Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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Construyó una cabaña con troncos y vive aislado hace 40 años

Ken Smith, "el hermitaño de Treig", tiene 74 años y vive sin luz, gas ni agua potable en un lago remoto en las Tierras Altas de Escocia.

El inglés Ken Smith, de 74 años, vive solo en una cabaña hecha de troncos que construyó él mismo a orillas de un lago remoto en las Tierras Altas de Escocia.

Sin luz, gas ni agua potable, hace casi 40 años que tomó ese camino, y así le gustaría que continuase hasta el final. "Es una vida agradable. Todo el mundo desea poder hacerlo, pero nadie lo hace", expresó.  

Para sobrevivir, pesca, recolecta y cosecha sus alimentos. Además recoge leña y lava su ropa en un viejo baño al aire libre.

Su cabaña de troncos está a dos horas de la calle más cercana, en el borde de Rannoch Moor, por el lago Treig. "Es conocido como el lago solitario. No hay camino para llegar aquí, pero aquí solía vivir gente antes de que se construyera la presa", señaló.

"Todas sus ruinas están allí. El censo ahora es de uno y ese soy yo".

Durante los últimos dos años, BBC Escocia lo ha estado filmando para el documental The Hermit of Treig ("El ermitaño de Treig"), de la cineasta Lizzie McKenzie.

Cuenta allí cómo comenzó a trabajar a la edad de 15 años, construyendo estaciones de bomberos. Pero su vida cambió a los 26 cuando fue golpeado en manada después de una noche de fiesta. Sufrió una hemorragia cerebral y perdió el conocimiento durante 23 días.

"Dijeron que nunca me recuperaría. Dijeron que nunca volvería a hablar. Dijeron que nunca volvería a caminar, pero lo hice. Fue entonces cuando decidí que nunca viviría en los términos de nadie más que en los míos", afirmó.

Así fue como la vida de Ken dio un giro. Comenzó a viajar y a entrar en contacto con la naturaleza. Y empezó a caminar, durante mucho tiempo.

Asegura que caminó unos 35.000 kilómetros antes de regresar a casa, donde lo esperaba una noticia devastadora: sus dos padres habían muerto.

"No sentí nada. Pasó mucho tiempo hasta que me golpeó", cuenta, y sigue: "Unos meses después estaba en Rannoch cuando de repente pensé en mis padres y comencé a llorar. Lloré todo el camino mientras caminaba".

Y fue ese el momento donde el hombre tomó la decisión de alejarse de todo: "Pensé ¿dónde está el lugar más aislado de Gran Bretaña?".

"Estuve dando vueltas y seguí cada bahía y cada cumbre donde no hubiera una casa construida. Cientos y cientos de kilómetros de nada. Miré al otro lado del lago y vi este bosque", recordó.

Sabía que había encontrado el lugar donde quería quedarse. Ken afirmó que ese fue el momento en que dejó de llorar y terminó su constante deambular.

Construyó su cabaña de troncos y se puso a vivir como un ermitaño. En la actualidad cultiva verduras y busca frutas del bosque, pero su principal fuente de alimentación proviene del lago, de la pesca.

Los peligros de la vida que eligió el hombre eventualmente le iban a jugar una mala pasada. Unos días después de que el equipo de documentalistas se fuera, sufrió un derrame cerebral. Con mucho esfuerzo pudo llegar hasta un GPS que le habían dejado y así activar un SOS.

Los rescatistas lo hallaron y lo trasladaron en avión al hospital en Fort William, donde pasó siete semanas recuperándose.

Aunque los médicos intentaron convencerlo de lo contrario, una vez recuperado, Ken volvió a su cabaña y su vida solitaria. 

Sin embargo, las secuelas que le quedaron del derrame obligaron al hombre a tener que aceptar más ayuda de la que había recibido nunca. Así entonces, el jefe de la zona, que cuida el bosque donde vive Ken, le lleva comida cada dos semanas, que él paga con su pensión.

"La gente en estos días ha sido muy buena conmigo", dice Ken, quien un año después de ese episodio sufrió otro accidente y tuvo que ser trasladado en avión nuevamente. Fue después de resultar herido cuando una pila de troncos se derrumbó sobre él.

De todas maneras, Ken no espera vivir para siempre: "No vinimos a la tierra para siempre. Me quedaré aquí hasta que lleguen mis últimos días, definitivamente. He tenido muchos incidentes, pero parece que los he sobrevivido a todos", dice. 

"Seguramente me enfermaré de nuevo en algún momento. Algo me sucederá que me llevará un día como a todos los demás. Pero espero llegar a 102 años", apuntó. (Con información de Clarín)