Bahía Blanca | Jueves, 28 de agosto

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Monte Hermoso, a pasos firmes hacia un plan de desarrollo del frente costero

El municipio dispuso iniciar los trabajos para delimitar la Línea de Ribera, que es la que separa las tierras fiscales de las privadas en zonas aledañas al mar. A partir de allí se abordará cada caso de invasión y se analizarán posibles soluciones.
 

Fotos: Rodrigo García-La Nueva.

Juan Ignacio Schwerdt / [email protected]

   Hace varias décadas que Monte Hermoso dejó de ser una pequeña localidad costera, pero aún existen viejas rémoras que en algún aspecto impiden al balneario completar el salto de calidad que pretenden sus habitantes. Una de ellas es la falta de un plan integral de desarrollo del frente costero, una zona del territorio municipal donde siguen proliferando construcciones y loteos.

   “Necesitamos ordenar ese crecimiento que hasta ahora, en alguno sitios, fue anárquico”, repite el arquitecto Daniel Pedroni, secretario municipal de Planeamiento para el Desarrollo Sustentable.

   La idea prendió hace tiempo en el gabinete municipal y el Concejo Deliberante, aunque se empezó a materializar en los últimos meses por indicación del intendente Alejandro Dichiara. El primer paso es definir la Línea de Ribera, que es la que marca hasta dónde llega la propiedad privada y dónde comienza la pública en áreas cercanas al mar.

   “Estamos en conversaciones con un estudio profesional, que trabaja con equipamiento de geolocalización satelital, para efectuar este trabajo”, refirió a La Nueva. el jefe de Gabinete, Eusebio Sánchez.

   El informe final será elevado a Geodesia para su aprobación.

   “Cuando uno recorre la costa de Monte se va encontrando con problemas de distinta índole, así que pretendemos arrancar por lo básico: tener en claro dónde están los mojones. Después, a partir de esos datos, vamos a poder hacer una caracterización del frente costero y tener una política definida para cada sector”, añadió Pedroni.

   “La idea de fondo es trabajar en un plan integral de desarrollo para todo el frente costero que nos brinde certezas. Hoy el crecimiento de algunas zonas es anárquico, lo que plantea problemas de alto impacto urbanístico y ambiental”, agregó.

La Villa Faro Recalada, donde los patios de cada casa son la playa.
 

   Con la oficialización de la Línea de Ribera por parte de Geodesia de la Provincia, el Concejo Deliberante analizará con el área de Asuntos Legales la sanción de una ordenanza que, al menos por un tiempo, ponga un freno a todas aquellas construcciones, loteos y trabajos que puedan avanzar sobre tierras fiscales. 

   “Eso nos dará tiempo para redondear el plan”, reveló Pedroni.

   En el municipio saben que hay invasiones que son evidentes y vienen de hace años -como Villa Caballero, Villa Faro Recalada y una pequeña zona de Sauce Grande- pero sospechan que otras surgirán recién cuando se materialicen los límites de la zona de playa. 

   “No descartamos que aparezcan los casos de propietarios legales que de buena fe marcaron sus terrenos, en base a mediciones antiguas e imprecisas, y en realidad estén en infracción”, confió el secretario de Obras y Servicios Públicos, Marcos Fernández. 

   “Hay lugares, especialmente en la zona este, yendo para la Desembocadura, donde ni siquiera se sabe dónde está ese límite o dónde arranca la línea de las construcciones”, añadió.

   “A priori, lo que perseguimos en el corto plazo es frenar todas las irregularidades que se detecten y evitar nuevas, para después ver qué solución podemos encontrar. Sabemos que hay terrenos en la zona este, pasando Sauce Grande, que están pegados a la playa, en lugares donde no deberían estar”, completó el titular del CD, David Quintana.

David Quintana (izq.), Daniel Pedroni, Marcos Fernández y Eusebio Sánchez, junto a los planos de catastro disponibles en la comuna.

 

   Pedroni detalló que se sospecha de loteos antiguos que ni siquiera tienen una propuesta de frente costero, por lo que los terrenos lindan con la playa.

   “Entonces hay que hacer un replanteo en base a las nuevas tecnologías, más preciso, que arroje luz sobre todo, y materializar los límites (amojonar). Y a partir de allí empezar a ver qué soluciones y medidas se pueden tomar”, dijo.

   Sánchez sostuvo que gran parte de los problemas derivan de un pasado “en el que se aprobaron cosas que hoy repercuten en forma negativa”. 

   “En su momento, por ejemplo, se aprobó la construcción de edificios con 40 departamentos sin cochera. Y claro, hoy tenemos en verano 40 autos estacionados en la vía pública”, ejemplificó.

   “Y hay ejemplos más llamativos, como las villas Caballero y Faro Recalada, que nacieron hace décadas sobre terrenos fiscales, nadie hizo nada por erradicarlas en su momento, y hoy siguen en un estado irregular”, añadió.

Casos testigos

   En el municipio reconocen que hay hipotéticos conflictos en distintos sectores del frente costero. Sin embargo, ninguno tan emblemático como los que plantean Villa Caballero y Villa Faro Recalada, en la zona este.

   “La historiografía sobre Villa Caballero indica el año 1938 como aquel en el que Don Timoteo (Caballero) se instala sobre tierras fiscales, en ese primer médano de playa en las cercanías del faro que hoy ocupa la villa que lleva su nombre”, indica un blog creado por los propios propietarios de viviendas en esa villa. 

   La frase es un reconocimiento expreso del eje del conflicto: ocupan tierras del dominio público desde hace más de 80 años.

