Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Mercado cambiario: la ciudad que olvidamos

Un edificio que fue mutando, en estética y en uso.

   No es un concepto nuevo decir que las ciudades son organismos vivos. Que cambian, mutan, crecen, se adaptan a nuevos usos y necesidades. Pueden no cambiar, es cierto, y permanecer quietas en el tiempo. Pero para eso necesitan crecer en otros lugares, abrir nuevos barrios, generar nuevas plazas. Caso contrario corren un riesgo, el que Italo Calvino, en su libro Las Ciudades invisibles, encontró en Zora, la ciudad que, “Obligada a permanecer inmóvil e igual a sí misma para ser recordada mejor, languideció, se deshizo y desapareció. La Tierra la ha olvidado”.

   En esa ciudad que cambia, lo que mantiene viva sus partes ausentes es la memoria, las postales de otros tiempos. Señalaba Jorge Luis Borges, “El tiempo está hecho de memoria. Nosotros, individualmente, estamos hechos, en buena parte, de memoria, de nuestra pobre y endeble memoria. Y esa memoria está hecha, a su vez en buena parte de olvido”. La ciudad que desaparece es la que se lleva el olvido.

   En esa búsqueda de lugares hoy ausentes, aparece la historia de un edificio de la avenida Alem, la vieja calle de las Quintas, la Palermo bahiense, hoy en un eje residencial-comercial-gastronómico en constante transformación.

   Al 900 de la calle se ubica hoy una sucursal del banco de la Provincia de Buenos Aires. Pero el inmueble no siempre fue banco y tampoco fue esa entidad la que lo construyó.

Un modelo de mercado

   La génesis del inmueble data de 1961, cuando en el lugar se construyó un Mercado Modelo, con el nombre de “Avenida”. Este tipo de propuesta era habitual en la época y no hubo barrio que no contara con una mercado de esas características: organizado en uno o varios pasillos con locales a sus costados, ocupados por almacenes, carnicerías, kioscos, juguetería, un copetín al paso, bazar y todo propuesta que atendiera las necesidades barriales.

   El primero en su tipo marcó toda una época: el ubicado en la primera cuadra de calle Yrigoyen, con entrada además por Zelarrayán. Allí funcionó la Pizzería el Rincón, donde Pedro Sabas, su dueño, inventó el Chiplú, un bocado que atrapó a generaciones de bahienses.

Mercado Modelo, ingreso por Zelarrayán

   La suerte del mercado Avenida sin dudas no fue la esperada. Inagurado el 19 de agosto de 1963, cerró sus puertas cinco años después.

   El edifico encontró casi de inmediato ocupante: un Centro del Confort, que abrió sus puertas en diciembre de 1969 con el nombre de Brandauer Confort SA, un lugar “para comenzar un nuevo y confortable estilo de vida!”. Con productos de las marcas Ranser, Siam, Eskabe y Yelmo, entre otras. Sumando además secciones de cristalería, porcelana, vajilla y amoblamientos de cocina.

La casa del Confort, abrió en diciembre de 1969

   De vida también efímera, llegó finalmente el último ocupante del edificio: el banco de la Provincia, con un diseño de fachada que ocultó, detrás de un entramado de varillas de aluminio, los ventanales de la planta alta. En 2021 la entidad renovó ese frente, con una superficie casi vidriada en su totalidad y en la planta alta un vidrio que deja ver las aberturas originales.

La entidad bancaria, recientemente renovada

   Seis décadas de historia para este inmueble, de mercado a banco, una muestra pequeña de la ciudad que se renueva pero que no por eso dejar de ser interesante rescatar su historia. Volviendo a Calvino, acaso Bahía Blanca pueda emparentarse con Olinda. “ (…) una Olinda completamente nueva que conserva los rasgos y el flujo de linfa de la primera Olinda y de todas las Olindas que han brotado una de la otra; y dentro de ese círculo más interno ya brotan —pero es difícil distinguirlas— la Olinda venidera y aquellas que crecerán a continuación”.