La "otra grieta": qué opinan los bahienses de la extensión de la red de ciclovías

Redacción de La Nueva.

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   Desde que comenzaron a instalarse en las calles de Bahía, las ciclovías fueron un tema controversial entre los vecinos. La semana pasada, el Municipio colocó nuevas en Lavalle, entre Corrientes y Napostá, para avanzar en la conexión del circuito de bicicletas. 

   Comerciantes y vecinos del lugar manifestaron su postura en relación a esta medida, con argumentos tanto a favor como en contra. 

   “Estéticamente, las ciclovías nos encantan”, dijo Lucía, que atiende en una panadería ubicada en Lavalle al 500. Se mostró positiva y las consideró como una importante mejora para el desarrollo del sector. “Me parece re moderno, lindo. Esta era una calle que estaba totalmente olvidada y que de a poco fue mejorando. A la noche pasás y está iluminado, está divino”.

   A pesar de eso, reconoció que las bicisendas representan una dificultad, porque no hay una parada de abastecimiento cercana para descargar los insumos. “Me parece que faltó un poquito de planificación. No nos avisaron que iban a poner la ciclovía. Nadie se presentó y nos dijo, por ejemplo, dónde vamos a bajar las bolsas de harina o las cosas que son muy pesadas”, contó. 

   También destacó el problema que generó el cierre del predio ferroviario que muchos conductores utilizaban para estacionar en el sector. “Hay que tener en cuenta que tenés el gimnasio más grande de Bahía, que es una cuadra súper transitada, que está lleno de locales y ¿dónde estacionamos?”, planteó. 

   Y amplió: “9 de cada 10 personas entra y en vez de decirme 'che, el pan está salado', preguntan '¿dónde estaciono?' Pero yo no puedo tener una panadería con estacionamiento”.

   Emanuel atiende en una casa de música que queda en la esquina de Corrientes y Lavalle. Contó que se maneja en bicicleta, por lo que el carril para ciclistas le “viene bárbaro”. 

   “Estoy contento, la ciclovía me funciona muy bien. Es mucho más seguro, trato de agarrarla en todos los lugares donde hay. Lo miro positivamente”, dijo, señalando que su bicicleta estaba estacionada en la puerta del local.

   “Yo estoy chocho, pero mucha gente no: vienen y se quejan de que no pueden estacionar”, reconoció. A pesar de estar a favor de las ciclovías, “me considero un mediador: el comerciante diría algo negativo y tiene razón. Entonces, ¿de qué lado estás? Es como otra grieta”.

   Observó que la mayoría de los reclamos vienen de personas que no acostumbran a utilizar este medio de transporte. “Trato de andar mucho más en bicicleta. Primero por una cuestión física, segundo por una cuestión de entretenimiento y tercero para no gastar tanta nafta, que se fue a las nubes”.

   “A mí me gusta aprender de los grandes países, aunque es algo más profundo para hablar. En Holanda, por ejemplo, el gerente de una empresa anda en bicicleta. Acá, andar en bicicleta está asociado a otro escalafón social y económico”, continuó. 

   “Pero la realidad es que hay muchos accidentes en lo que es ciclismo. Por eso la ciclovía es más segura, está buena y es lo que se vendría. Es importante que se concientice”, concluyó. 

   Por otro lado, Gaspar, que trabaja en una pollería de la misma cuadra, se mostró en desacuerdo con la medida. Dijo que le representa un problema porque tiene muchos clientes que no son del barrio y que van en auto a comprar. 

   Además, al igual que Lucía, mencionó la dificultad que supone para los repartidores. “Ayer el camión del pollo tuvo que parar a tres cuadras para traerme dos cajones. Necesitaríamos una parada de abastecimiento”, dijo. 

   “El tema es que esta es una calle muy transitada. Y eso que todavía estamos en vacaciones de invierno, esperá a que arranquen las clases. Tenés el jardín acá a la vuelta y la escuela de General Paz. Así que va a ser un caos”.

   Entre las opiniones de los vecinos, la recepción de la iniciativa parece ser más favorable. 

   Claudia, una mujer que compraba en la pollería de Gaspar, contó que como la nueva ciclovía pasa por la vereda de su casa, los autos no pueden estacionar en su garage, como sucedía antes de forma habitual. 

   “El problema del tránsito es que no se respetan las normas –evaluó–. Me parece que tenemos que aprender. Yo soy peatón, ni manejo ni ando en bici”.

   Luis, que caminaba con sus tres perros por las vías del tren, consideró “perfecto que estén las ciclovías” en ese lugar, y apuntó contra otras medidas de la Secretaría de Gestión Urbana. “Lo que no me parece bien son las macetas que interrumpen el estacionamiento, por ejemplo en la calle Chiclana”, remarcó.

   Además, dijo que el problema en los carriles exclusivos para ciclistas surge cuando los autos son estacionados “en el medio de la calle. Es una locura”.

   Eran varios los ciclistas que circulaban por la ciudad, gracias al clima agradable de esa mañana soleada. 

   “Para mí están bárbaras. Las usamos un montón”, dijo Verónica, que se trasladaba junto a Josefina por la ciclovía de Corrientes, con dirección a Lavalle. “Estaría bueno que las extiendan”, concluyó. 

   Y tras doblar hacia las vías, a los pocos metros tuvieron que esquivar un auto que se encontraba estacionado de punta contra el viejo estacionamiento clausurado, bloqueando el paso en la ciclovía.

La opinión de los bahienses en el Instagram de La Nueva. 

   El jueves La Nueva. realizó una encuesta a través de Instagram para conocer si sus seguidores están de acuerdo con la extensión de la red de bicisendas. 

   El 62 % de los participantes respondió que no coincide con los trabajos realizados y el 38 % restante respondió afirmativamente a la idea de seguir instalando espacios seguros para transitar en bicicleta.

   Los comentarios que realizaron los votantes fueron variados.

   "Sí —contestó una usuaria—, aunque algunas no están muy bien diseñadas".

   "El mismo derecho de circular tienen las bicicletas que los autos y estos últimos no respetan", agregó otra persona.

   "Mal diseñadas, mal implementadas, molestas para muchos, útil para pocos", dijo otro participante.

   "Tenemos necesidades más urgentes", señaló otra persona.

   Menor cantidad de lugares para estacionar, sumado a los carriles cada vez más angostos, son los argumentos de los bahienses que se manifiestan en contra de esta iniciativa. Sin embargo, es una alternativa a tener en cuenta para quienes consideran la salud física, el cuidado del medioambiente y los valores de la nafta.