Bahía Blanca | Miércoles, 01 de mayo

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Agropiro: ¿Por qué es una fuente forrajera clave para la ganadería de Patagones?

“Las bondades se extienden para proteger a los suelos de los catastróficos riesgos de la erosión eólica”, dijo el Dr. Miguel Angel Cantamutto, director de la EEA del INTA Ascasubi.

Una pastura que se sostiene en secano. / Fotos: Gentileza Prensa INTA Ascasubi y Hipólito Carmody / Archivo La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   “El planteo ganadero, basado en pasturas de agropiro, protegió a los suelos de los catastróficos riesgos de erosión eólica”.

   La definición corresponde al Dr. Miguel Angel Cantamutto, director de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Ascasubi, ubicada en el distrito de Villarino.

   Se refiere a las pasturas del establecimiento Hipólito B, en Patagones, donde se probó que el agropiro se constituye un excelente aliado para la producción ganadera en el secano del distrito más austral de la provincia de Buenos Aires.

Dr. Miguel Angel Cantamutto, director del INTA Ascasubi.

   “En condiciones de seca otoño-invernal, cuando en otros planteos ganaderos se habían perdido los verdeos de invierno, el agropiro produjo forraje de valor estratégico”, añadió.

   “Esta especie mostró, también, un rápido crecimiento forrajero luego de las lluvias del verano, que permitió disponer de alimento, al menos, un mes antes de lo que lo hicieran los verdeos de verano”, comentó.

Entre los meses de octubre de 2021 y este marzo, más de una decena de otros suelos de Patagones fueron degradados por grandes voladuras facilitadas por la falta de cobertura, compactación por pisoteo, y exceso de pulverización por labranza mecánica.

   “La experiencia muestra que los verdeos anuales de invierno, como avena o cebada, y los verdeos anuales de verano, como sorgo o moha, pueden ser reemplazados por pasturas perennes de agropiro”, aseguró —por su parte— el Dr. Juan Pablo Renzi, también de la EEA del INTA Ascasubi.

   Se concluye que ello permite mantener la productividad de los suelos sin exponerlos a riesgos de erosión.

La extrema sequía

   El año 2021 fue extremadamente adverso para la actividad agropecuaria en el partido de Patagones.

   Una prolongada sequía impactó sobre la producción forrajera en el otoño y generó una falta de alimento que persistió hasta fines de la primavera.

   La condición climática extrema fue equiparable a la acontecida en las dos dramáticas sequías de 2008 y de 2009.

   “La restricción hídrica dio por tierra con la esperada acumulación forrajera otoñal de los pastizales naturales e impidió la buena implantación de los verdeos invernales, ya sea avena o cebada, por ejemplo”, sostuvo Cantamutto.

   Luego de un agónico período de decaimiento generalizado de la condición del ganado, por falta de forraje, algunas lluvias de noviembre de 2021 generaron condiciones favorables, las que permitieron retomar el crecimiento vegetal de especies forrajeras.

   “La incipiente mejora del estado hídrico de los suelos y de las perspectivas climáticas, frente a una acuciante falta de pasto, motorizó una intensa actividad agrícola orientada a la siembra de verdeos de verano, básicamente sorgo”, agregó.

   Hacia finales de noviembre del mismo año, alrededor de una décima parte de los potreros del secano estuvo sometido a labranzas mecánicas, generalmente con discos, exponiéndolos a intensos procesos de erosión eólica.

   Sin alcanzar los niveles catastróficos de aquellas sequías, los procesos de erosión eólica fueron dramáticos.

   “Durante el principio de la primavera, algunos lotes con suelos labrados, en los que no se habían implantado verdeos, y otros sobrepastoreados, comenzaron a volarse”, sostuvo Renzi.

   “Luego de las lluvias de noviembre, la exposición por labranza a suelo desnudo desató una nueva camada de voladuras, energizadas por altas temperaturas y fuertes ráfagas de viento”, detalló.

