Ariel Lares: “Aguanté, me mordí los labios, pero ahora estoy enamorado de Ushuaia”
El jugador de bochas que brilló en nuestra ciudad ganando varios campeonatos con los mejores lleva 9 años en Tierra del Fuego. “Es vida, paz, tranquilidad”, dijo el bahiense que trabaja y aporta su calidad representando a la Asociación Bochófila de Ushuaia.
Por Javier Oscar Schwab / [email protected]
(Nota publicada en la edición impresa)
"¿Cómo llegué al fin del mundo? Por un torneo de bochas que organizó el ‘Gringo’ Colantonio en Kilómetro 5. César, que vivió en Ushuaia, invitó a participar a Marcelo Queirolo y Marcelo Mezenasco y cuando terminó el torneo, unos días después, nos juntamos a cenar en el club. En la charla surgió una posibilidad de manejar un camión en la isla. Ese día sentí curiosidad de probarme si podía”.
Pasaron 9 años, pero Ariel Lares lo recuerda como si fuera hoy. Uno de los jugadores más importantes de Bahía, con trayectoria en los clubes y el seleccionado, tomó una decisión que le cambió la vida.
“Ushuaia es paz, tranquilidad. Montañas, nieve, el contraste del agua con el paisaje y la gente, que me abrió los brazos y me recibió con cariño. Mi ritmo era muy acelerado, ya que trabajaba en un depósito de transporte y la responsabilidad era enorme. Sentí un gran alivio”, recordó.
“Los primeros años fueron duros. Me había separado, mis dos hijos y mis padres estaban lejos. Muchas veces pensé en largar todo pero, por suerte, no lo hice. El tiempo me dio la razón y una nueva familia. Hoy tengo a mi hija ( Rocío, 24 años) conmigo y en septiembre voy a ser abuelo. Estoy en pareja con Claudia, que además es madre de Maitena y Candela. Me faltaría convencer a mis padres (Domingo, de 89 años) y (Rita, de 83). Los traje, están encantados pero extrañan su casa”, afirmó Ariel, quien también es padre de Franco (19 años), quien reside en Bahía.
Ariel y Domingo Lares. Padre e hijo, celebrando tras un torneo ganado en Ushuaia.
-Las bochas no podían quedar en el olvido. ¿Qué encontraste en Ushuaia?
-Dos canchas bien armadas, con apenas dos años de estreno. Me acerqué aunque la actividad bochófila era distinta. Desde que estoy siempre añoramos que venga alguien nuevo y si es de nivel mejor. Empezamos a hacer un poco de historia, sumando gente. En la Asociación Bochófila de Ushuaia tenemos unos 30 jugadores entre hombres y mujeres, pero el objetivo es seguir creciendo.
-¿Cómo es el nivel?
-Bajo. tres jugadores de Tercera y dos de Segunda, aunque ahora perdimos a Marcelo Mezzenasco, quien retornó a Santa Fe (San Cristóbal). Fue clave para que yo pudiera establecer contactos con Héctor Limardo, presidente de la Confederación Argentina y así lograr federalizar a las bochas. Antes la CAB llegaba de Jujuy a La Pampa, hoy es de Jujuy a Tierra del Fuego.
-Ahora participan en los campeonatos argentinos.
-Sí. En el primer Argentino nos miraban con desconocimiento: “¿Y éstos de dónde salieron?”. Para ir a Río Cuarto tomamos dos aviones y de ahí alquilamos dos autos. Lo mismo nos pasó cuando la sede fue Oncativo, Ceres y la provincia de Entre Ríos.
“Ponemos plata de nuestro bolsillo para hacer esta locura que nos apasiona. Hemos tenido apoyo del gobierno en los pasajes o del gremio Uthgra en hotelería, pero también apelamos al ingenio para recolectar dinero.
-Desconocidos que causaron dolores de cabeza.
-Conseguimos logros muy importantes, como un cuarto puesto en parejas en Río Cuarto. Rody Rodríguez, nativo de San Luis, me acompañó en esa aventura impensada. Y en 2018, en el Argentino de Tercetos de Clubes Campeones en Oncativo salimos terceros. Para entrar a semifinal vencimos al poderoso elenco de Sinsacate (Nicolás Pretto, Pablo Apez y Gustavo Fernández), algo impensado para ellos que seguramente nos veían como un partido al pasar.
