Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

¿Por qué se presumen malos vientos para los aerogeneradores?

Las restricciones de las empresas al acceso de divisas asoman como un inconveniente de compleja resolución. La situación impide el ingreso de repuestos indispensables.

La zona cercana a Bahía Blanca posee un gran desarrollo en cuanto a los parques eólicos. / Fotos: Rodrigo García y Pablo Presti-La Nueva.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   Si hay un mercado que creció en los últimos años, de manera contundente y sostenida, ese es el de las energías alternativas.

   Se trata de la producción de electricidad a partir de aerogeneradores eólicos; es decir, el aprovechamiento del viento convirtiendo su energía cinética en eléctrica.

   Sin embargo, luego de una gran etapa de instalación de parques, la situación se ha vuelto cada día más complicada.

   En nuestro país hay cerca de 800 molinos, con capacidad instalada de 3.000 MW, de los cuales se estima que hay alrededor de 50 con problemas técnicos; algunos detenidos hace meses, por las dificultades que encuentran las empresas para importar insumos y repuestos, por falta de divisas y por complejidades burocráticas.

“Es algo increíble. Se están parando importaciones que permitirían generar energía equivalente a veinte veces lo que cuesta el insumo que se restringe, una energía que hay que reemplazar por combustibles más caros”, comentaron empresarios del sector consultados por La Nueva.

   “Pareciera que ningún funcionario tiene esa mirada integral de lo que ocurre; nadie hace estas cuentas”, agregaron.

   Las energías renovables en general —eólica, solar— crecieron a pasos agigantados y, en cuatro años, pasaron de generar el 2,5 % de la demanda de electricidad, en el año 2018, al 14 % en 2021.

   Bahía Blanca —y su región— han sido de los sitios del país donde más se ha visto el crecimiento de este sistema, atento a una serie de ventajas (ver aparte) que ofrece, entre ellas, claro, un viento por demás adecuado.

   Sin embargo, el sistema se ha topado en estos meses con un gran inconveniente: las restricciones que encuentran las empresas al acceso de divisas.

   De manera que no es la falta de viento lo que está restringiendo la generación de energía eólica sino la falta de dólares, situación que toma más relevancia en el contexto de crisis energética producida por la falta de gas.

   Por esta situación, la Cámara Eólica Argentina (CEA) envió una carta al presidente del Banco Central, Miguel Pesce, con copia al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas; al secretario de Energía, Darío Martínez y a la titular de la AFIP, Mercedes Marcó de Pont, alertando sobre esta situación.

   La cantidad de destinatarios que tiene la carta se debe a las varias —y variadas— barreras burocráticas que deben vencer las empresa para importar, ya que cada ventanilla impone una restricción cambiaria, agravada por la imposición del Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI) y de la Capacidad Económica Financiera (CEF).

El problema pasa por la imposibilidad de ingresar al país los repuestos necesarios para que ningún molino deje de funcionar. Por eso la realidad del sector es preocupante y la CEA registra —al menos— 50 aerogeneradores parados, incapaces de producir electricidad.

   Consultado por este medio respecto si algunos de esos molinos se ubican en nuestra zona, el gerente general de la entidad, Héctor Ruiz Moreno, indicó que prefería no individualizarlos para no exponer a alguna empresa en particular, ya que el problema alcanza a las veinte compañías que integran la CEA y son las encargadas de generar el 70 % de la energía eólica del país.

   Mencionó —de todas maneras— que “si esos inconvenientes no se subsanan, la cantidad de aerogeneradores detenidos aumentará”, más allá de reconocer que “algunas empresas van resolviendo los inconvenientes, invirtiendo tiempo y esfuerzos que podrían evitarse”.

   El sector eólico importa más del 60 % de bienes e insumos.

   Para que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) les otorgue dólares a las empresas, éstas tienen que aprobar el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones, instrumento de la AFIP que “prioriza los controles y la gestión de riesgo sobre las mercaderías”, y cumplir con la capacidad económica financiera.

   El problema es que, al momento de las licitaciones, las empresas crearon subsidiarias para presentarse, las cuales no cumplen con las nuevas exigencias y no pueden comprar los productos necesarios.

   La CEA señala que, en la Aduana, están frenados desde hace meses repuestos para un aerogenerador con potencia instalada de 3,6 MW. El valor de los mismos es de 15.000 dólares, pero la energía perdida exige aportar 385.000 dólares para compensar los 5.512 KW/h que se dejaron de producir con los molinos.

   La falta de dólares es, además, un gran problema.

   “Tenemos facturas adeudadas de varios meses que no podemos pagar por no tener acceso a los dólares. Algunos aerogeneradores exigen estudios específicos, como las radiografías de palas, que no los podemos hacer, y tenemos que dejarlos fuera de servicio”, explicaron.

   También hay complicaciones con las empresas navieras.

   Como el Banco Central restringió la posibilidad del pago a término, atienden a otros mercados y a las compañías locales les cuesta conseguir quien les entregue la mercadería.

La carta

   La crisis se agudizó con la Comunicación 7030 del Banco Central, con efectos en las importaciones para la industria eólica.

   La CEA explicó que la situación se traslada a toda la cadena de valor del sector, particularmente a quienes fabrican y desarrollan componentes nacionales (torres, insumos eléctricos, logística y servicios) que ven frenada su expansión y el mantenimiento de las fuentes de trabajo si los desarrolladores y tecnólogos no pueden encarar sus proyectos con normalidad.

