¿Cuáles son las especies nativas de nuestra región?
La Provincia presentó un catálogo con la flora típica del Sudoeste Bonaerense, repartida entre una zona denominada Espinal, en el sector sur, y otra Pampeana, que comprende gran parte del resto del territorio.
Con una preeminencia especial en nuestra región, donde el distrito de Villarino figura como el punto principal y de estudio de la denominada zona Espinal, desde el área de Ambiente de la provincia de Buenos Aires se presentó un catálogo de especies de plantas nativas de todo el territorio.
En el informe se identifican más de 70 especies de plantas nativas, las que han sido definidas como un recurso fundamental del patrimonio natural y cultural bonaerense. Para su confección se dividió el territorio bonaerense en tres partes: las ecorregiones Pampeana, Espinal y el Deltas e Islas del Paraná; su delimitación y ubicación están dadas por las condiciones variables de suelo, clima y relieve que se hallan en el territorio bonaerense.
La segunda de ellas incluye los distritos de Villarino, Patagones, Bahía Blanca y parte de Puan; en la Pampeana están incluídos el resto del Sudoeste Bonaerense y de la provincia, mientras que el Delta comprende, justamente, el sector del territorio que bañan las aguas del Paraná.
El catálogo, definido como “un trabajo en el marco del plan provincial Nativas Bonaerenses, para recopilar, poner en valor, cuidar y fomentar nuestra biodiversidad” por la ministra de Ambiente, Daniela Vilar, también reúne fichas técnicas, imágenes, información sobre los hábitos de crecimiento, las interacciones biológicas, los usos y las condiciones de cultivo.
Para su confección, se tomaron datos como los nombres, común y científico; la ecorregión a la cual pertenece la planta; el ambiente; la familia; el hábito de crecimiento; el porte; el follaje; la fenología; las interacciones biológicas; los usos; los atractivos; escala; necesidad de riego; asoleamiento, y la velocidad de crecimiento.
En ese sentido, desde el gobierno bonaerense se resaltó la importancia de concientizar sobre el uso de estas especies para ponerlas en valor y reivindicarlas ya que, se aseguró, constituyen una fuente de producción de elementos culturales.
“Las especies nativas representan parte de nuestra identidad como patrimonio natural y cultural, expresando la memoria genética del lugar y nos remiten al paisaje originario local. Un gran potencial de información respecto de lo anterior, es revelado en leyendas y saberes de los pueblos, manifestándose en relatos descriptivos de naturalistas, en poemas, canciones folklóricas, en obras pictóricas, en las tradiciones y costumbres a través de la arquitectura, la dieta, medicina y vestimenta, recapitulando el valor de la biodiversidad en la cultura”, asegura el informe.
Además, se indica que el uso de plantas nativas contribuye en la mitigación del cambio climático, a reconstruir fragmentos del mosaico del paisaje originario afectados por la actividad humana, satisfacer la necesidad de un hábitat sano, fortalecer ciudades amigables con el ambiente y con las personas, “donde la vida silvestre sea un indicador de identidad, de salud ambiental y que además brinde la posibilidad de recuperar contacto y sumar naturaleza a nuestro cotidiano”.
Particularmente, en la ecorregión Espinal, una de las que integra el Sudoeste Bonaerense, el informe presenta árboles como el algarrobo blanco, el algarrobo dulce, el caldén, el chañar, el cina-cina, coronillo, espinillo, molle y el ombú como típicas en nuestra región.
Entre los arbustos, está la barba de chivo, barba de tigre (quina-quina), curro (espina de cruz), jarilla hembra, malvavisco, malvavisco salmón, ñapinday, ombusillo, sauco, sen de campo, sombra de toro, tala y talilla.
En tanto, entre las herbáceas se consideró al canario rojo y sangre de toro. Mientras que entre las trepadoras se observó al tasi.
Por su parte, en la ecorregión Pampa, entre los arbustos está la carqueja, mariposera, piquillín y olivillo. Entre las herbáceas, batamote, borraja de campo, cola de gama (heliotropo), cola de venado (yerba barbuda o paja de techar), cortadera, espartillo (espartillo amargo, paja amarga), falso caraguatá, flechilla, lirio del bajo, margarita punzó, paja brava, pajonal, llantén plateado, plumerillos negro y blanco, suspiros, vara dorada, verbena morada y yerba de la víbora.
Nativas, exóticas y endémicas
Las especies nativas son aquellas que evolucionaron en un área determinada y que, por lo tanto, se encuentran adaptadas a la disponibilidad de recursos del ecosistema donde crecen y se desarrollan.
Están en constante interacción con el entorno y han coevolucionado junto a otros seres vivos, en una región con determinadas condiciones de clima, suelo y relieve, sin la intervención del ser humano.
Al estar adaptadas al clima local, prescinden de recursos externos suplementarios para sobrevivir. Por ejemplo, reducen el consumo de agua por riego y no requieren de la aplicación de agroquímicos para controlarlo, debido a que funcionan como atrayentes de controladores biológicos naturales.
Cumplen funciones imprescindibles para el funcionamiento de los ecosistemas y nos garantizan el aprovisionamiento de servicios ecosistémicos vitales, como la alimentación, hábitat y la reproducción de otros seres vivos.
A su vez, también existen especies endémicas, que son aquellas cuya área de distribución geográfica se encuentra reducida a una región en particular.
Estas especies están adaptadas estrictamente a las condiciones ambientales de esa región y generalmente son vulnerables a los cambios ambientales, naturales o los efectuados por la actividad humana.
Las especies exóticas, en cambio, son originarias de otras ecorreqiones o continentes y que fueron trasladadas por la acción humana.
De qué se trata
En el caso del catálogo, el hilo conductor de la propuesta es generar información sobre la distribución de las especies, la fenología (comportamiento durante el año), hábitos, velocidad de crecimiento, porte, asoleamiento y requerimientos hídricos, entre otras.
Al respecto, se recuerda que la biodiversidad en los ecosistemas urbanos contribuye a la seguridad alimentaria y la mitigación del cambio climático, y que por eso cobra especial relevancia conocer y valorar la biodiversidad de la provincia de Buenos Aires, como un mecanismo básico para garantizar su protección.
En particular, se expresa que las plantas nativas juegan un rol de vital importancia, ya que sustentan el funcionamiento de los procesos ecológicos y proporcionan beneficios sociales y ecológicos, también llamados “servicios ecosistémicos".
Por ello, incorporarlas en la planificación del territorio implica diversificar las especies que se utilizan con diferentes fines, sean estos ornamentales o ecosistémicos, de manera tal de aumentar y garantizar espacios que alberguen fauna nativa, aumentando la biodiversidad a nivel ecosistémico y, con ella, la provisión de servicios que de ella se desprenden.
Esto, a su vez, permite una mayor valoración de las áreas naturales y su importancia para el desarrollo y la salud humana.
A esta situación se le suma la importancia de revalorizar la cultura e identidad bonaerense a través de la reivindicación de los conocimientos populares, como los usos medicinales y comestibles de las especies nativas.