Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Martín Garmendia: “Estamos peor que en 2001. Y no sólo eso: lo peor está por venir”

Crítico de algunas tomas de decisión del municipio con relación al centro bahiense, lucha a brazo partido contra situaciones complejas que le ha impuesto el destino.

Por Walter Gullaci wgullaci@lanueva.com

   Martín Garmendia no sabe de treguas. Casi que ni las considera.

   Luego de convivir con el periodismo en su época de juventud, fue adentrándose al ámbito comercial. Y desde hace 19 años lidera la Cámara de Comercio de Bahía Blanca, además de ser parte de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios.

   Intenso, a veces vehemente como él mismo se califica, se ha erigido en un claro exponente de la dinámica y el quehacer local, pero fundamentalmente de un sector que sufre como pocos las crisis a las que nos someten los vaivenes económicos del país.

   Crítico de algunas tomas de decisión del municipio con relación al centro bahiense, lucha a brazo partido contra situaciones complejas que le ha impuesto el destino.

   Pero desde muy joven sabe que nada le fue ni le será sencillo. De allí que sigue apostando al futuro. Como debe ser. 

   1. “Fui criticado cuando iniciamos la Cámara, porque estábamos promoviendo algo nuevo para una ciudad muy conservadora. Hoy no sé si soy reconocido, pero creo haber entendido las posturas de los comerciantes”.

   2. “A veces digo que le conozco las costillas a cada uno de los comerciantes. He logrado una muy buena relación con ellos. Incluso, llevando sus problemas a otros niveles más allá de la ciudad”.

   3. “Integro la Cámara Argentina de Comercio y Servicios, junto con otra silla bahiense que corresponde a Carlos Arecco”.

   4. “El comerciante nace para competir, es su condición natural. Y si puede ver al de enfrente cerrando, mejor, porque cree que va a vender más. Pero ese no es el camino. Pasa por crecer juntos. Creo que se ha dado cuenta de ello. Es un rubro difícil. Le cuesta participar, generar cosas que no tengan que ver con su propio comercio. Hasta que se enfrenta a una situación muy compleja como sucedió, por ejemplo, con la pandemia. Y ahí le surgió el gran interrogante: ¿Qué hago? ¿Tengo mi mostrador físico y el que me brida la web? ¿O me quedo sólo con mi mostrador físico y muero acá?”.

   5. “Nací en Goyena. Mi padre murió un mes antes, de un ataque al corazón, por lo que mi madre tuvo que criarme en un escenario de privaciones. Ella cocía, bordaba y hasta lavaba ropa para poder darme lo que necesitaba. Hasta que el municipio de Saavedra me dio una beca para que pudiera estudiar en el Colegio Salesiano La Piedad, de Bahía. Ello provocó que yo perdiera mis vínculos familiares. La formación de los salesianos era muy buena, pero también perdí allí mi adolescencia, vivir con mis afectos. Me genera mucho dolor cuando lo hablo. Estar de pupilo cinco años, en esa época, era estar encerrado. Hubiera querido abrazar más a mi madre”.

   6. “Cuando me recibí, inmediatamente me sirvió para trabajar y no caer en muchas cosas que me proponían a esa edad. Ya estaba formado y era de buena madera”.

   7. “Mi hijo de 23 años hace un mes que está en Andorra. Me cuenta que allá todo es muy distinto. Me choca pensar que soy uno de los que expulsó a su hijo. No pude evitar que se vaya. Acá era un buen jugador de básquetbol. Siento que está experimentando, pero el dolor de padre y de madre cuando se te va un hijo es muy difícil de sobrellevar”.

   8. “También tengo una hija, Lucía, de 26 años, que es asistente social. Reconozco que me costó aceptar que se vinculara a esta profesión. Ella trabaja en el Cottolengo Don Orione y en la Municipalidad. Le gusta lo que hace”.

