La carne vacuna, la mesa de los argentinos y las exportaciones (que no se harán)
El centro de la escena puso —por enésima vez— al Gobierno enfrentado al sector agropecuario. En la ocasión, por el cepo cárnico al exterior por 30 días. ¿Cuáles son los datos que divide las opiniones de los sectores en pugna?
Guillermo D. Rueda / [email protected]
Demanda de proteínas.
¡Hay que estar! Para 2021 se espera un consumo récord de carne vacuna a nivel mundial.
“Con la tracción de China, se prevén superar las 60 millones de toneladas (equivalente carcasa). Es un crecimiento del 1,6 % respecto de 2020”, dijo María Julia Aiassa, analista del Rosgan (Rosario Ganadero).
Copete. Título. Bajada. La nota principal de la sección Con el Campo, del suplemento Economía de La Nueva. de este domingo 23, ya estaba resuelta.
“Podemos decir que estamos en un contexto de viento a favor en un mar de incertidumbres”, ampliaba Aiassa, en alusión a la recuperación de los mercados internacionales de carne vacuna, en los que la Argentina es uno de los principales actores.
María Julia Aiassa, analista del Rosgan.
“Tras un año de fuerte depresión del consumo como consecuencia de la pandemia, el hemisferio norte comienza a salir a paso cada vez más firme y está recuperando los canales de demanda más castigados por el confinamiento”, aseguraba.
“Nos encontramos ante un escenario de precios sostenidos, al menos, para todo 2021”, contaba.
“La Argentina participa en este juego con un rol muy significativo, siendo el cuarto proveedor más importante de carne vacuna a nivel mundial y con un mercado interno que, a pesar su deteriorado poder de compra, sigue demandando tres cuartas partes de la producción total”, aseveró.
“Sin embargo, a pesar de los vientos a favor que soplan desde el plano externo, el país aún debe navegar en un mar local plagado de incertidumbre, ya no sólo económica, sino también política e institucional”, sostenía.
“De no ser por esta imprevisibilidad, el mercado ganadero argentino es uno de los mejores posicionados para dar un salto cuantitativo y acompañar esta recuperación y posterior crecimiento del consumo de cara a los próximos años”, concluía Aiassa, el último viernes 14.
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La realidad, tan sólo unos días después, es completamente diferente. Lejos de los argumentos precedentes, el Gobierno nacional decidió, este lunes 17, comunicar el cierre de las exportaciones de carne por un período de 30 días. Lo oficializó el jueves 20.
El propio presidente de la Nación, Dr. Alberto Angel Fernández, explicó la medida en el programa radial de Gustavo Sylvestre, en Radio 10.
“Hay exportadores que compran carne y la exportan. Eso genera una tensión en los precios internos; ya no se aguanta más”, relató.
“No podemos ver cómo la carne aumenta mes a mes sin ningún justificativo, porque lo más llamativo es que crece el precio y baja el consumo; no es que el precio sube porque la demanda crece; entonces hay menos carne para repartir”, sostuvo.
“Hay exportadores que compran carne y la exportan. Eso genera una tensión en los precios internos; ya no se aguanta más”, dijo Alberto Fernández.
“Hoy estamos consumiendo el nivel más bajo de carne per cápita y los precios aumentan sin parar. ¿Por qué crecen si no los estamos demandando? Eso hay que corregirlo”, aseguró el Dr. Fernández.
A la hora de las justificaciones, entre 2015 y 2019, período presidencial del Ing. Mauricio Macri, lo único que aumentó fue el precio de la carne que —en el caso del asado, dijo el primer mandatario— pasó de $ 250 a cerca de 800 pesos.
“Cuando uno mira lo que sucedió en 2015 y el escenario que recibimos en 2019 se da cuenta que se le dio total apertura al sector. Y no aumentó la cantidad de toneladas faenadas; no creció tampoco la cantidad de cabezas y es cada vez menor el peso del novillo que se faena”, explicó.
También dijo el presidente de la Nación que "hay que poner orden en el Mercado de Liniers", ya que no es posible que allí se venda carne para exportación, porque eso —aseguró— tergiversa los precios en el mercado interno.