   Las restricciones y requerimientos para las empresas que deban acceder al Mercado Único y Libre de Cambios han producido un profundo desarreglo, que no sólo entorpece la instalación de los parques, sino también su operación y  mantenimiento.

   Los procesos burocráticos obstaculizan aún más la posibilidad de llevar a cabo las importaciones y pagarlas, a través de procesos que se suman a las restricciones como concretamente son el SIMI y el CEF.

   “No desconocemos las dificultades por las que atraviesa el país en su macroeconomía. Y por esa razón hacemos los esfuerzos posibles, porque es nuestro sector el que hará posible que la Argentina cumpla con sus compromisos de París y COP 26 de Glasgow en materia de cuidado ambiental a través de la sustitución de los combustibles fósiles”, se indicó.

   Por último, la CEA plantea conformar una mesa de trabajo y ayuda para tratar los problemas, encontrar soluciones de coyuntura y hacer propuestas para resolver la situación y ayudar al crecimiento del sector eólico.

Generación paralizada

   Desde fines del siglo XX, dos generaciones de parques eólicos dan cuenta del desarrollo alcanzado en nuestro país.

   Con el inicio del siguiente siglo, la mayoría de los parques de primera generación quedaron inoperantes por los inconvenientes técnicos y los obstáculos financieros y regulatorios, fruto de la fluctuación político-económica del país.

   El parque eólico instalado en el año 1990 en la localidad de Río Mayo, en la provincia de Chubut, con 4 turbinas de origen alemán, abrió la primera generación de parques que se concretó entre 1990 y 2008.

Un ejemplo local pionero es el parque instalado por la Cooperativa Eléctrica de Punta Alta (CEPA), con tres equipos que pueden verse en la intersección de las rutas nacional N° 3 y provincial N° 249.

   La CEPA se puso en contacto con la consultora alemana DECON y gestionó, con el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Alemania, la adquisición de tres equipos Bonus, de 600 kW cada uno.

   El ministerio alemán subsidió el 65 % de los equipos, la construcción y la conexión a la red y un vecino de Punta Alta puso a disposición el espacio necesario para su instalación.

   A fines de 1998 quedó inaugurado el Parque Eólico Centenario.

   A pesar de un mantenimiento regular, el desgaste provocó cada vez mayores desperfectos en motores, engranajes y cableado de los molinos.

   La crisis de 2001 y la partida del país de empresas del rubro de eólico agravaron la situación y obligó a importar repuestos. Aparecieron, además, inconvenientes en la Dirección General de Aduanas que retrasaban el ingreso y la entrega de productos.

   En la primera década de 2000 dos de los equipos quedaron inoperantes y el tercero fue detenido antes de que se rompiera.

   CEPA buscó obtener subsidios y ayuda externa para costear las reparaciones pero, pese a los numerosos intentos, los aerogeneradores dejaron de operar.

En números

—La energía eólica es el aprovechamiento de la energía cinética del viento para transformarla, a través de aerogeneradores, en eléctrica.

—Por su carácter renovable es inagotable, no contaminante y de gran potencial de explotación.

—La Argentina cuenta con uno de los mejores vientos en cuanto a velocidad y persistencia y posee tierras para emplazar parques.

—El sector creció con la promulgación de la Ley del Régimen de Fomento Nacional para el uso de Fuentes Renovables de Energía, que permitió sentar las bases para su desarrollo.

—El pasado 1 de marzo se registraron dos marcas históricas, estableciendo un récord de aportes de generación eólica y solar, con 3.670 MW.

—El citado día 1, el 25.96 % de la demanda de energía eléctrica fue abastecida por fuentes renovables. De ese porcentaje, el 70,34 % provino del sector eólico; el 22 % del fotovoltaico; el 4,56 % del hidráulico y el  3,1 % de las bioenergías.

—En el año 2021 la energía renovable cubrió —en promedio— el 13 % del abastecimiento eléctrico del país.

¿Dónde está Bahía Blanca?

   La ciudad de Bahía Blanca es señalada —por la Cámara Eólica Argentina— como una región estratégica para el desarrollo de parques eólicos, en razón de sus condiciones inmejorables gracias a la calidad de sus vientos, la cercanía al puerto y la conectividad.

   De los 1.176 MW de potencia eólica de la provincia de Buenos Aires, el 20 % le corresponde a Bahía Blanca.   

Según estudios de la UNS, la velocidad del viento —a 80 metros de altura— está entre 29 y 36 kilómetros por hora, lo cual genera factores de capacidad —energía anual que puede producir— de entre 35 % al 45 %.

   Esto se considera excelente, teniendo en cuenta que, a nivel mundial, son aceptables factores mayores al 20 %.

   Otros puntos favorables de la ciudad son su puerto, lo que permite el acceso del equipamiento de grandes dimensiones y la Zona Franca con depósitos adecuados.

   La conectividad eléctrica es otro atractivo, con líneas de alta tensión y estaciones transformadoras apropiadas para la evacuación de la energía generada, al igual que los recursos humanos, con universidades nacionales y centros de capacitación para aportar el recurso humano calificado que se requiere.

   En la zona cercana a nuestra ciudad se cuenta con 11 parques eólicos, con un total de 140 aerogeneradores.