Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Celeste Yanovsky busca cumplir su sueño mundialista: "Quiero pelear contra las mejores"

La deportista bahiense, de 34 años, le apunta todos los cañones al Mundial de Egipto, que se realizará entre el 18 y 24 de octubre. Conocé la historia de "La Bestia", así la apodan, quien comenzó a los 28 años y no deja de creer. 

  Nunca es tarde para cumplir los sueños. Y Celeste Yanovsky puede dar fe. Es que la bahiense radicada en Sierra de la Ventana está ante una gran oportunidad a sus 34 años. “La Bestia”, tal cual es su apodo, no quiere perderse la principal cita que tendrá el kick boxing a mediados de octubre en Egipto.

   Mientras el Mundial está a la vuelta de la esquina, Celeste sigue agotando todos los recursos para poder estar en El Cairo y lograr ser parte de los mejores del planeta en su actividad.

   Con un historia detrás muy particular, le contó sus sensaciones a La Nueva.

   "El obstáculo a sortear es mayormente la parte económica, porque no es un viaje barato para mis posibilidades. Se me complica juntar la plata en tan poco tiempo para viajar allá, estar los diez días de alojamiento, la VISA, la inscripción al torneo y demás. Estamos haciendo una movida bastante grande para poder juntar los fondos", dijo a modo de presentación.
"Estoy viviendo en Sierra y el municipio de Tornquist tiene muy buena voluntad para ayudarme. Me reuní con la gente de Deportes y con Cultura y Juventud y me cubrirían con la casi la totalidad de los pasajes. Esto sería un buen comienzo, pero falta toda la otra parte, que es el traslado allá, la inscripción, el hotel... Pero nos vamos aproximando", contó con orgullo.

   Claro que para la atleta bahiense lo monetario no es sólo el principal obstáculo.

   "Estoy tratando de organizarme bien porque en realidad tengo varios trabajos y me cuesta a veces encontrar el tiempo para entrenar como me gustaría. Pero empiezo entrenando a las 7 de la mañana hasta las 8.15/8.20; trabajo hasta las 17; y si a la tarde no trabajo otra vez, hago kickboxing en casa o salgo a correr. Pero muchas veces también a las 18 entro en la cocina de una cervecería hasta las 12 de la noche. Ahora estoy reduciendo las horas de los trabajos porque tengo que aumentar las de entrenamiento".

Así comenzó todo

   Yanovsky comentó sus inicios en el kick boxing.

   "Yo venía de viajar. Me había ido de mochilera a los 27; estuve viajando un tiempo, me compré una bicicleta en Bolivia y encaré para Bahía. Estuvo increíble, siempre me gustó bastante el deporte. Pero llegué a Bahía y al principio era visitar a las amistades y matarse de risa, pero habían pasado tres semanas y ya cada quien tiene su rutina. Y yo me sentía boyando, no conseguía trabajo todavía, no sabía qué hacer y mi mejor amigo (Capi) me dijo '¿por qué no arrancas kick, que siempre quisiste pelear? Yo te lo pago hasta que consigas trabajo'. Así arranqué y a los 5 meses estaba peleando. Tenía 28 años", relató.

   Pero las particulares historias de “La Bestia” no concluyen allí.

   "Hace 3 años tuve un accidente en la moto; me quebré clavícula, escápula, me pusieron 7 clavos... Y hace poco volví a pelear después de 3 años. Porque después de eso estuve un año sin pelear, después llegó la pandemia y recién ahora se reactivó todo. No hay edad para hacer lo que a uno le gusta".

   Celeste viene de pelear en Morón.

   "Pertenezco al equipo de Nahuel Villamayor, se llama Ragnarok el team. Yo me subo a pelear sola, pero siempre hay un trabajo de contención bastante grande. Todo depende del peleador. Yo necesito esa contención y motivación constante detrás. Si hay una buena conexión con tu entrenador, siempre vas a tener un plus. Después, me tocó ir sin entrenador al anterior mundial y en este caso también voy a ir sin entrenador. Pero tener un entrenador que es tu amigo, es como ir con una ventaja", sostuvo.

