Esa "piña de frente" que transformó al entrenador Gastón Fernández
Casi inconscientemente se fue a dirigir a Chile. Ya estuvo en cuatro países. Ahora va por segunda temporada en Ecuador.
Ingresó en La Nueva Provincia en 1995. Trabaja en la sección Deportes y fue colaborador en Regionales y Locales de este mismo medio. Se especializa en básquetbol. Formó parte del staff de la revista Encestando y Zona de Básquet durante 10 años. Tuvo experiencia en el programa Radial Contrabásquet, en Radio La Red.
Twitter: @rodriguezefe
Instagram: ferodriguez_
Gastón Fernández estaba en Atlético Regina haciendo sus primeras experiencias como entrenador. Corría 2014. Ya había dejado su huella en San Cayetano y su colega, el cordobés Daniel “Zeta” Rodríguez lo sorprendió: “¿Te animás a dirigir en Chile?”.
Él, cuando reaccionó, no dudó en responder: “Y... Sí”.
—¿Hoy pensás que fuiste atrevido cuando tomaste esa primera posibilidad?
—Dejé de jugar en 2011, que estaba en Estrella con Guillermo López y al año siguiente me fui a San Cayetano (donde refundó el club Independiente), ahí transformé la cabeza. Y cuando se me dio lo de Chile (Puerto Varas), medio que me vino como una piña de frente, porque no lo esperaba. Pero la pasión y las ganas de esta profesión tiran.
Desde entonces Gastón siempre tuvo el bolso armado. Y así lo demuestra su recorrido: Sabios Basketball Manizales (Colombia) , Atlético Tala (Entre Ríos), Argentino de nuestra ciudad, Nacional de Potosí Bolivia (Bolivia), Central Entrerriano y ahora, por segunda temporada, Leones de Riobamba, Ecuador.
Es la primera vez que repite equipo afuera del país. Y va en busca de revancha, después de ser semifinalista en la Liga Pro.
Él está instalado desde el jueves y el torneo comenzará el 30 del corriente. Nuevamente irá Javier Bollo (de Villa Mitre y quien había estado con Álvaro Chervo, otro que pasó por el tricolor), sumando ahora a Emilio Giménez (el bahiense que jugó para La Unión de Colón) y Manuel Gómez (Pergamino).
—¿En cada regreso a Bahía te replanteas continuar esta vida nómade?
—Tengo suerte que mi señora (Vanesa Lambertucci) desde que éramos novios, me apoyó en todo. Siempre le fui claro, que buscaba este objetivo y lo entendió. El que se lo replantea, a veces, soy yo, por las nenas (Pía, de 5 años y Roma, de 2).
—La realidad es que, en la medida que sigas sumando experiencia afuera será más difícil establecerte acá.
—Es muy complicado. Cuando llegué tuve tres propuestas para dirigir Liga Argentina y les dije que no. Prioricé la familia. Y si bien tengo 40 años, quiero hacer una carrera, estoy con la cabeza en eso. Si se dan los resultados, económicamente es muy grande la diferencia.
—¿Desde lo económico no hay manera de competir acá?
—Imposible. Y no es por desprestigiar. Cuando estaba en Tala y fui a Bolivia primero lo elegí por la experiencia y resultó una diferencia económica enorme. Y en la Liga Argentina los sueldos son bajos, pero es la realidad del país. Más allá de la incertidumbre.
—¿Desde qué lugar te desarrollan como entrenador estas experiencias?
—Te vas evaluando día a día. Son vivencias nuevas, otras culturas, los jugadores te potencian por el nivel y te exigen, algo que es importante para el entrenador. Y esto te tiene todo el tiempo alerta.
—¿Qué te permitió haberte podido involucrar en otras ligas, más allá que son un tanto inferiores a la nuestra, sin haber tenido experiencia previa con mayores?
—La experiencia en Chile fue dura, no me fue bien, pero me abrió miles de puertas. Fue el puntapié inicial.
—¿En qué te hacen sentir extranjero?
—En Chile me hicieron sentir que era argentino. En Colombia no, tampoco en Bolivia y Ecuador, de todos los lugares donde estuve, este es el mejor en todo sentido. El grupo del año pasado fue muy bueno, tanto jugadores como directivos. También puede haber influido que tuve jugadores argentinos y se hizo más amena la estadía.
—En las ligas que fuiste recorriendo, ¿en qué notás diferencias con Argentina?
—Por cantidad de equipos y organización ninguna es comparable con la Liga Nacional o la Liga Argentina. Chile ha mejorado muchísimo y los mismos jugadores se potenciaron; Colombia creció un montón, le falta competencia y organización. Bolivia tiene una estructura organizada y de nivel para lo que es el básquet de ese país. Y Ecuador tiene la Liga Pro muy bien organizada. Dura solamente cuatro meses y al jugador ecuatoriano lo que le falta es jugar, porque la genética la tiene, son fibrosos, atléticos, muy parecidos a los colombianos.
—¿Los jugadores son profesionales?
—Los jugadores nacionales que estuvieron en la Selección anduvieron bastante bien, el resto medianamente, porque muchos trabajaban y jugaban. Recién ahora están intentando profesionalizar la Liga.
—¿Qué lugar ocupa el básquetbol?
—Segundo, después del fútbol. Se vive mucho. En fase regular jugábamos con tres mil personas en la cancha y semifinales, seis mil.
—¿Se armaron para estar un poco más arriba?
—El equipo se armó para ser campeón. Mejoramos bastante la ficha nacional, que no teníamos tanta rotación. Los dos americanos son muy buenos y los argentinos que sumamos saben cumplir su rol.
Gastón otra vez mostró el pasaporte argentino y voló hacia Ecuador, allí donde intentará trazar su propia línea.