“Hoy en día muchos de esos exportadores que venden a China van y compran en Liniers; entonces en China hoy se venden vacas para consumo interno y se venden vacas para exportar. ¿Pero qué precio prevalece? El de exportación, porque es el que más paga. Eso sólo tergiversa el precio del mercado interno, porque no es lo mismo comprar una vaca para faenar y vender en una carnicería de barrio que comprar una vaca para venderla a China, que paga mucho más”, describió el Dr. Fernández.
Mercado de Liniers SA, en una imagen de este viernes. / Foto: CRA.
La suspensión, por el plazo de 30 días, de la aprobación de solicitudes de Declaración Jurada de Operaciones de Exportación de Carne (DJEC) respecto de los productos cárnicos de origen bovino, fue publicada —este jueves 20— a través de la resolución 75/2021, con la firma del Ing. Agr. Luis Eugenio Basterra, ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación y la adhesión del ministerio de Desarrollo Productivo.
Ahora bien. La mayoría de los actores relacionados con la cadena, incluidos otros ámbitos, ha salido a expresar su malestar con la decisión, más allá del carácter “inconsulto” al que atribuyen, entendiendo que representantes del sector se han reunido no pocas veces con las principales autoridades; incluso, hasta con el propio Dr. Fernández.
En 10 años, se perdieron 3,7 millones de vientres. Fuente: SRA
Más allá de las opiniones de estos días sobre el tema, algunas cifras objetivas, por considerarlas de fuentes oficiales, léase ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca; Indec; IPCVA; INTA y otros afines, indican la historia reciente respecto de una medida semejante del entonces presidente de la Nación, Dr. Néstor Carlos Kirchner, cuando resolvió el control de las exportaciones de carne.
Veamos:
—Aquella decisión se produjo en el año 2006. Era por 180 días; se extendió por 10 años.
—En dicho período se perdieron alrededor de 10 millones de cabezas de ganado (de 62 a 52 M/C).
—Se perdieron cerca de 12.000 puestos de trabajo y se cerraron 125 frigoríficos.
—La inflación en ese período rondó el 200 %. La carne vacuna aumentó alrededor del 300 %.
—El consumo bajó de 62 kilos por habitante por año (2006) a 55 k/h/a (2011).
—La producción de carne vacuna cayó el 21,3 % y la exportación disminuyó el 69 %.
—El país dejó de exportar, más allá de incumplir los compromisos comerciales, como Cuota Hilton y demás, unos U$S 10.000 millones.
—En el año 2006 la Argentina era el tercer exportador mundial de carne vacuna. Pasó a ubicarse en el puesto 13.
—Referencia actual: nuestro país exportó, en el año 2020, U$S 3.126 millones en carne vacuna. Con estos 30 días sin comercialización, dejarán de ingresar unos U$S 240 millones.
Siempre la inflación
Un complemento al anterior trabajo lo realizó esta semana la Fundación Argentina para el Desarrollo de la Argentina (FADA), con opiniones de su economista jefe David Miazzo, a partir de los 400.000 puestos de trabajo que genera la cadena cárnica y las 100.000 fuentes laborales que están en riesgo con esta decisión.
“El freno a las exportaciones de carne vacuna no bajará la inflación”, dijo Miazzo.
“Porque la inflación no se origina en el precio de la carne, sino en la emisión monetaria. Es lo opuesto a lo que necesitamos y puede provocar un efecto boomerang, y sin llegar a una solución real sostenible”, agregó.
Veamos otras conclusiones de la FADA:
—Para exportar, la cadena de la carne vacuna moviliza miles de empleos y vuelve con inversiones a las distintas zonas del país.
—Uno de cada 4 pesos en un kilo de carne son impuestos. Y, en el kilo del mismo producto, se pagan 28 % de impuestos.
—¿Qué pasó cuando se cerraron las exportaciones en 2006? El precio subió igual: el kilo de asado pasó de 2,70 dólares a U$S 8 en 2012; hoy, un kilo del mismo corte vale U$S 6,80.
—En el país se consumen 48 kilos por habitante por año pero, a su vez, se exporta el 29 % de la producción. “El problema del precio no es lo que se va, porque nos alcanza para nuestras mesas; el problema es el acceso al consumo, sin empleo y con bajo poder adquisitivo”, concluyó el economista.
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