   La historia del barrio es muy peculiar. El vasco Timoteo Caballero había nacido en España en 1892, pero siendo joven emigró a la Argentina y terminó empleándose en los campos productivos de la región, especialmente los de la colonia danesa de Tres Arroyos.

Timoteo Caballero (primero desde la izquierda) en las playas de Monte Hermoso. Foto: villatimoteocaballero.blogspot.com

 

   En la década del ’30 decidió establecerse en Monte Hermoso, por entonces apenas una incipiente villa turística casi sin habitantes estables. No lo hizo en el sector más conocido en aquel momento –el del Hotel de Madera, en lo que hoy es pleno centro- sino en otro también frecuentado por la época, especialmente por las familias trabajadoras: las inmediaciones del faro Recalada.

   Por aquellos años ya habían empezado a aparecer las primeras casillas de madera y chapas en torno a la mole de hierro inaugurada en 1906, la mayoría de ellas invadiendo claramente la playa. Era la Villa Faro Recalada, que también persiste hasta hoy.

   Caballero, de 46 años, decidió alejarse de aquel conjunto de casas uno 500 metros hacia el oeste. Allí inauguró casi a finales de la década del ’30 Rancho Grande, un bar y despensa “donde no faltaban las cervezas y las comidas típicas de Dinamarca", con sanitarios y hasta pista de baile. Para algunos, fue el primer parador playero de Monte Hermoso.  

   En forma paralela, en el mismo sitio comenzó a desarrollar lo que en la década de los '60 se conocería como la Quinta Caballero. Las crónicas la describen como “un vergel de membrillos y vides rodeado de tamariscos (…), un lugar privilegiado para la pesca deportiva y la recreación veraniega”.

   Este lugar –de una hectárea y media de superficie- se fue transformando poco a poco en un camping, hasta que a fines de los '60 Caballero permitió que algunos de sus amigos y conocidos empezaran a levantar allí sus propias casas de veraneo. 

   La década de los '70 encontró a don Timoteo lanzado de lleno a la aventura de desarrollar un barrio. Para ello resignó sus plantaciones e improvisó un loteo con terrenos de 200 metros cuadrados, tres calles, un sendero vehicular y otro peatonal. 

La Villa Caballero cuenta con 74 viviendas. Ningún propietario tiene la escritura.
 

   Fue la génesis del barrio que hoy lleva su nombre y que cuenta con unas 74 viviendas, pero también de un prolongado litigio por la propiedad de esas tierras -en primera instancia con el terrateniente Beltrán Sansot y posteriormente con el Estado- que hasta hoy no ha encontrado resolución.

   En 1972 se realizó la primera asamblea de propietarios informales del barrio. En el encuentro se designó a la primera comisión, se bosquejó un protocolo de funcionamiento y se impuso al lugar el nombre de Villa Caballero. Aún faltaban 7 años para que Monte Hermoso, que pertenecía al distrito de Coronel Dorrego, se transformara en municipio urbano.

   En 1975 los vecinos mostraron por primera vez su pretensión de regularizar el barrio ante la comuna de Dorrego. Se presentaron planos del barrio y de unas 40 viviendas, e incluso una delegación viajó a La Plata para agilizar los trámites, pero encontraron una fuerte resistencia en ambos gobiernos.

   Además, como el barrio estaba encima de la línea de ribera, aún no estaba claro si las tierras que ocupaba eran de Sansot o del Estado provincial.

   Tras la autonomía de Monte Hermoso, en 1979, los vecinos volvieron a la carga y abrieron un expediente en la joven comuna. Atento al reclamo, en 1981 el por entonces intendente Eugenio Carlos Tau elevó a la Provincia un informe sobre el barrio -al que aludió como “de características precarias”- y pidió oficialmente que se defina “la materialización de la línea municipal definitiva”.

   La Provincia hizo lugar al pedido mediante la dirección de Geodesia. A mediados de 1982 se conoció el resultado del replanteo: el barrio no estaba levantado en tierras privadas, sino del fisco provincial en su totalidad. 

   De inmediato se dio aviso al doctor Alberto Pedrero, representante legal de los propietarios de las casas, quien lejos de darse por vencido dos años después -el 15 de noviembre de 1984- incorporó al expediente un nuevo pedido formal para regularizar las tierras. Propuso para ello que el fisco le vendiera los lotes a los propietarios.

   “La ocupación no es clandestina y la han realizado pacíficamente, mejorando las características del camino costero que une Monte Hermoso con el balneario Sauce Grande”, escribió en los fundamentos.

   El letrado defendió las inversiones y mejoras efectuadas en viviendas y calles, e insistió con el derecho de los propietarios a convertirse en dueños legales de los inmuebles que ocuparon “durante más de 20 años”. Sin embargo, no se hizo lugar al pedido.

   En 1987 se produjo uno de los últimos grandes intentos por resolver la situación. El pedido se gestionó a través del Concejo Deliberante, pero nuevamente quedó trabado.

   “El problema es que la playa, como unidad fiscal, no tiene otro límite que no sea la línea de ribera. Es decir, es una sola unidad fiscal desde Bahía San Blas hasta el norte de la provincia”, detalló Fernández.

   “Esto es lo que traba las pretensiones de los dueños de casas en Villa Caballero y Faro Recalada de comprar esos lotes. No hay forma de decirles sí porque no se puede comprar una parte de la playa”, añadió.

   En la comuna se esperanzan, de cualquier forma, con la idea de que un plan de desarrollo del frente costero contribuya a ordenar la situación.