Bahía Blanca | Lunes, 06 de mayo

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Bahía Blanca | Lunes, 06 de mayo

Las increíbles experiencias de un exitoso productor bahiense

Ligado a la producción de espectáculos de música, Daniel Randazzo las pasó todas. Repasamos su relación con Yupanqui, Spinetta y mucho más.

Randazzo, primero a la izquierda, comparte la mesa en Bahía con Charly, Fito y Epumer, entre otros.

¿De qué se trata ser productor de espectáculos? Cada vez que intento una respuesta se me viene la imagen de una bola girando a contramano de la bandeja que corona la ruleta. Es una actividad impredecible en la que es muy rara la vez en la que todo resulta como lo imaginaste. Difícil pegar un pleno, aunque no imposible.

Como si no fuera una actividad llena de incertidumbre, ansiedad y estrés, imagínate si te hubiera tocado trabajar en un contexto poco alentador como fue la hiperinflación de los '80, la época post Cromagnón o la cuarentena del Covid-19.

Daniel Randazzo se dedica a esto desde la década del ’70. Son más de 45 temporadas en donde trabajó con artistas de renombre a nivel mundial. Siempre estuvo ligado a nuestra ciudad. En otras épocas en el Teatro Rossini entre muchos otros, hoy a cargo de la programación del Gran Plaza Teatro (Alsina 170).

No busca fama ni reconocimiento, pero en algún punto la sociedad bahiense le tiene que estar un poco agradecida: trajo a la ciudad espectáculos inolvidables.

Entre los que trabajó y que recuerda con mayor cariño están los de Ana Belén con Víctor Manuel, Silvio Rodríguez, Paco de Lucía, Marcel Marceau, La Fura dels Baus, Hermeto Pascoal, Michel Petrucciani, Joe Zawinul y Mike Stern. De Argentina, Spinetta, Charly García junto a Fito Páez, Sandro y León Gieco.

"En diciembre de 1993 produje a Fito Páez en La Habana, en la Plaza de la Revolución de Cuba, para más de 100 mil personas. Participaron como invitados imprevistos Luis Eduardo Aute, y Silvio Rodriguez. Ese fue el recuerdo más grato e increíble", aclara Daniel Randazzo.

"También ha sido muy trascendente la gira por 8 países con León Gieco, Piero y Víctor Heredia juntos en el concierto 'Gracias a la vida'. Todos los estadios llenos en Santiago de Chile, Concepción, Lima, Bogotá, Medellín, Quito, Puerto Rico, y México DF".

Tres momentos bisagra

—Le voy a nombrar tres momentos de la historia para que me resuma brevemente cómo la pasó a nivel laboral. Comencemos con la Hiperinflación.

—Fueron tiempos muy complicados. La ineficiencia en las políticas económicas para las mayorías ha sido asombrosa. Mi fortaleza frente a la crisis fue que trabajaba solo, todo el equipo que me acompañaba en esa época trabajaba en cada producción y todos eran contratados puntualmente para el evento. Esto me permitió adaptarme de alguna manera a esos tiempos tan difíciles, solo con producciones nacionales y con expectativas de público muy bajas. No se podía proyectar seriamente, nada a largo plazo.  Día a día cambiaban los precios de todo. Muchos artistas se adaptaron a la nueva realidad y prefirieron modificar su forma de trabajo para poder continuar su carrera artística.

—Sigamos con la era post Cromagnón.

—En el show bussines hay un antes y un después de Cromagnón. Aquel 30 de diciembre de 2014 que truncó la vida de 194 jóvenes por la negligencia de artistas y productores, hizo que (tarde), se tome con la seriedad que se merece este tipo de actividad, entre otras más. Aparecieron por un lado protocolos de seguridad, nuevos estilos de trabajo, exigencias acordes a las capacidades de cada lugar de trabajo y siempre teniendo como eje la seguridad y el normal desarrollo de una actividad de este tipo. Hubo un parate muy grande por el vació legal que había, y por otro lado, ante el desconocimiento concreto de las autoridades, primero se prohibió toda la actividad y fue muy difícil volver con cierta normalidad. Por ejemplo el Club Estudiantes de Bahía Blanca estuvo mucho tiempo cerrado y volvió a abrirse con su capacidad permitida a la mitad de público.

A Spinetta lo conocí en 1980 cuando vino al Club Olimpo para un Festival de Rock".

—Finalmente ¿Cómo afectó el Covid-19?

—El día que se declaró el cierre total por la pandemia ya estaban en Bahía Blanca para actuar ese mismo día Darío Sztajnszrajber y Felipe Pigna en el Gran Plaza Teatro con localidades agotadas. A las 15 se decretó el cese de actividades y al extenderse tanto tiempo ese cierre devolvimos todas las entradas y cerramos por un año. El 2020 fue un año muy duro, y esta actividad estuvo a la altura de las circunstancias tan graves que se impusieron en ese período. Aparecieron algunas alternativas de conciertos por streaming, pero no participé, no me interesaron hacerlas. No tengo dudas que fue lo peor que nos ha pasado en esta actividad.

