, y con aquella final ante Bella Vista de 2011 (cancha de Olimpo), que la ganamos en el segundo tiempo, nosotros con 9 nosotros y ellos con 11. Fuimos al descanso 0-1 abajo y con dos centrales menos, muchos pensábamos “ya está”, pero... Esa charla no me la olvido más, fue un partido donde pasamos por todos los estados de ánimo habidos y por haber y terminamos festejando un título que se dio de manera increíble.

“Sentíamos que el partido estaba perdido, entonces la idea era no pasar papelones y terminar jugando una final digna, pero de ahí a ganarla... Fue una victoria heroica por donde se la mire. Fue un momento inolvidable, como el ascenso al Federal A que logramos en Patagones, en febrero de 2022”.

--No los abras: ¿te imaginás el día del retiro?

--Sí, está cerca. Siempre me voy a sentir futbolista, pero soy consciente que hay otras cuestiones que demandan mucho, como mi familia y la necesidad de estar más tiempo en casa. El día que deje de jugar oficialmente, lo voy a seguir haciendo en forma amateur, porque los que amamos el fútbol sabemos que vamos a estar atrás de una pelota mientras podamos movernos y caminar.

--¿Hay fecha definida de ese “adiós”?

--Sí, a fin de año largo todo. Ya lo mastiqué, lo hablé con los siempre estuvieron al lado mío en esta fructífera carrera y me doy cuenta que, más allá de que me sienta bien, no podés estar a la altura de pibes de 20 años que son aviones y juegan a otro ritmo. Hay que reconocerlo.

--Completa la frase: “fuiste, sos y...”

--Voy a seguir siendo feliz en Liniers. Seguramente continuaré ligado al club, no sé cuando y en carácter de qué. Como hincha voy a ir a la cancha, pero si me ofrecen colaborar, ahí voy a estar. Por el momento no me veo como dirigente o entrenador, pero siento que voy a seguir yendo al club; no me imagino la vida sin Liniers, que es parte de mis costumbres y de mi día a día. Ir al club a la tarde es algo que hago en forma mecánica y natural. Soy un agradecido y siempre que pueda dar una mano ahí voy a estar.

Julio Daniel Acosta, palabra mayor y admirado por propios y ajenos, es el segundo futbolista de Liniers con más presencias en partidos oficiales. El primero es el arquero Adrián Echeverría, con 748 cotejos y completa el podio Facundo Lagrimal, con 591.