Bahía Blanca | Jueves, 10 de julio

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Un cocinero bahiense en Qatar: “Este lugar parece de otro mundo”

Daniel Careddu está desde hace un mes en la ciudad asiática que será sede del Mundial de Fútbol 2022. Fue contratado por una empresa de la familia real para trabajar en el primer restaurante latinoamericano del estado. Brindó detalles de su original experiencia.

Daniel Careddu, de blanco y azul con el equipo de trabajo en Qatar.

   Desde que llegó a Qatar hace un mes, el chef bahiense Daniel Careddu siente que está en otro planeta, que este lugar es “de otro mundo”. Las diferencias son demasiadas y el contraste muy alto. Tanto en lo cultural como en el clima, alimentación, costumbres y modos de relacionarse de la gente. 

   “Estaba muy cómodo en Bahía pero buscaba mejorar mi situación laboral. Esto es mérito de mi hermana Mercedes, en primera instancia, que me mostró la búsqueda que estaban haciendo y de Antonella Murillas, representante de Randstad, la recluter que me alentó a postularme”, contó.

   A través de esta consultora de recursos humanos llegó a AKH la empresa con la cual trabaja ahora y con la cual cerró un contrato de dos años.
   Careddu estudió en la escuela de gastronómicos que pertenece al gremio UTHGRA (Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos) y dio sus primeros pasos como bachero en Espacio Dolly, de la reconocida Dolly Irigoyen, un salón de eventos ubicado en Palermo.

Daniel, siempre en la búsqueda de mejorar y vivir nuevas experiencias.

   Allí se dio el gusto de ver en acción a grandes profesionales y luego trabajó como cocinero en distintos espacios y restaurantes de Palermo, Colegiales y luego en Bahía Blanca, donde su experiencia se orientó más hacia los bares y las cafeterías. 

   Durante varios años trabajó con el grupo Rabbione y, por último, en Wirkonnen una cervecería histórica de Bahía.

   “Fue un lujo trabajar en ese lugar, más que nada por la calidad humana”, destacó.

   La empresa que lo contrató es tiene una gran presencia no solo en Qatar sino en la región. De hecho, un barrio entero de Doha, capital de Qatar, está apadrinado por ella. 

   

En Bronx, en Bahía Blanca.

   “El restaurante para el que voy a trabajar junto a otros argentinos se llama La Mesa. Es el primer restaurante latinoamericano de la ciudad. Para darle un toque más latino trajeron compañeros de Argentina y de México y también materias primas de esta región", comentó.

   Mientras esperan que culmine la obra del restaurante trabajan en otros espacios gastronómicos.

   “Nos reubicaron para que tengamos la jornada laboral asegurada, algo muy bueno y a la vez un gran desafío porque trabajamos con personas de todas partes del mundo”, remarcó.

   “La experiencia es tremenda, más que en cualquier país, parece otro planeta. La gente tiene costumbres y formas muy distintas a las nuestras. Está repleto de personas de Asia Central: India, Bangladesh, Sri Lanka, Nepal, Butan. Son los más resistidos en esta región pero son personas muy trabajadoras. Desde la forma de alimentarse que tienen hasta el trato que reciben es muy distinto. No quiero profundizar en esto porque no quiero decir nada que no sea correcto”, dijo.

   Comentó que también hay muchos trabajadores del Norte de África: Marruecos, Túnez, Argelia y que, entre grandes comillas, son los más parecidos a nosotros, con costumbres más occidentales, quizás por su cercanía con Europa.

   “Aquí los argentinos somos una minoría. Estamos totalmente de paso y el choque cultural es grande pero estamos tratando de adaptarnos y de ser respetuosos, de tener la mente abierta y acostumbrarnos. La gente en general es muy respetuosa”, dijo.

   Aseguró que la empresa, desde un principio, deja bien en claro que Qatar las cosas son muy diferentes y las condiciones deben cumplirse. 