Una relación extraordinaria con Yupanqui

—Hace poco realizó un proyecto con “El Coyita”, el hijo de Atahualpa. Usted lo conoció a Yupanqui, su padre. ¿Qué recuerdos tiene?

—En esta relación, mi origen está en la Peña Nativista de Coronel Dorrego que integré muchos años, entidad que  frecuentada Don Atahualpa Yupanqui, allí lo conocí, yo era un adolescente, a veces lo visitábamos en Buenos Aires en su departamento en Palermo. Una vez nos avisó que hacía un concierto en el Canal 11 con la conducción de Julio Maharbiz, y allí estuvimos con mi socio de aquella época, Eduardo Reyes (Periodista de LU2),  y luego del concierto los tres cenamos en el mítico Restaurant El Tropezón en la calle Callao cerca del Congreso. Era en 1981. A partir de esa relación, pudimos organizar conciertos en Bahía Blanca, Viedma y Neuquén.

—¿Cómo era su relación?

—Estar una semana seguida junto a Yupanqui ha sido una experiencia enriquecedora,  que día a día se agigantan más, Don Ata es el símbolo de la argentinidad y goza del  respeto y admiración de los principales artistas del rock, el folklore, el tango y otros géneros musicales.  Los recuerdos son muchos, pero uno que me marcó, es que me obligaba a que le compre varios pares de entradas para su propio concierto. No aceptaba invitaciones de cortesía, compraba las entradas, y nos decía, “Yo no puedo poner a un amigo, en una obligación de gastar un dinero que no tiene para poder verme”, entonces compraba las entradas y se las mandaba a sus invitados. Hoy cualquier contrato  con un artista exige que se le entreguen sin cargo entre 30 y 50 entradas de las más caras, algo que me parece un abuso.  Desde hace varios años colaboro en la difusión y la defensa del legado de la obra de Atahualpa Yupanqui, y realizo proyectos con La Fundación Atahualpa Yupanqui que preside su hijo Roberto “Coya” Chavero.

Luis, el Flaco inolvidable

—No puedo dejar de preguntarle lo mismo acerca de Luis Alberto Spinetta.

—Lo conocí en 1980 con Spinetta Jade. Vino al Club Olimpo para un Festival de Rock organizado por una Escuela secundaria. Luego, más distendidos, 26 de enero de 1981 en Monte Hermoso  como parte de la gira nacional del  reencuentro del grupo Almendra que anduvo por todo el país.  Ese día también conocí a quien luego fue mi amigo Rodolfo García.

 "Con Spinetta realice todos los conciertos que hizo en Bahía: Spinetta Jade, Rock x Angeloz (1988), Spinetta y los Socios del desierto (Teatro Municipal 1998), Spinetta solista en el (Teatro Rossini 2003) y Spinetta en el Parque de Mayo (2010). La mejor para mi goce personal fue la del 1998,  porque vino un día antes y pudimos disfrutarlo en una cena íntima, donde se habló de todo. Inolvidable. Gran artista y mejor persona. Ya instalado en Buenos Aires recuerdo que realicé un concierto (uno de los últimos de su vida), en el Teatro SHA de esa ciudad, en la re inauguración de esa sala, el sábado 16 Abril de 2011".

Aquellos 30.000 dólares y la apuesta del Gran Plaza

—Nos enteramos que en los últimos meses lograron la habilitación definitiva del Teatro Gran Plaza ¿Qué significa para usted haberlo logrado?

—Significa trabajar tranquilo. En Bahía Blanca he organizado espectáculos en el Club Olimpo, Club Estudiantes, Villa Mitre, Club Liniers, Biblioteca Rivadavia, Teatro Municipal, Teatro Don Bosco,  Complejo Cultural de la Calle,  pub Chaman, pub Concierto Bar, Bar La Techa, La Barraca. Jamás hubo un problema y siempre respetando las normas vigentes en esta actividad.

Cuando clausuraron La Oreja de Van Gogh con la gente adentro perdí 30.000 dólares y nadie se solidarizó con esa injusticia”.

—¿Puede recordar lo que ocurrió antes del recital de La Oreja de Van Gogh?

—El  18 de Mayo de 2014 con entradas agotadas y el público adentro de la sala para ver a La Oreja de Van Gogh aparecieron Inspectores Municipales con Policía de apoyo y procedieron a clausurar la sala (insisto, con el público adentro).  Se suspendió el concierto y adujeron desde la Municipalidad que la sala no tenía el pullman habilitado.

"El arquitecto Pablo Sierra Pacheco era el responsable de la sala y estaba con todos los trámites y obras para su correcta habilitación (ya había mejoras en el acceso, boletería y hall de entrada). El pullman de esta sala había sido usado unos meses antes, y unos meses después de la gestión del arquitecto Pablo Sierra Pacheco, sin que nadie clausure nada. Eso que hicieron las autoridades de ese momento fue bochornoso y lamentable.  Luego de esa experiencia dolorosa, yo aprendí que las leyes, los reglamentos y las disposiciones no son iguales para todos.  A veces se aplican, y otras veces no".

—¿Cuál fue el resultado económico de esa producción fallida?

