Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Historia de dos banderas: una que se debe cambiar, otra que se mantiene siempre izada

Descoloridas, deshilachadas y rotas. Así están las banderas ubicadas en dos obras dedicadas a los combatientes de Malvinas. Una de ellas cerca de cambiarse, la otra tiene su razón de ser.

"Ni de aquellos horizontes/nuestra enseña han de arrancar/, pues su blanco está en los montes/ y en su azul se tiñe el mar".Marcha de Malvinas.

 

No es grato ver una bandera argentina hecha jirones, descolorida y olvidada. Mucho menos si es la que acompaña a espacios o monumentos que rinden homenaje (nada menos) a los combatientes de Malvinas, a los que regresaron y a los que cayeron en combate.

Han pasado 41 años de esa insensata guerra, de ese hecho, que, según lo calificó Jorge Luis Borges, “pasó en un tiempo que no podemos entender”. Muchos de sus protagonistas caminan por nuestras calles y son reconocidos como héroes. Veteranos de guerra que no la pasaron bien en la Islas ni a su regreso al continente. Que todavía luchan por un reconocimiento que se extienda a todos los ámbitos de sus vidas y mantienen la esperanza de que algún días las islas sean parte de nuestro país.

Por eso causa tan mala impresión ver las banderas que lucen en sus mástiles respectivos el Centro Cultural Islas Malvinas, en Zelarrayán y Cuyo, y el monumento a los caídos en combate, en La Falda y Cuyo.

Centro Cultural Islas Malvinas, Zelarrayán y Cuyo

Consultada Silvia Corinaldesi, Especialista en Protocolo y Ceremonial, señaló a este medio que las banderas tienen un protocolo de tratamiento, el cual establece que deben estar “acordes con su dignidad, en buen estado de conservación y pulcritud”. Esto de por sí ya es suficiente para pensar que en los casos mencionados deberían ser retiradas y cambiadas por otras en buen estado. “Es preferible que se las arríe y no se las vuelva a izar en caso de no tener una nueva”, detalló.

Una no, la otra sí

Consultado sobre el tema Guillermo De La Fuente, presidente del Centro de veteranos de Malvinas y referente del conflicto en nuestra ciudad, explicó y aclaró parte de esta situación, que tiene ribetes diferentes en cada uno de los sitios.

Por un lado, anticipó que en estos días se va a proceder a la colocación de una nueva bandera en el Centro Cultural de Zelarrayán y Cuyo, tarea que estará a cargo de quienes desarrollan actividades en el lugar. “No está bien, reconoce, que se encuentre en ese estado”.

La otra bandera, la que flamea en La Falda y Cuyo con lo poco que le queda de tela, acompañando a los tótems con las fotografías de bahienses caídos en combate, tiene una razón de ser, cumple con un protocolo especial.

Si bien toda Bandera Oficial debe izarse al subir el sol y arriarse en el ocaso (nunca debe quedar izada durante la noche), esa conducta cambia en tiempo de guerra, cuando la enseña no es arriada hasta que la contienda finalice.

“Esa bandera de La Falda que no se arria nunca, porque para nosotros la guerra no terminó. Sólo la cambiamos una vez al año, en ocasión del aniversario de la recuperación de las Islas. El resto del tiempo no se toca. Su mal estado no es un descuido, es parte de un simbolismo, de una manera de sentir esta gesta”, explica el ex combatiente.

A pesar de su mal estado, esta bandera no se arría, símbolo de una lucha que se mantiene.

Una vez retirada, se colocará en un cofre y los veteranos la donarán a una escuela de la ciudad, en particular donde ha cursado estudios algún combatiente.

Las dos banderas tendrán su recuperación. Una, a renovarse pronto, luego de demasiado tiempo de soportar el riguroso del clima local.  La otra, se renovará el 2 de abril. Ese día nuevamente lucirá esplendorosa como el cielo refulgente, quieta en el tope del mástil, símbolo de  una lucha que no ha terminado.