   Si bien es un lugar muy seguro, donde nadie tiene la idea de robar, justamente por el apego a lo religioso y a las normas y reglas civiles, la contracara es que existe mucho control policial y situaciones de restricciones respecto de las mujeres.

Con un colega, en una de sus facetas laborales.

   “Hay muchas cosas que cuando las vemos desde nuestra perspectiva no las podemos creer, pero es la forma en que se manejan en esta cultura y nosotros estamos en su país de visitantes. Lo único que podemos hacer es tratar de aprender de lo bueno y de lo malo”, expresó.

   “Es un país en el cual no te podés dar la mano con tu esposa en público si estás casado y menos darle un beso a tu novia afuera del barrio cerrado en el que vivas. No tenemos permitido hablar con mujeres locales”, contó.

   Por otra parte, también está restringida la navegación por internet y solo se puede navegar libremente con el uso de VPN.

   “Te obligan a instalar una aplicación en el teléfono que ve y escucha todo lo que hacés y decís. Por más orwelliano que suene. Eso les garantiza a ellos la seguridad que tienen así que no hay mucho que objetar", comentó.

El cocinero bahiense trabajó en múltiples y variados espacios.

   “Lo más gratificante de la experiencia, hasta el momento, tiene que ver con la ciudad en sí, porque es cómoda y totalmente nueva y la prestación de servicios es impecable”, expresó.

   La empresa aporta el salario, la vivienda, el transporte, el seguro médico y la comida diaria, algo que no es común que suceda en la mayoría de las empresas argentinas. 

   Le llamó la atención que los qataríes sean muy pocos. La mayoría de la población es la que trabaja en el país, pero ellos son una minoría porque casi no trabajan, tienen gente trabajando para ellos.

   “Esto es muy bueno para algunos de nosotros pero para otros no tanto. La situación no es la misma para todos. Hay mucha desigualdad”, señaló.

Careddu, el último en esta fila.

   En este momento, hasta tanto inaugure el nuevo restaurante, Careddu se encuentra trabajando en una cafetería en galerías Lafayette una de las más exclusivas de la ciudad. 

   La comida y el clima son dos temas esenciales a la hora de hablar de la adaptación.

   “Tienen una alimentación muy distinta a la nuestra. Están acostumbrados a comer muy especiado y muy picante”, dijo.

   “En Argentina tenemos una dieta con mucha presencia de carne y acá no. No hay mucha carne y la mayoría es estofada porque es de muy mala calidad. Salvo la pesca artesanal, que ya casi ni siquiera existe, la mercadería es importada de Australia, África Central y algunos países europeos. Acá no crece nada, es el desierto real. No agarra ninguna planta, es una locura”, dijo.

   Día a día busca probar todos los sabores posibles pero comer tanto arroz, tan picante, y estofados, con las altas temperaturas, es muy difícil para un argentino.

   “Somos unos 70 argentinos entre más de 3 mil de la India y, por eso, la alimentación que nos brinda la empresa apunta a la mayoría y nos estamos acostumbrando a eso”, narró.

   Su familia está formada por su mamá, su abuelo y sus hermanas. Hasta el momento, y que él sepa, es el único bahiense de la empresa.

   Más allá de que el invierno está comenzando las temperaturas son altísimas. Desde que llegó a Qatar nunca, ni en la madrugada, le tocó experimentar temperaturas menores a 30 grados. 

   “El sol pega muy fuerte y sale a las 4 de la mañana. Imaginaba un país seco pero hay mucha humedad, del 60% como mínimo. Mirás para arriba y parece que hay niebla, pero es humedad” dijo.

   Lleva un mes en Qatar y su historia inspira a más personas a seguir sus sueños y a desarrollarse en lo que a cada quien haya elegido.

   "Es lindo para mí poder contar algunas de estas cosas y espero que algunas personas lo puedan llegar a ver y entiendan que es una posibilidad crecer en gastronomía por más que en Argentina y específicamente en Bahía ahora parezca algo muy difícil de lograr", dijo.