Bahía Blanca | Miércoles, 08 de mayo

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“Me cansa que ensucien a Liniers, por eso hablo y me hago cargo de lo que digo”

Carlos Quinteros, uno de los coordinadores del fútbol infantil y juvenil del club albinegro, se refirió, según él con mucho dolor e indignación, a declaraciones, que en este mismo medio, efectuaron días atrás dos entrenadores que trabajaron en la entidad de la principal avenida.

Fotos: Archivo-La Nueva.

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Twitter: @elpeche1973

(Nota ampliada de la edición impresa)

El 27 de febrero que pasó, Octavio Araneta brindó, por este medio, sensaciones muy duras en contra del club Liniers dos días después de dejar de ser el director técnico de la Primera local.

Hace exactamente una semana, Julio Verdino, actual orientador de Pacífico de Cabildo, repasó, en una extensa nota, parte de su vida futbolística y deslizó, sin entrar en ciertos detalles, que no se sintió cómodo el año que trabajó en el Chivo como entrenador de juveniles (cuarta y quinta categoría) y que compartía y apoyaba las declaraciones del `Chapi´ (Araneta).

En ninguno de los casos, la dirigencia de la entidad albinegra reaccionó para un derecho a réplica o un descargo, aunque un hombre de la casa, que lleva 30 años ininterrumpidos como formador en la institución, pidió la palabra, y periodísticamente hablando corresponde darle el espacio para que se exprese como lo tuvieron los demás.

“Estoy harto de que ensucien a Liniers, que le falten el respeto, por eso quiero decir lo que pienso, haciéndome responsable de mis declaraciones y aclarando que no me mandó nadie, que esto lo hago por decisión propia”, fue la introducción de Carlos Quinteros, uno de los coordinadores del fútbol infantil, menor y juvenil de la institución de la avenida.

“Más allá de los dichos de Araneta y Verdino, que pueden ser ciertos o no, estoy cansado de que desprestigien a un club como Liniers, que hoy cuenta con 1.150 pibes en las diferentes divisiones formativas (contando Escuelita) y es un ejemplo para la sociedad. Por eso, si me das la posibilidad, me quiero referir a lo que sé que no es verdad”, pidió Carlitos.

--Adelante.

--Una semana antes de que Araneta se vaya, le manifesté lo que pensaba, que estaba actuando de mala fe hablando despectivamente de Liniers, el club donde se crío. Antes de que asuma como DT de la Primera local llevaba 20 años sin pisar las instalaciones, y en ese tiempo, y le podés preguntar a cualquiera para que lo avale, habló mal de Liniers en todos lados.

“Al momento de asumir, en una charla que tuvo con Alberto Desideri (otro de los coordinadores) y conmigo, planteó que `en inferiores se estaba haciendo todo mal´. Nos quiso marcar un rumbo que Liniers tiene planificado desde hace un montón de tiempo. Además, se animó a decir que el club no nutría de jugadores con proyección a los equipos de AFA (hoy son 15 los juveniles que emigraron a elencos de primer nivel de Buenos Aires) y que no promocionábamos a chicos de la zona”.

“Me duele mucho que se refiera de esa manera a Liniers, que en su momento, cuando él atravesó momentos complicados de su vida, lo ayudó --y me consta-- a salir adelante. No recuerdo que alguna vez le haya agradecido al club, solo escuché quejas y reproches de todo tipo. Desde que llegó se hizo a un lado, se aisló, pero bueno, ahora entiendo porque suelo escuchar seguido que no lo quiere nadie”, deslizó Quinteros, puanense, de 68 años, ex empleado municipal (se jubiló hace tres años), casado con Nora Long y padre de Leo, hoy jefe de prensa del Chivo.

“Un día me recriminó porque no traíamos a Máximo Monti desde Puan, jugador que hoy se encuentra entrenando con la Primera local. Le comuniqué que hacía cuatro años que lo queríamos traer, pero el pibe se quería quedar en su pueblo a ganar algo con su club, P.F. Club. Esa insistencia de él provocó los primeros roces con sus colegas y superiores, por así decirlo. Jamás volvió a ir a la oficina de coordinación y terminó yéndose de la peor manera, despotricando sin sentido contra un club que él tendría que querer por todo el tiempo que pasó ahí”, deslizó sin medias tintas.

“Por acá pasaron señores entrenadores, como Néstor Santanafessa, Juan Carlos Zapata, Alejandro Papasidero, por citar a algunos, y ninguno habló pavadas en contra de Liniers más allá de haberse ido conformes o no cuando dejaron de dirigir”, agregó sin pausas, asegurando que en tres décadas solo faltó dos sábados a su trabajo de enseñar y formar en la competencia oficial propiamente dicha, en la cancha y por los puntos.