—Ese día perdí unos 30.000 dólares y nadie se solidarizó con esta injusticia que me tocó sufrir. Con este antecedente tan grave llego al Gran Teatro Plaza y arribamos a un acuerdo con el nuevo propietario para explotarlo en forma exclusiva en todo lo referente a teatro y música, eventos sociales y educativos.  Una de mis condiciones fue que la sala obtenga su habilitación definitiva, algo que con mucho esfuerzo y mucho dinero invertido entre ambas partes, se pudo conseguir, y de esta forma tenemos una sala segura, habilitada como corresponde, algo que por este tiempo nos consta que de las salas mas grandes de la ciudad somos la única que esta habilitada en forma completa. Antes teníamos una provisoria.

En el Gran Plaza instalamos una red contra incendios con gran caudal de agua y colocamos aspersores en toda la superficie”.

—¿Cuál fue la mayor dificultad a destrabar a nivel burocrático?

—No hubo que destrabar nada, solo hubo que cumplir con todos los requisitos post Cromagnon que se imponen desde la Reglamentación de la Municipalidad para habilitar salas para esta actividad.

—¿Qué requisitos le exigió Bomberos?

—La Reglamentación Municipal, exige un Final de Bomberos, que es un Certificado que habilita al lugar como apto en este caso para teatro, porque cuenta con todas las obras y servicios necesarios, en caso de incendio o catástrofe. Pudimos instalar una red contra incendio, con red de agua suficiente que pueda abastecer la demanda si hubiera un incendio, además colocamos aspersores de agua que cubre toda esa superficie. Trabajaron profesionales nuestros y de bomberos y se logro cumplir con ese requisito. Anteriormente en forma provisoria, era obligatoria tener una dotación de bomberos durante cada apertura de la sala, y esto se cumplía estrictamente abonando un canon a bomberos por este servicio provisorio y adicional.

La cultura para Randazzo

—En algún momento me nombró la frase “Cultura es desarrollo”. ¿Cómo vincula el desarrollo cultural de Bahía Blanca cuando todos (o casi todos) los proyectos que trabaja son exportados de CABA?

—La vida cultural de nuestra ciudad es extraordinaria. Está a la altura de cualquier capital de provincia. La oferta de propuestas locales es excelente, y a ello se suma también excelente programación de artistas nacionales e internacionales. Para los habitantes de Bahía Blanca y la región, no es lo mismo tener estas propuestas a varios minutos de su casa,  que tener que ir a Buenos Aires para poder verlos.  Este aspecto la ubica entre las pocas zonas privilegiadas de nuestro extenso país.  Se agrega a ello que cuanto más se programan artistas, más trabajan proveedores de equipamiento para espectáculos, restaurantes, hoteles, bares, taxis, remises, medios de comunicación, y comercios en general que abastecen la demanda de gente de la región que viene a ver algún espectáculo.

“Cultura es desarrollo, da trabajo directo e indirecto a mucha gente y eleva la calidad de vida de los habitantes de la ciudad y la región.  Evita de alguna manera el desarraigo y abre perspectivas de trabajo a los jóvenes creadores”.

Lo que viene para esta temporada

—¿Qué proyectos tiene para 2023?

—Quiero consolidar la actividad en el Gran Plaza Teatro. Ya podemos programar con tranquilidad, seguir la línea marcada. Tenemos programados algunos conciertos con los Organismos Artísticos de la Provincia de Buenos Aires,  además  de brindarles la sala a diferentes propuestas locales y escuelas de arte que ya desarrollan actividades en este lugar. Respecto a los artistas, seguiremos haciendo honor a nuestro lema: “En la mejor sala, los mejores espectáculos siempre”.

Con Armando Manzanero puedo decir que generamos una amistad. Hasta jugamos al tenis y recibió familiares míos en México".

—Por último ¿qué hay de cierto acerca de los rumores que afirman que el Gran Plaza está en venta?

—A través de la Asociación Civil por la Música, entidad cultural que presido,  tenemos el Gran Plaza Teatro alquilado hasta el año 2027.  Esta sala se ha recuperado gracias a una heroica y valiente  empresa encarada por el pastor Evangélico Patricio Vázquez y su comunidad.  No puedo omitir en esta nota, tal como es de dominio público, que el teatro hoy está en venta. La obra de restauración ha sido extraordinaria, es una de las mejores salas privadas de todo el sur argentino, y los costos de compra y restauración han sido de varios millones de dólares, y para finalizar la obra tuvieron que endeudarse en dólares en la época que un dólar que costaba 35.

"La realidad es que si hoy,  no se accede a un crédito blando, un crédito PyME, o un crédito de fomento internacional, la única salida es su venta o remate.  El teatro como actividad hace mas de 4.000 años que está en vías de extinción, y siempre sigue adelante y supere los peores avatares.  Bahía Blanca, no se puede dar el lujo de volver a tener cerrado un espacio tan importante como este.  Nosotros como Asociación Civil sin fines de lucro, estamos analizando posibles caminos y poder ayudar a que todo arribe a buen puerto, y que el final no sea una bandera de remate”.