“El equipo (ver foto) estaba conformado por Rody Rodríguez, Mezzenazco, Gonzalo Queirolo, de Stroeder, y yo. Gonzalo fue quien me ofreció trabajo acá", aseguró.
-¿Tuvo repercusión?
-Increíble. Salimos en todos los medios, nos felicitaron de la gobernación.
-¿Cómo es la competencia interna?
-Se realizan torneos patagónicos que ahora por los costos, y la pandemia, están un poco frenados. Lo más complicado son la distancias, porque viajás entre 500 y 1000 kilómetros, cruzás fronteras, viajás en balsa por el Estrecho de Magallanes. Nuestra realidad es distinta a la de cualquier lugar del mundo. Estamos muy lejos de toda competencia nacional, pero me enamoré de esta isla, de su belleza y tranquilidad”, dijo Lares.
-¿Dónde se juegan los torneos Patagónicos?
-Río Grande, Ushuaia, Río Gallegos, Puerto Santa Cruz, Río Turbio, Cañadón Seco y Gobernador Gregores, intercalando las sedes y con competencia una vez por mes, muchas veces en ocasiones de aniversarios de los clubes. Nuestras canchas están en un complejo municipal, un hermoso lugar.
“Tenemos las canchas en un complejo municipal. Están las abiertas de fútbol once y una pista de patinaje sobre hielo; tenemos nuestro lindo espacio de bochas bajo techo, pero también hay una cancha de futsal, básquetbol, vóleibol, natación. Ahora, por el tema pandemia, los gastos de luz y gas corren por cuenta del municipio", sostuvo.
“Nos ocupamos del mantenimiento, hay una persona contratada para pasar limpiar, pasar cera y mantener todo en buen estado. Si golpeas las puertas del gobierno siempre hay una respuesta positiva", reveló.
-¿Qué repercusión tuvo el Argentino de Damas 2018 que se realizó en Ushuaia?
-Espectacular. Fue el primero y concurrió mucha gente. Lo hicimos deportivo y turístico. Mostramos las bellezas de este lugar, con una sede en Río Grande, por lo que la delegaciones tuvieron que cruzar la cordillera.
-¿Entraste en el corazón del fueguino?
-Mi aporte ha sido muy grande, entré rápido en el corazón de todos. Soy un agradecido de la gente.
En familia, en el hogar, o recorriendo y disfrutando de los bellos paisajes de Ushuaia.
-Y también aportaste lo tuyo.
-El aporte a esta institución ha sido muy grande; por mi experiencia, mi juego y mi personalidad entré rápido en el corazón de todos. Con esfuerzo pudimos llevar a las bochas a otro nivel, a hacer conocido a este lugar y mostrar que es un deporte importante a nivel nacional.
“Acá el que compite es muy orgulloso. No les gusta que venga alguien de afuera y les gane. Lo viví como jugador, si me ganaban trataba de aprender de esa situación, de superarme. Pasé años detrás de figuras importantes para sacarles lo mejor. Hoy lo vuelco acá", puntualizó.
-¿Te agarra nostalgia comparando con los torneos que jugabas en Bahía?
-En marzo, cuando arranca la competencia en Bahía me pongo un poco melancólico. Extraño a mis amigos. Pero si volviera a nacer elegiría jugar a las bochas, lo llevo en la sangre, porque me lo inculcó mi papá.
-¿Dónde trabajás?
-En una nueva empresa de transporte. Manejo un camión y trasladamos contenedores. La empresa tiene dos barcos portacontenedores que traen mercadería desde el Puerto de Buenos Aires. Y, luego, desde el puerto de Ushuaia la llevamos a los clientes, con un recorrido máximo de 220 kilómetros.
-¿Te acordás alguna anécdota de tu pasado en Bahía?
-(Risas). Antes de venirme, en 2012. Jugando una de la finales contra Almafuerte en cancha de tierra del club Villa Mitre. Hugo Lastes le tiró un bochazo para chanta cinco y cuando la bocha estaba en el aire la cantó: "Opa...", gritó y la clavó. Ahí nomás empezó a los saltos y los gritos, algo que acá no sucedía y que él traía de su paso por Brasil, donde era normal.
