Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Del Santo: “Tocar en el Municipal es como jugar en el Maracaná”

Charlamos con el guitarrista que armó una gran banda para presentar el espectáculo “Danza de las manos”. Este sábado, a las 21, en el Teatro Municipal.

Por Franco Pignol

   Julián del Santo es un guitarrista formado que hace unos 40 años estaba dando sus primeros pasos en el Conservatorio de Música de Bahía Blanca. Su amor por la encordada venía incluso de niño, en su pueblo Carlos Tejedor, cuando su mamá le decía que si quería tocar música tenía que aprender a leer partituras.

   En el “Conser” estudiaba repertorio de guitarra clásica pero en su casa “le agarraba la locura” y se ponía a descifrar las notas y acordes de “Adiós Nonino”, de Astor Piazzolla, entre otras.

   “En mi pueblo estudiaba piano y guitarra con mi mamá y mis tíos. Aprendí piano a los 5. Mi madre tenía la teoría que decía que yo siempre tenía que leer. Entonces empecé tocando folklore y tango”, aclaró Del Santo.

   Julián armó una banda ambiciosa y talentosa para tocar este sábado, desde las 21, en el Teatro Municipal. Las entradas se consiguen en la boletería del teatro, de 17 a 20. En el marco del Día de las Infancias habrá una actividad de concientización sobre Missing Children.

   Allí presentará “Danza de las manos” junto a Evangelina Baronio (bajo), Lucas Magallán (guitarra), Guillermo García (saxo, flauta) y Gustavo Fernández (percusión).

    “El Conservatorio arrancó en los ’60 con la idea de formar músicos para la Orquesta Sinfónica. En los ’70 entró un grupo de profesores de guitarra que le dio una vuelta de tuerca y traían toda una cuestión de la guitarra de Santa Fe. Había gente que tocaba muy bien: Adriana Miconi, Alejandro Usabiaga, Coquito Conte Grand… gente que estudiaba mucho”, recuerda Julián.

   —Pasaste de tocar tango y folklore a tocar guitarra clásica.

   —Sí, ahí me cambió el tema del repertorio y me empecé a formar en la guitarra clásica. En Argentina tuvo mucho arraigo en todo el siglo XX. Finalmente me recibí en La Lucila. Estudiaba con Héctor Farías y concluí con Jorge Martínez Zárate y con Horacio Ceballos.

   —La guitarra es generadora de encuentros. Contame con quiénes has compartido sobremesa.

   —Tenemos una historia hermosa con Raúl Carnota. Hemos compartido un día entero tocando, comiendo y bebiendo (risas). También con clásicos como Eduardo Isaac o Juan Falú que es un referente en Bahía Blanca porque tiene familia acá y viene muy seguido. Carlos Aguirre, Sebastián Macchi o el mismo Juan Quintero de Aca Seca.

   —Cómo te llevas con la obra de los grandes de la guitarra argentina como Yupanqui o Fleury.

   —Es justo lo que uno quiere. Es lo que añorás. Yo toco muchas milongas de Fleury y de Atahualpa. Hay una tradición en la Provincia de Buenos Aires con la guitarra solista y el payador con la guitarra en la pampa. Es un lenguaje muy rico. Acá en Bahía hay gente que toca como Karen Arranz que cultiva el género. Es notable como se escucha todo eso en nuestra zona.

   —¿Qué significado tiene tocar en el Teatro Municipal?

   —Es como ir a jugar al Maracaná. Para nosotros es ideal, por el lugar, la historia y por la gente que trabaja ahí. Los técnicos son súper profesionales.

Ayudando a Missing Children

   Cuando se armó el concierto de este sábado, teniendo en cuenta que el próximo domingo se celebra el Día de las Infancias, se quedaron pensando en que de algún modo podrían aprovechar la presencia del público para  visibilizar un tema que debe preocuparnos: el de los chicos perdidos de Argentina.

   Dice el flyer de Missing Children Argentina “Sigamos buscándolos porque todos los chicos se merecen una infancia feliz…”.

   Los organizadores adhieren a ese concepto y por eso les interesa comentarles la actividad de esa ONG cuyos objetivos pasan por la difusión de las imágenes esos de chicos perdidos, la  contención  de la familia y la orientación en los pasos a seguir en la búsqueda, la colaboración con la justicia y las fuerzas de seguridad, el desarrollo de un trabajo en red con instituciones públicas y privadas relacionadas con el tema. Y, en especial , la concientización de la sociedad acerca de estos problemas.

   El lema de MCA es “Gracias por prestarnos tus ojos”, porque sin los ojos de quienes sostienen una mirada comprometida no hay posibilidades de lograr éxito en su tarea.