Bahía Blanca | Jueves, 10 de julio

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¿La UNS puede llegar a producir medicamentos en algún momento?

“Hoy no podría decir que estamos en condiciones pero, como participamos hasta una instancia avanzada, eso podría suceder en un futuro”, dijo el vicerrector Javier Orozco.

El equipo de la Unidad de Desarrollo de Medicamentos y Tecnología Médica (Udemet). / Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Guillermo D. Rueda / [email protected]

   “No podría decir que estamos en condiciones, porque para producir un medicamento, en el ámbito de la universidad, hoy no es posible”, dice el Dr. Javier Orozco, vicerrector de la Universidad Nacional del Sur.

   Pero aclara: “Lo que no quiere decir que no participemos de la cadena de desarrollo hasta una instancia importante”.

   El diálogo —con La Nueva.— se da en el marco de la iniciativa orientada a la innovación en el campo de los fármacos, los tratamientos y sus procesos de producción, a partir del cual la UNS presentó la Unidad de Desarrollo de Medicamentos y Tecnología Médica.

   La Udemet persigue la coordinación transversal de tareas de investigación, desarrollo, innovación, transferencia y producción científico-tecnológicas en áreas relativas a las ciencias farmacéuticas, tal como otras disciplinas tecnológicas orientadas a la salud.

   “Es decir, con los medicamentos hay una instancia de investigación y desarrollo de tecnologías y, la UNS se vincula con laboratorios públicos y privados para que se lleve adelante”, asegura.

Dr. Javier Orozco, vicerrector de la UNS.

  “Justamente, tenemos cartas de intención de laboratorios públicos que están interesados en la producción de medicamentos”, agrega.

   “Si bien la locación no es, por ahora, la UNS, sí participamos hasta una instancia bastante avanzada en lo que podrá ser la producción de medicamentos si se alcanzan los resultados esperados”, afirma el directivo.

   “Como bien se sabe, la salud no es algo trivial, sino que además de requerir pruebas clínicas y demás, necesita instalaciones especiales aprobadas por la ANMAT (Agencia Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica)”, comenta.

“Se trata de un conjunto de regulaciones muy exigentes. Eventualmente, el futuro dirá hasta dónde podremos llegar”, sostiene.

   Respecto de la Udemet, el Dr. Orozco agrega que se crea en el ámbito del consejo superior del rectorado de la UNS para trabajar en la temática de la producción pública de medicamentos y tecnología biomédica.

   “Esto se hace con la idea de unir transversalmente las diferentes disciplinas que pudieran proyectar, sobre esta finalidad, disciplinas que se encuentran en diferentes unidades académicas e institutos del Conicet, haciendo una matriz de talento y de capacidades diversas”, comenta.

  Admite, por su parte, que hace dos años que la UNS está trabajando con la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos de Medicamentos (ANLAP), a través de un convenio de cooperación.

   “A partir de ahí presentamos cuatro proyectos que recibieron financiamiento de becarios y esto trajo la aparición de otros vinculados”, expresa.

   El ANLAP articula y promueve la actividad de los laboratorios de producción pública de medicamentos existentes en el país de forma planificada y centralizada por parte del Estado nacional.

   El Dr. Orozco indica que grupos de distintas unidades académicas se reúnen alrededor de la Udemet. Y que hay un directorio, donde participan —junto al ANLAP y otras áreas de desarrollo de la ciencia y de la tecnología— para acercar a la comunidad soluciones a la industria farmacéutica.

   “En este caso estamos muy vinculados con la actividad pública, especialmente en los casos de medicamentos huérfanos, que son para aquellas enfermedades que, si bien pueden existir productos, suelen ser onerosos, o bien los laboratorios no tiene la intención de producirlos porque la baja prevalencia de esas afecciones provoca que no los haga económicamente rentables”, explica.

   “O bien otro de los proyectos, que son aerosoles antibióticos para tratar fibrosis quísticas, que se consiguen en el exterior pero a muy alto costo para el Estado; por lo cual es un área de interés del ministerio de Salud de la Nación”, expresa.

   “La idea de la unidad es tener un foco de gestión, de administración y de vinculación entre los investigadores y de proyección de la UNS frente a los organismos públicos y privados para acercar soluciones como fruto de las investigaciones y de desarrollo de las tecnologías sobre esta área tan importante para la salud y la comunidad”.

   —Dr. Orozco, ¿este paso de la UNS es inédito?