“Como todo club socialmente abierto al público, Liniers tiene falencias, pero de ahí a decir las barbaridades que dijo... Hay una línea que no se puede pasar. Existen códigos que no se deben violar e intimidades que no se tienen que ventilar”, sentenció el ex volante de Gimnasia de La Plata (llegó a Reserva y compartió plantel con Manuel Alberto Cheiles), quien en nuestro medio vistió la camiseta de Olimpo (1974-77), Liniers (1977-82) y Sporting (1998, año en que se retiró).

“Araneta se quejó de la falta de diálogo con Claudio Graf, a cargo del equipo del Federal A, pero nunca entendió que el fútbol local, y en esto involucro a cada una de las categorías, se tiene que amoldar a las bases y a las condiciones que establece el cuerpo técnico del plantel profesional. Los jugadores para jugar en la Liga los baja Graf cuando cree necesario, tal como sucede en Olimpo, Villa Mitre y Sansinena”, sentenció mientras saludaba a uno y a otro en la estación de servicio donde tomamos el café.

“Te pregunto: ¿cuánto tardó Landeiro (Pablo) en ponerse de acuerdo con Graf para encaminar el rumbo de la Primera local? Horas. Araneta pretendía que los jugadores que bajaban del Federal A estén toda la semana entrenando con él, o sean estables de la plantilla de la Liga. Cuando el `Chapi´ dirigía, no nos fuimos al descenso porque en la última parte del campeonato intervino el club e hizo jugar a futbolistas del Federal que él no tenía en cuenta porque no estaban en el día a día con su equipo”, comentó enfurecido.

“Una formación con mayoría de pibes y juveniles puede ganar partidos, pero esos chicos no estaban preparados para soportar la presión de tener que entrar a la cancha con la chance de descender exprimiéndoles la cabeza. Con todo respeto a Tiro, que fue campeón por méritos propios y tras realizar una campaña magnífica de principio a fin, pero Araneta perdió una final que tendría que haber ganado si ponía a los jugadores que tenía que poner”, indicó.

“Hasta me extrañó que opine tan mal de Graf, porque jugaron juntos y estuvieron muchos años en el club. Sé que el Mana no quiso que Araneta le elija cuatro o cinco jugadores para llevar a la Liga, incluso había arreglado de bajarle a los que él quería el día jueves o viernes. No sé que pasó, porqué se cortó el diálogo, pero Graf demostró ser un técnico abierto y comprensivo, y no creo que le haya dejado de hablar a Araneta. Para mi fue al revés”, contó mientra sus ojos se agrandaban con el aumento de sus lentes.

 

No dijo mucho, pero...

“Araneta tiene una amistad o una buena relación con Verdino, otro que sacó los pies del plato. Ninguno de los dos entendió que el club está por encima de todos nosotros. Liniers nunca le dejó debiendo a nadie y en la formación y en el trabajo con infantiles y menores hemos sido ejemplo siempre. Tenemos errores, pero los que trabajamos ahí nos hemos comportado de la mejor manera, sobre todo con respeto, valores y dignidad”, amplió Carlitos.

--En la nota que Verdino le dio a La Nueva. no hizo demasiado hincapié en Liniers, al menos no fue tan tajante como Araneta. Es lo que me parece a mi.

--Es cierto, no dijo mucho, pero le dio la razón a Araneta, y eso ya es mucho decir. Verdino se abrió del mundo formativo, se aisló dentro del complejo. Con su forma de proceder, de comportarse, de creerse no se quién, provocó que cuando él iba para un lado, el resto vaya para el otro.

“Cuando sonó la posibilidad de que Verdino se sume a las formativas de Liniers, un referente de un club bahiense me llamó para decirme: `van a llevar un problema´. En ese momento se generó un debate interno, aunque alguien del club avisó: `este muchacho necesita trabajar, vamos a darle la oportunidad´. Y se lo aceptó para dirigir cuarta y quinta del grupo A”.

“Cuando se sumó le manifesté que trabaje tranquilo, con libertad y que todo problema que pueda surgir lo canalice con el área de coordinadores”, le propuso Quinteros.

--¿Y fue así?

--A los dos meses, cuando llamó al presidente (Carlos Pablo) por una cuestión económica, me enteré también que se refirió a situaciones institucionales que no veía bien, que él había sido coordinador en otros clubes y que había que “hacer esto o aquello”. Se manejó en forma individual sin consultarnos previamente a nosotros, así que imaginate como nos cayó.