   “Agudizando la gravedad del escenario, las excepcionalmente copiosas lluvias de enero del corriente año que, en varios sectores sumaron más de doscientos milímetros, plancharon los suelos desnudos y los hicieron altamente vulnerables a una nueva sección temporal con eventos de erosión”, dijo.

Dr. Juan Pablo Renzi, de la EEA del INTA Ascasubi.

   “El crecimiento espontáneo de plantas como cardo ruso, con algún valor forrajero o la correcta implantación de los verdeos de verano, gradualmente fueron fijando los suelos durante el advenimiento del otoño 2022”, retomó el titular del INTA Ascasubi.

   Con un clima reacomodado, fresco, y humedad en el perfil, la implantación de los verdeos invernales del otoño 2022 comenzó a avanzar con buenas condiciones.

   “En su generalidad, los verdeos comenzarán a producir pasto hacia finales de esa estación”, afirmó.

La observación

   Desde el año 2018, el pastoreo de los lotes de Hipólito B se realiza bajo planificación de manejo holístico.

   “A través de eso se ha logrado la persistencia de un buen estand de plantas de las pasturas de agropiro y la generación de un buen caudal de pasto”, comentó Cantamutto.

   Un lote de 70 hectáreas, con una pastura de agropiro sembrada en el año 2010, mostró una rápida respuesta a las lluvias del mes de noviembre.

   Esa pastura tuvo una producción forrajera que alcanzó para alimentar a mil ovinos durante cuarenta días, hasta el inicio del nuevo verano.

   “La veterana (sic) pastura, implantada en un suelo con algunas ondulaciones, toleró las copiosas lluvias de enero de 2022 sin mostrar signos de erosión hídrica endógena”, añadió.

   “Por el contrario, se observó que, desde campos linderos labrados a suelo desnudo, ingresaron partículas de suelo acarreadas por la escorrentía de agua hacia el salitral”, sostuvo. 

   Otra pastura de Hipólito B, también de 70 hectáreas, sembrada en el año 2019, tuvo un valor crucial para el mantenimiento de la hacienda.

Una escenografía habitual en los campos del sur bonaerense.

   Durante finales del inverno-inicio de primavera 2021, la pastura mantuvo en parición a una majada de mil hembras.

   Luego de un descanso estival, desde fines de febrero de 2022 la pastura está generando alimento para la majada y para un rodeo de doscientos novillos.

   Sobre Hipólito B, los Dres. Miguel Angel Cantamutto y Juan Pablo Renzi, del INTA, así como por Hipólito Carmody, titular del establecimiento, realizaron un video con detalles del desarrollo productivo. Está disponible en el siguiente link: https://inta.gob.ar/videos/agropiro-en-patagones

Acerca del lugar

   Hipólito B es un establecimiento agropecuario, administrado por un profesional de la tercera generación de productores provenientes de la inmigración europea.

   Está ubicado en pleno secano austral, al noroeste de la ciudad de Carmen de Patagones, separado por 7 kilómetros al oeste de la ruta nacional 3 sur.

   La actividad productiva predominante es la ganadería mixta ovino/bovina.

Hipólito Carmody, titular del establecimiento Hipólito B.

   Es un típico establecimiento del secano extremo que, actualmente, posee enfoque marcadamente conservacionista.

   Consta una legua de campo con suaves pendientes que comprenden desde + 40 metros sobre el nivel del mar, en el extremo este y desciende hasta — 10 msnm en una cuenca endorreica al oeste, donde se encuentra la salina del Algarrobo.

Hasta tres décadas, poco menos de la mitad de la superficie estuvo aprovechada con agricultura. Como parte del plan conservacionista, ese sector fue gradualmente destinado a la implantación de pasturas perennes de agropiro.

   En el nuevo siglo, Hipólito B disminuyó sustancialmente las pérdidas por depredadores mediante el uso de perros de guarda. Se trata de animales preparados para integrarse a las majadas y defenderlas de los carnívoros. Esto hizo que Hipólito B pueda mantener el tamaño de la majada, bajando la mortandad por carnívoros a valores económicamente aceptables.