Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Arroyo Napostá: aparecieron coipos y patos con sus crías y se llevaron todas las miradas

Por estos días de temperaturas primaverales se los ve nadando en familia o a la vera del agua. Quienes pasean por el humedal se detienen para tomarles fotos y observarlos. Las recomendaciones de los especialistas para cuidar la biodiversidad de este rico pulmón verde.

Ayer, una familia de coipos en el curso del Napostá llamó la atención de los presentes.

   Anahí González Pau / agonzalez@lanueva.com

   Con la llegada de temperaturas más cálidas, aún en pleno invierno, el verde comienza a mostrar su poderío frente a los marrones, a agrietar los grises y a abrir caminos entre los resabios amarillos del otoño.

   La primavera se anuncia en el Arroyo Napostá: "En menos de un mes estoy con ustedes".

    -¡Mirá, mamá! ¡Ahí! ¡Dos patos con sus patitos!

   

   La nena, a pasos del puente amarillo, señala a una familia de barcinos que se desliza sobre el agua como por una cinta corrediza. Dos adultos y un grupo de pequeños, que los siguen a todos lados.

   Un poco más allá, otra familia, pero de coipos (aunque los conocemos como nutrias) también llama la atención y se gana la simpatía de los espectadores.

   La gracia con la que se desplazan los pequeños, dejando expuestos los bigotes y moviendo las patitas con prisa, genera sonrisas y comentarios. Al subir a un islote de tierra, los juveniles y el ejemplar adulto dejan ver sus largas colas.   

   

   Quienes pasan por ahí (hasta los ciclistas) frenan, sacan fotos y se quedan un rato largo apreciando el espectáculo natural para el que no hay que pagar entrada.

   ¿Qué sabemos sobre la fauna que habita el Arroyo y cómo podemos cuidarla?

   Empecemos por la manera de nombrar a las especies: le decimos nutria al coipo, y no son lo mismo.

   El biólogo Leo Marbán, quien forma parte como voluntario del Proyecto de Extensión Universitaria de la UNS sobre el Arroyo Napostá, realizó sus aportes al respecto.

   

   "El coipo es una especie nativa de nuestra región (su nombre deriva del término araucano koypu) y como se adivina en sus grandes dientes, son roedores al igual que los carpinchos que a veces aparecen por el arroyo o los tucu-tucus que se ven (o escuchan) dentro de sus cuevas en las orillas", comentó.

   "Si bien cuando los españoles llegaron a nuestra zona las llamaron nutrias y aún es frecuente el uso de ese nombre, las verdaderas nutrias son carnívoras y están más emparentadas con los zorrinos y los coatíes, inclusive con los lobos marinos, los pumas o los perros, que con los coipos", explicó.

    Se distinguen de los carpinchos por su menor tamaño, su cola alargada y sus largos bigotes blancos.


Ayer, cerca del atardecer, la gente sacaba fotos a los coipos. Hay que guardar cierta distancia en cuanto se observa inquietud en los animales.

    El especialista mencionó que los coipos construyen sus madrigueras haciendo cuevas al borde de los cursos de agua, con salida directa al arroyo, que pueden tener varios metros de extensión.

   "Las crías nacen ahí después de unos cuatro meses de gestación y a los pocos días de nacer ya nadan y se alimentan de vegetación, a la par de que son amamantados por la hembra mientras flota en el agua", dijo.

Crédito: Leo Marban

   Y brindó un dato para quienes no hayan tenido la oportunidad de verlos: "Son más fáciles de ser observados después de que empieza a atardecer, cuando se encuentran más activos".

   En cuanto al barcino, señaló que es la especie de pato más común de ver en el arroyo, muy parecido al pato maicero, otra especie que habita en nuestra zona aunque no tan frecuente en esta parte del arroyo.

   "A diferencia del pato maicero, el barcino suele anidar en árboles cercanos a los cursos de agua. En el parque, habitualmente eligen para poner sus huevos los nidos que las cotorras hacen sobre los eucaliptos, a veces cuando las cotorras todavía los están usando y ocasionando verdaderas peleas de vecinos", comentó.

   "A los pocos días de nacer, los pichones abandonan el nido tirándose desde lo alto (ya que todavía no pueden volar) y empiezan a caminar atrás de sus padres hasta llegar a un curso de agua y donde vivirán todos juntos hasta que aprendan a volar", explicó.

   No todos los centros urbanos tienen el privilegio de poseer un espacio natural con estas características, con abundancia de biodiversidad, que se reinventa, que renace, que resiste ante los desechos que arrojamos los humanos.

   En Bahía tenemos la posibilidad de ver a estos animales camino a nuestros trabajos, yendo a estudiar o al salir a hacer ejercicio: ¿qué debemos y qué no debemos hacer cuando se dan estos encuentros? 

   Recomendaciones y sugerencias para cuidar la flora y fauna del Napostá (por Leo Marbán)

   *Mantener cierta distancia. Es importante saber respetar las distancias para que no se sientan amenazados. A diferencia de otras especies que aún necesitan que el arroyo recupere la vegetación ribereña que les da refugio para volver a reproducirse, los barcinos y los coipos pueden encontrarse sus propios refugios para criar. Sin embargo, una vez que las crías están en el agua si necesitan de estos ambientes, por lo que debido al estado actual del arroyo se encuentran más vulnerables.

   *Prestar atención a sus reacciones. Son especies confiadas, pero si nos acercamos a sacar una foto y vemos que interrumpen su actividad por estar atentos a nuestra presencia, ahí ya nos están diciendo que empezamos a molestarlos.

   *Tener el control sobre nuestras mascotas. Si salimos a pasear a nuestra mascota, su sola presencia también puede ser amenazante, inclusive a veces -aunque sea por jugar- pueden perseguirlos y -en el menos grave de los casos- ocasionarles un estrés innecesario.

   *¡No arrojar basura! Aunque hasta para los más chiquitos sea algo obvio, no sigamos dejando más basura ni en el agua ni en sus inmediaciones. Tenemos el privilegio de poder verlos pero también la responsabilidad de cuidarlos para que sigan estando entre nosotros.