Bahía Blanca | Sabado, 12 de julio

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La vigencia del Satorra Competición: “Podemos hacerlo muy bien y ser referentes”

El equipo dorreguense continúa ligado al éxito en categorías formativas del automovilismo nacional. Actualmente, sus autos pelean victorias y campeonatos en la Fórmula Renault Metropolitana, el primer eslabón del TC.

Felipe Bernasconi, la carta ganadora del Satorra Competición.

Por Tomás Arribas / [email protected]
(Nota publicada en la edición impresa de hoy)

 

   Cuando uno refiere a apellidos ilustres del automovilismo regional, inevitablemente deberá incluirlo y sin la necesidad de determinar su posicionamiento frente a otros; un debate completamente inútil e irrelevante.

   Lo importante aquí es resaltar los innumerables méritos que la familia Satorra, con Alfonso Modesto a la cabeza y sus hijos Juan Pablo y Gabriel continuando la dinastía, hizo para pertenecer a ese privilegiado grupo, tanto en la faceta conductiva como en lo que a desarrollo mecánico respecta.

   Confirmando esa premisa, actualmente, y casi dos décadas después de los primeros pasos, el Satorra Competición goza de un notable presente en la Fórmula 3 Metropolitana, emergiendo como una de las grandes potencias del parque.

   Perfil bajo, audacia y, sobre todo, incansable trabajo. He allí las principales razones que justifican la vigencia de la familia dorreguense en una categoría que, aún sin copar la primera plana periodística nacional, no se cansa de catapultar a grandes promesas del automovilismo a las grandes ligas.

   “Actualmente tengo cuatro autos en el equipo y la verdad es que funcionamos muy bien. Este año ya ganaron todos nuestros pilotos y eso nos mantiene con un buen presente. De hecho, el año pasado el equipo salió campeón como estructura y terminó segundo en el certamen de pilotos con Felipe Bernasconi”, nos cuenta Gabriel Satorra, titular del team.

   El camino comenzó a escribirse allá por 2005, ya con Gabriel debato del auto (compitió hasta final del año anterior), y curiosamente con Lucas Benamo de piloto; sociedad que escribiría una gloriosa página deportiva al final de temporada, con el bahiense coronándose campeón de la Fórmula Renault.

Final de Fórmula Renault: Gabriel persigue a Lucas Benamo en Bahía Blanca 2004.

   “Ese digamos que fue el primer año como equipo, porque anteriormente alquilé el auto pero no como estructura. Y surgió armarlo casi sin pensarlo, porque de un día para el otro me dijeron que no podía correr, ya que en aquel momento los primeros tres del campeonato no podían seguir por reglamento. Y como me quedó el fórmula libre lo empecé a alquilar”, explicó Gabriel, de 42 años.

   Con los años, la escuadra con sede en Dorrego, en el taller familiar de siempre, dejó una ya diezmada Fórmula Renault y emigró a la Metropolitana, división que hoy, por calidad y nivel de pilotos, se apoderó de ese tradicional catálogo de formadora de talentos.

   “La categoría es hoy lo que supimos conocer en el pasado de la Fórmula Renault, con un promedio de 40 autos por fecha. De hecho ya hay siete pilotos surgidos en la Metro que actualmente compiten en TC. Digamos que desde hace unos años es el primer escalón en la escalera hacia el TC, a diferencia de lo que es la Renault para el TC2000. Creo que por eso creció tanto en los últimos”, detalló Satorra.

   —¿Planean proyectar algo más allá de la Fórmula como equipo, o van viviendo el día a día?

   —Lo llevamos más día a día. La realidad es que actualmente, por cómo está todo, es difícil proyectar. Por eso también evitamos hacer más cosas de las que tenemos, o mismo agrandar la estructura con otros autos o categorías. Siempre opté por quedarme en la Fórmula como equipo, porque soy consciente que así, dentro de nuestras posibilidades, podemos hacerlo realmente muy bien y siendo referentes. No veo necesidad de intentar nada más.

   “He tenido cantidad de ofertas para hacer otra clase de autos y entrar en otras categorías. Pero disfruto mucho de la Fórmula, donde conocemos mucho el paño, y preferimos seguir de esta forma. Además del plus que significa trabajar con chicos nuevos que recién empiezan”, resaltó el dorreguense.

Juan Pablo, el hermano mayor, a bordo del Renault Megane oficial de TC2000 en 2005.

Formador de pilotos

   La tarea del Satorra Competición no se limita a la entrega del mejor producto mecánico posible. Existe una dimensión aún igual de desafiante y no menos importante: nada menos que ser un eslabón en la formación del piloto.

   “Es un plus y está bueno. Me gusta y disfruto ver cómo van creciendo y evolucionando. Al tiempo lo ves maduros y consagrados y te da mucha satisfacción saber que los primeros pasos los dio con vos. Esto es un trabajo y nosotros construimos autos de carreras, pero, en ese sentido, también tenemos una responsabilidad muy grande”, asegura Satorra.

   —¿Es difícil trabajar con los chicos de hoy en día?

   —El automovilismo evolucionó mucho y eso , aunque antes el reglamento era más libre con los amortiguadores, suspensión y la caja de cambios, te permite acceder a otras cosas. Si bien ahora está todo mucho más limitado, la incorporación de la adquisición de datos es fundamental y ayuda mucho a la hora de volcar los pilotos en pista.

   “Antes si el chico no podía transmitir lo que pasaba en pista era imposible poner a punto un auto. Hoy ese trabajo lo facilita mucho la adquisición de datos, la telemetría y las cámaras", cerró el expiloto de autos y cuatriciclos.

   Más de 60 triunfos, un título y la notable vigencia competitiva son argumentos suficientes para explicar por qué Satorra es sinónimo de éxito.

Gabriel y su última experiencia como piloto, en 2006 a bordo de una Chevy de TC Pista.

"Ya estoy retirado"

   A los 26 años, y con mucha proyección por delante a raíz de los buenos resultados conseguidos, Gabriel Satorra decidió colgar el casco y truncar una carrera deportiva que se encontraba en franco ascenso.

   “Me retiré en 2006 y nunca más volví a subirme oficialmente. Si me invitan a correr voy y me subo. Pero desde que me bajé del TC Pista en 2006 no volví a disputar una competencia como piloto”, nos cuenta Gabriel, quien, a diferencia de su hermano Juan Pablo, por entonces piloto de TC2000, intentó por la rama de la ACTC.

   “Básicamente dejé porque no podía mantener el presupuesto. Era laburar o conseguir la plata para correr. No sé si estuvo bien o mal, pero me dediqué a trabajar para vivir. Ni más ni menos que eso”, agregó.

   --Y después llegó la etapa del cuatriciclo…

   --Sí, en 2007 compré un cuatri como para despuntar el vicio y hacerlo totalmente amateur. Pero se dio que en las primeras carreras anduve muy bien y cuando me quise dar cuenta ya estaba compitiendo en categorías profesionales, aunque siempre para divertirme.

   “Me iba bien pero casi sin pensarlo. Yo iba a disfrutarlo, pero tenía mañas para manejar. Enduro no llegué a ganar, pero subí varias veces al podio. El segundo enduro del verano que corrí lo gané en amateur y ahí me obligaron a ingresar a la categoría profesional, con los mejores del país, así que eso me llevó a progresar muy rápido”, recordó.