   "Ahora está viniendo mi entrenador todos los domingos y es otro el ritmo, porque los descansos son otros, te golpea bastante para endurecerte todo el tiempo. Si alguien viera cómo es el entrenamiento para el mundial... Sí, es todo el tiempo al borde del colapso, porque hay que endurecer sobre todo la mente. A veces me largaba a llorar y mi entrenador me gritaba 'llorá, pero seguí pegando'. Es como estar todo el tiempo teniendo que quebrarte", agregó.

No le tiembla el pulso

   "Voy a ir en hasta 65 kilos ahora. En el pasado peleé en 63. Yo peso 69/70, pero me cuesta conseguir chicas tan altas, entonces bajo bastante de peso porque sino no consigo contrincante. Iba a ir en 63, pero me dijeron que hay una chica muy buena en 65 que es austríaca, creo. Así que tengo ganas de pelearle", se ilusionó.

   --Se te nota convencida.

   --Es que yo quiero pelear contra las mejores, porque me considero de las mejores y quiero pelear con ellas.

   --¿Qué le falta al kick boxing para que tenga más difusión?

   --No sé si es por difusión o qué, pero incluso la reglamentación no es igual a la del boxeo. No tenemos libreta. Y no tiene quizás a veces el apoyo. Las bolsas son bastante bajas. Hay campeones argentinos y las bolsas no se comparan ni por casualidad con el boxeo. No sabía si es por una cuestión de prensa, si es por falta de organización... Es un deporte bastante más nuevo en el país. Sí queda un poco apartado el kick. Y comparado con el MMA que es furor, que tiene mucha más parafarnalia, mucho más público, supongo que la hora de prensa sea mucho más cara y rinda más.

   --¿Y no te ves en este deporte?

   --La verdad que no. Yo voy por el kick. Si fuera más chica encararía otras disciplinas. Pero tengo 34. Es más, me gustaría arrancar jiu jit-su, que es algo que tenés que tener en claro si querés hacer MMA. Pero no creo que pelearía MMA ya a mi edad, y tampoco creo que me gustaría hacer algunas cosas, como pegarle un codazo en la cara a alguien mientras está tirado en el piso. Me parece entretenido para mirar el MMA, si fuera más joven lo haría quizás, digo; pero también tengo como un límite del daño que me gusta impartir. Hay como una barrera que no me gustaría cruzar.

   --Si cruzaste la barrera de romper con algunos prejuicios.

   --Tal cual. Acá en Sierra estoy dando clases de kick y te diría casi que tengo más mujeres que chicos". Cuando me ven a mí, que soy bastante bestia, les llama la atención ver a una chica pegando así. Muchas vienen porque quieren aprender el deporte, otras personas porque quieren bajar de peso o moverse. Yo hago las clases bastante entretenidas; he aprendido de los mejores, por suerte. Es bastante dinámico. Les gusta pero se terminan enganchando. Cuando empiezan a ver que empiezan a tomar como otra actitud o que se pueden plantar de otra manera o pegar fuerte, y se empiezan a divertir y les empieza a gustar guantear con compañeros. La pasan muy bien, se divierten, nos matamos de risa.

   "Y también tienen eso de no frenar, de la insistencia de siempre poder dar un poco más. Entonces eso, como trabajo mental, para mí es increíble. Es aprender que siempre se puede un poquito más. Trabajar con eso todo el tiempo y cuando termina el día y ves lo que hiciste, te hace sentir muy bien con vos mismo", amplió.

   --También tenés tiempo para la veta artística.

   --Quiero que me hagan un decreto para que los días tengan 26 horas, ja,ja... Tengo mis temas, canto. No soy buena guitarrista, pero sí me gusta cantar y tengo mis temas; y tengo un aliado guitarrista que siempre me segundea, así que le estamos metiendo bastante también.

   "En Sierra, en la tarde trabajo en una cervecería; y acá en Villa Ventana trabajo construyendo cabañas y demás construcciones en madera. También he hecho algún show y cada tanto estoy invitada ahí para tocar", concluyó.