“En ese momento hablé con él y le pedí que no se meta en temas que no le correspondía, que para eso estábamos los coordinadores. El manifestaba estar conforme con el trabajo, pero empezó un tire y afloje cuando pretendió tener poder de decisión sobre los grupos de futbolistas de todas las juveniles. Si él quería un chico de la sexta o de la octava, se lo tenían que dar; estaba equivocado”.

“El club le hizo saber que desde hace años Liniers trabaja de la misma forma, cada jugador con su categoría, y que él no podía venir a cambiar lo que tanto frutos nos ha dado. Además, quería tener prioridad sobre las canchas de sintético, que la cuarta y la quinta, por ser las más grandes y las próximas a Primera, debían entrenar ahí más días que las otras divisionales”.

--Se nota que tenés una daga clavada en el corazón.

--Me duele que haya tenido tantas diferencias con sus compañeros, más que nada con Guillermo Cufré, que era su ladero en el grupo A. Fueron roces feroces, una pena; en un año Verdino nunca entendió lo que era Liniers. El dice que se cansó y se fue, pero no es cierto, lo fueron.

“Soy el primero en aclarar que no lo quería en el club, jamás tuvo afinidad con sus pares y con los profes, no quería hacer las planillas de juego y no juntaba la ropa que dejaban tirada los pibes. El decía que no era su función, que de última lo hablaba con el presidente, pero nunca se dio cuenta de que son categorías formativas y que Liniers no es el Manchester United”.

--Eso, ¿no se pudo haber hablado?

--Sí, en el complejo hay rondas de mates y charlamos todo el tiempo, pero cuando él iba para un lado, los demás íbamos para el otro. El nunca se adaptó, siempre quiso llevarse los laureles con un prestigio que ponía de manifiesto todo el tiempo.

“Nunca estuvo dispuesto a dar una mano. Por ejemplo, cuando el sábado jugábamos en Punta Alta, cada técnico se llevaba la ropa de los chicos a su casa el viernes, pero él siempre se olvidaba. Una vez vaya y pase, pero ¿cuántas veces te la vas a olvidar?”.

“En Liniers siempre nos defendimos entre nosotros, jamás dejamos que nos toquen a un entrenador, pero en este caso la decisión la tomó el club. Y no se fue a mitad de año porque necesitaba trabajar, porque sino... Y así nos pagó, poniéndose del lado de Araneta. Mientras yo siga a donde estoy, estos dos muchachos no pisan más el club”.

--Sin embargo me han dado buenas referencias de Verdino como formador.

--Trabaja bien y en la balanza pesan más sus dones que sus contras. Todo bien, pero si te vas disconforme, no es necesario difamar y escupir estupideces, porque la vida se maneja con códigos y hay personas a las que debés respetar. Todo el tiempo quiso pasar por encima de todos, y en Liniers no estamos acostumbrados a que cada uno haga lo que le parezca.

--¿Te sentarías a tomar un café con Araneta o Verdino?

--No, ni me interesa escucharlos. Me molesta más el proceder de Araneta que de Verdino. Octavio dijo en un momento que yo había hablado mal de él, y ahí nomás lo enfrenté y le pedí explicaciones. Puedo ser buen o mal entrenador, pero tengo autoridad moral y códigos. Llevo 30 años en el club, y si querés preguntale a quien quieras quien es Carlos Quintero. Y me va a venir a ensuciar ¡Araneta!, que se lave la boca y se haga tratar por un profesional de la salud.

“Te digo más: un referente del club aconsejó no traer a Araneta, porque hacía veinte años que no aparecía y nos liquidaba en todos lados. Aparte yo no había recibido buenas recomendaciones desde Tornquist (dirigió a Automoto en 2021), pero así y todo, con muchas en contra, se lo trajo igual. Liniers se equivocó y se lo hice saber a los directivos”.

--Tu ADN es albinegro.

--Ni hablar. El club es mi casa, trabajo de lunes a lunes con pasión y sentido de pertenencia.

--El club, ¿está atrasado con los sueldos?

--Hoy se encuentra al día. Puede haber un atraso, pero siempre paga; a mi en 30 años jamás me dejaron debiendo. Araneta se quejó de que no le cumplían con su salario mensual, ¿vos has escuchado a algún otro entrenador o ex jugador recriminar por alguna deuda? El que quiere creer que crea.

“A veces me pregunto: ¿a dónde van a estar mejor que en Liniers? Araneta, que dirigió menores de Villa Mitre y la Primera de Automoto, si habla como habló de Liniers, donde se crío, no me quiero imaginar lo que puede llegar a decir de los otros clubes. Acá su ciclo arrancó mal y terminó pero. Conclusión: no creo que trabaje más, ¿quién lo va a llevar?”