   —Hay ejemplos de universidades que tienen, en diferentes niveles de desarrollo, iniciativas semejantes. No es inusual, así como tampoco son muchas.

“¿Por qué participa la UNS? Primero porque es una universidad pública, con un enorme talento humano y con la capacidad instalada y recursos que son mayoritariamente producidos por el Estado y creemos, y no somos los únicos, en contribuir en el área de salud aunando esfuerzos de diferentes disciplinas”.

   “Nosotros venimos de las ingenierías, pasando por salud y biología; bioquímica y farmacia; química; agronomía; del Cerzos (Centro de Recursos Naturales Renovables de la Zona Semiárida) y del Platiqui (Planta Piloto de Ingeniería Química, un instituto de I+D en áreas de ingeniería de procesos y productos, que depende de la UNS y del Cerzos), así como próximamente se integrará ingeniería de la computación con la tecnología de inteligencia artificial para leer datos y becarios de Conicet asociados al proyecto.

   “Dentro de nuestra misión de hacer investigación, desarrollo, transferencia y formación de recursos humanos de excelencia, claramente al proyecto le sumamos una contribución al medio que, creo, es vital para una casa de altos estudios.

   “De hecho, tenemos contribuciones con el laboratorio de especialidades del Hospital Penna, con quien trabajamos. Hay contactos con el sistema de salud de la ciudad en áreas muy diferentes, desde los aerosoles hasta la extracción de algunas materias activas de hongos para contribuir en los tratamientos oncológicos y vehiculizadores de medicamentos para pediatría. Es decir, es bastante amplio el abanico de aplicaciones en los cuales estamos trabajando desde hace dos años”.

   —¿La aparición del COVID contribuyó en estas decisiones sobre la salud?

   —No. Era una intención que siempre estuvo latente, pero nunca se catalizaba. Empezamos a trabajar fuerte a fines de 2019 pero, en plena pandemia, seguimos con el proyecto y nos encontró cerrando 2021 aprobando esta estructura organizacional que, principalmente, tiende a apoyar al investigador en su trabajo.

La salud y la universidad públicas

   “La vinculación de la universidad en nuestra gestión con el medio, aunque creo también para todas, sería injusto no decirlo, en los últimos años ha ido creciendo y es parte de los objetivos de la propia misión”, asegura el Dr. Orozco.

   “Durante muchos años, la UNS estuvo encapsulada con objetivos que les eran propios, como la producción científica a través de publicaciones y alguna transferencia en áreas específicas. Esto, ahora, se fue ampliando y ha tomado algunas que son complejas, pero con un sentido de pertenencia a la comunidad”, amplía.

   “La UNS necesita de ese camino de ida y vuelta, donde debemos apreciar cuáles son las necesidades de la comunidad que nos contiene y de la que somos parte”, dice.

Hay equipo: fila inferior, desde la izquierda, Bioq. Candela Juan, becaria; Dra. Loreana Gallo, investigadora; Dra. Nazareth Ceschan, investigadora y Farm. Fátima Viceconte, becaria. Intermedia, Lic. M. Andrea Cáceres, directora administrativa; Dra. Noelia González Vidal, directora proyecto ANLAP; Dr. Javier Orozco, vicerrector y director Udemet; Dr. Luciano Benidini, investigador y Dra. Verónica Ramírez Rigo, directora proyecto ANLAP. Superior, Mtr. y Esp. Alejandro Bucciarelli, investigador; Méd. Marcelo García Diéguez, profesor investigador; Dra. María Soledad Vela Gurovic, directora  proyecto ANLAP; Farm. María Paula Caldarola, becaria y Dra. Gina Tonicelli, becaria.

   “Este proyecto (por la Udemet), en parte, es una respuesta y por eso creo que se han logrado aunar voluntades en forma rápida y de manera transversal”, cuenta.

   “Quizás para algunos proyectos cueste un poco más, pero para el actual la gente puso su conocimiento en una estructura matricial. Los buscamos sin importar mucho en qué unidad académica o en qué departamento estaban, sino que reunimos proyectos y los presentamos para desarrollar áreas que estaban de vacancia”, explica el Dr. Orozco.

   “De hecho, así lo percibió el Estado: el ministerio de Salud, a través del ANLAP, nos preguntó si éramos capaces de hacerlo. Dijimos que sí. Y acá estamos, con la primera fase concluida y próximos a presentar una segunda”, asegura.