   9. “El 11 de febrero de 1971 fui parte de la inauguración del diario El Chubut, de Trelew. Por entonces viví lo que fue la masacre de Trelew, las marchas de silencio de los padres de los muertos. Y luego me surgió la posibilidad de irme a trabajar al diario O Globo, de Brasil. Pero acá me dijeron ‘usted tiene que hacer el servicio militar porque no mantiene a su mamá’. Así que se me abortó aquella posibilidad. Luego de la colimba comencé a trabajar en LU3 con Pipo Palacios, Dimas Pettineroli y Salvador Fernández. Eramos todos jóvenes”.

   10. “En LU3 me mandaron junto a Juancito Bellizzi, él como operador y yo como periodista, a transmitir un casamiento gitano. Nos agarraron el móvil, un R6, entre diez gitanos. Lo querían volcar, no querían nuestra presencia. Así que violín en bolsa, salvamos el auto y nos volvimos”.

   11. “Al ámbito comercial me vinculé cuando arranqué de empleado, luego de trabajar en LU3, en un  negocio que le habíamos puesto de nombre Audio Mundo. Con el tiempo los dueños se cansaron y me dieron la posibilidad de quedármelo. Lo compré con tres cheques y así arranqué en Vicente López 70. Después, en el ’81, abrí en Donado 96, donde tengo los mejores recuerdos. Lo mismo me pasa con una juguetería educativa, Micifuz, que la llevaba adelante junto a Víctor Sánchez (futbolista goleador de Villa Mitre y Liniers, en los ’70). Viajaba seguido a El Bolsón para traer material didáctico hecho por hippies. Hasta que la crisis del ’96 nos pegó fuerte”.

   12. “Con Aníbal Roig hemos logrado un equilibrio muy lindo en el trabajo que desarrollamos en la Cámara de Comercio. El es más tranquilo. Yo, más vehemente”.

   13. “Ya es un clásico en Bahía el encuentro ´Reflexiones´. Hemos llenado otra vez el Teatro Municipal, con gente que lamentablemente quedó afuera. Les pido disculpas. No tenemos un lugar para albergar a tanta gente. Estuvo realmente muy bueno, con la participación de Carlos Melconian y Santiago Kovadloff”.

   14. “No tengo dudas que estamos peor que en 2001. Y no sólo eso: me aventuro a decir que lo peor está por venir. Vivimos en un país de anomia, sin conducción, en un ‘sálvese quien pueda’. Esto permite que lo ilegal vaya empujando a quienes están dentro de las normas a que caigan también en la ilegalidad para poder sobrevivir. Esto no ocurría en el 2001”.

   15. “La pandemia, por una cuestión económica, expulsó a comerciantes del centro al macrocentro. Pero después vino la equivocación del municipio. La gente no quiere venir al centro porque no tiene lugar para estacionar. A esto le agregamos las macetas, los bastones... No nos falta nada”.

   16. “Con Héctor Gay somos primo hermanos, pero no dejamos de decirnos lo que pensamos. Entiendo que él pretende una ciudad como las que ha conocido en sus viajes por Europa. Pero Bahía Blanca no está preparada para ello. Todos los cambios han pegado directamente sobre el comercio. Creo que una crisis puede afectar un tiempo. Pero esta nos obliga a realizar una transformación con un plan estratégico inmediato, reducido, como el que habíamos iniciado con el arquitecto José María Zingoni, pero que tenga que ver con el comercio y los servicios en el centro y microcentro. Acá tenemos que competir con los centros barriales que se han creado, con las ferias, los showrooms y también contra la informalidad”.

   17. “Hace unos años recibí un duro golpe cuando me dijeron que tenía una enfermedad terminal. Gracias a los excelentes médicos de Bahía Blanca hoy puedo decir que estoy vivo, con ganas de vivir y proyectando cosas. Ahora estoy aportando muy fuerte, desde Patagones hasta Tandil, en organizar capacitación para todos aquellos que tengan ganas de cambiar”.