"Todavía recuerdo la carita de los chicos de Almafuerte, se lo querían comer... Creo que lo perdonaron porque el 'Huguito' era así", contó el pro entonces jugador de Kilómetro Cinco.
Su trayectoria
"Vivíamos en el barrio ubicado frente a la Coca Cola; mi viejo me llevaba en la 514 a probar al club 9 de Julio, donde estaba Ricardo Urra, quien me había invitado para enseñarme a jugar. Los dirigentes de club no querían que Ricardo perdiera tiempo en la enseñanza de chicos, por eso los intentos fueron fallidos", dijo Ariel Lares.
"Un día mi viejo, que trabajaba en la terminal, me acercó a El Puma. Había una escuelita, enseñaba Danilo Constantini; fue en 1986 y yo tenía 14 años. Danilo me vio condiciones para el arrime y así empecé a jugar en Tercera con 'Pochi' Santanafessa, su hijo Julio y el sobrino. Fue el comienzo", sintetizó.
En 1988 pasó por la escuelita de Osvaldo Catini, tras una invitación a un torneo de menores; se afilió a Pacífico y se hizo amigo de Rodrigo Catini.
“Integramos al Tercera con Rodrigo y Cristian Brigante. Jugamos dos años y en 1990 gané el título Individual juvenil de menores ante Jesús Arrieta. Había una camada espectacular en esa escuelita, con Cristian Zapata que ya mostraba sus condiciones", recordó.
En el 1991 hizo el servicio militar en Río Gallegos y un año después se sumó a Independencia para jugar en Primera B con Pablo Spurio, Morales y Guillermo Fabani.
En 1994 paso a Río de la Plata, con Fabiani y se incorporó el cordobés Tapia.
"Ascendimos y un año después se va Tapia y llegan Spurio y Rodrigo Catini. Tres adolescentes con ganas y tiempo para entrenar. Fue excepcional, salimos campeones del torneo más difícil y prestigioso de Bahía".
“En el 1996 perdimos en los playoffs y una año después pasé a Estrella de Oro con Catini y Oscar Fidalgo. Conseguimos el ascenso a primera y en el '98 m fui a Kilómetro Cinco y con pablo Spurio ganamos el campeonato de parejas ante Guillermo Urra y Diego Zamponi", sostuvo.
En 2000/01 se afilió a Dublin, para ascender a Primera y luego vino la etapa donde intercalaba medio año en Bahía y la otra mitad en la zona.
"Jugué en 9 de Julio de Felipe Sola, donde gané varios títulos de parejas y tríos; Villa Iris, con Juan Scarfi, Carlos Castro y Matías Bosich, y Tornquist, con Mario Bartolini y Claudio Gaite".
“Hubo una etapa en General Cerri (con Zapata y Guille Urra), luego Argentino (Carlos Castro y José Luis Lima -ver foto-) y luego con José Luis Nisi y el 'Vasquito' Murgoitía", señaló.
Su último paso, exitoso por cierto, fue el retorno a Kilómetro Cinco, donde fue campeón de tercetos en 2012, con Julio Martínez, Hugo Lastes y Daniel Vitozzi.
"Nos divertíamos un montón. Hugo era increíble, Daniel era un pibe que ya asomaba con unas condiciones terribles y Julio jugó un torneo bárbaro, fue la figura. Jugué hasta semifinales y luego me fui, pero era un grupo bárbaro", aseguró.
La selección bahiense también fue una etapa fructífera para Ariel, que fue campeón provincial en infantiles y juveniles con Zapata, Spurio y Catini.
"El logro más importante fue el Argentino Juvenil en 1990, con Ariel Ramírez, Catini y Spurio", apuntó.
“En la mayor integró equipo con Rubén Trellini y César Colantonio y fue campeón provinincial junto a Luis Luque y Luciano Bardelli",
“Piso una cancha desde que empecé a caminar. Entraba de blanco, a lo tumbos (risas), a la de Trinacria, donde jugaba mi papá. Nunca voy a dejar la bochas, aunque ya no estén primeras el orden de prioridades. Eso sí, soy un agradecido a todos los que me ayudaron", finalizó.