Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Psicología para el Día del Periodista

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   Cuando surge un acontecimiento y en las redes sociales se convierte en tendencia algo indica que hay que detenerse, mirar, pensar, analizar y reflexionar. Que un suceso o incidente sea comentado por millones de personas, algo indica.

   Días pasados, Alfredo Casero en una mezcla de enojo, ira, histrionismo e indignación se levantó y abandonó el programo de Luis Majul, los pantalones chupines y los sobres se convirtieron en tendencia.

   Luego, Viviana Canosa, alcanzada por el enojo, la ira el histrionismo e indignación, echó “en vivo” de su programa a Jorge Yoma, ex legislador.

   Tal vez habría que preguntarse por la ira, el enojo, la indignación, pues son temas que aborda la Psicología, pero en este caso la pregunta gira en torno y en vísperas del 7 de junio a la labor periodística.

   Mientras acontecían estos episodios leía por segunda vez “Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo” de Ryszard Kapuscinski. Ensayista, escritor y periodista polaco que entre tantas publicaciones trascendió por sus escritos sobre el continente africano; a juzgar por la tasa de pobreza no estamos tan alejados.

   Leo y paralelamente observo el desenfreno por ganar “el minuto a minuto” con espectacularidad y sin contenido, con escándalo y poca circulación de la palabra y me pregunto si esta pulseada entre lo llamativo y grotesco no conspira contra la construcción de carreras periodísticas basadas en la coherencia, la sensatez, la provocación inteligente.

   ¿En qué momento lo popular le gana al prestigio?

   Ryszard Kapuscinski, indirectamente responde la pregunta. Además, con un estilo irónico aborda aspectos inherentes al mundo y a la labor periodística. Analiza los cambios sociales, tecnológicos, la importancia de la opinión pública, el uso y manejo de la información en los grandes medios de comunicación y también la posición de los medios que son elegidos y consumidos por pequeñas audiencias.

   En el libro asevera que la labor periodística está atravesada por la revolución electrónica, que las nuevas tecnologías han facilitado el trabajo , pero que de ninguna manera pueden ocupar el lugar de dicha labor; las cualidades de la profesión y ese carácter artesanal deben permanecer inalterables.

   Afirma que para ejercer el periodismo “hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse, inmediatamente, desde el primer momento, en parte de su destino”.

   Está convencido de la importancia de la Psicología para la profesión y hacer referencia a la empatía. Pues está convencido que “mediante la empatía, se puede comprender el carácter del propio interlocutor y compartir de forma natural y sincera el destino y los problemas de los demás”.

   El libro “con-mueve” y a estas alturas sería enriquecedor para quienes se dedican a la comunicación pues invita a revisar la profesión y desafía a “moverse-con” los otros, ya que es a partir de ellos y con ellos que se puede construir una noticia.