A 40 años de la muerte de Mario Serrano, el montañista bahiense más famoso
Organizó y lideró la misión argentina que intentó la cumbre del Dhaulagiri y terminó de manera abrupta el 23 de mayo de 1981. Su único hijo, al que no llegó a conocer, habla del legado y rescata aspectos de su vida. Video: el homenaje de Gendarmería, a cargo del también bahiense Marcelo Torrisi.
Por Ricardo Sbrana - [email protected]
Al margen de las fotos, una biblioteca cargada de libros sobre el Himalaya, un cassette y varios objetos típicos de Oriente, entre otros tesoros, el legado más preciado por Facundo Serrano son los valores y la inspiración que su papá, Alberto Mario, dejó para la eternidad.
No llegó a conocer a quien fue el primer bahiense en escalar uno de los picos de más de 8 mil metros de esa cordillera asiática, el Dhaulagiri. Facundo tenía 5 meses de gestación cuando su madre recibió la triste noticia: el 23 de mayo de 1981 consideraron muerto a Serrano, quien intentaba cumbre para el día 25 en el marco de la celebración por los 50 años del Club Andino Bariloche.
A diferencia de la expedición militar con la que había participado como gendarme en 1971 (que tampoco logró su objetivo), esta vez para Mario la exigencia sería suprema: organizador y a la vez líder de la tercera expedición argentina a ese macizo. Aspectos que le generaron una responsabilidad extra en su meta por ser el primero en concretar la cumbre del "Dhaula".
Los protagonistas recuerdan que a tan sólo 130 metros de lograr el objetivo, se desató una tormenta que duró cuatro días. Debilitados y sin alimentos, los montañistas retrocedieron. La mayoría hasta el campamento de base avanzado, a 6.500 metros. Pero como Serrano era el que más arriba había llegado y por su debilitamiento, descendió hasta los 7.100 para esperar.
En la mañana del día siguiente (24 de mayo) los compañeros vieron caer su cuerpo, mochila, bolsa de dormir y carpa en una grieta. Se presume que ya sin vida, con 34 años.
-Facundo, ¿Si tuvieras que describir a Mario?
-De mi papá siempre me contaron maravillas. No sólo de sus proezas como alpinista sino como persona. Tanto la familia, amigos, colegas... Lo describen como una persona que vivía el alpinismo con pasión y códigos. Fue un referente del deporte en Bahía y tengo entendido que también en Esquel. El alpinismo no es un deporte competitivo. En todo caso uno compite contra la montaña y contra uno mismo. Esos códigos también los aplicaba a la vida. Una persona que a todo lo que hizo le puso dedicación, tanto en Gendarmería donde fue condecorado, como en su carrera de Abogacía y después en el campo de la diplomacia. Le ponía empeño a todo, siempre tratando de ser el mejor. También fue un fotógrafo talentoso. Entre las cosas que heredé tengo un montón de fotos profesionales que tomó en el Himalaya.
-¿Heredaste su pasión por la montaña?
-Era una persona sana, algo vital para dedicarse al alpinismo. No puedo decir lo mismo, aunque he tenido mi acercamiento. Fue un tipo que entre sus valores, y creo haberlo heredado, estaba el respeto incondicional por cualquier cultura. Respetaba las culturas indígenas de América y veía similitudes con las de Asia. Con la expedición del '71 al Everest visitaron al Dalai Lama, por ejemplo. Y para la segunda misión llevaron una réplica del sable corvo de San Martín para dársela al rey de Nepal, si llegaban a hacer cumbre. Al igual que él, tuve paso por las artes marciales, judo y taekwondo, pero en materia de deportes siempre jugué al rugby.
El relato de quien vio por última vez al montañista bahiense.
-¿Cómo continuó, con los años, la vida para ustedes después del accidente de Mario, en ese momento una tragedia que enlutó a la ciudad y también al país, teniendo en cuenta que mereció un homenaje presidencial?
-Primero nos quedamos viviendo en Buenos Aires, en la casa de mis abuelos maternos. Mi madre (NdR: María Teresa Muñoz) retomó sus estudios de Derecho. A mis 9 años nos mudamos a Formosa. Y tiempo después a Tucumán, donde mi madre rehízo su vida. La verdad es que desde chico hubo en la familia una reticencia a tocar el tema, porque él decidió irse a escalar cuando yo tenía 5 meses. Pero hoy, a los 40 años, tengo otro pensamiento. Mi viejo fue alguien que hizo lo que le apasionaba y se jugó por eso. El ser humano viene a esta vida a ser lo que siente, lo que le apasiona. Él tenía preparada la expedición al Dhaulagiri desde hacía bastante tiempo. Había un compromiso ahí y un sacrificio muy grande de por medio. Murió haciendo lo que le gustaba. No tengo ningún rencor.
-¿Qué material recuperaste del Mario montañista?
-Me quedó una biblioteca sobre alpinismo y Oriente, básicamente sobre el Himalaya, Tibet, India, Bután... Le fascinaban mucho esas culturas, no sólo por las artes marciales, el budismo. Si bien era católico, le fascinaban los conceptos del budismo. Inclusive tiene el libro original de “Siete años en el Tibet”, escrito por el alpinista austríaco Heinrich Harrer. Hoy en el living de mi casa tengo colgadas un montón de cosas de Nepal e India. Inclusive tuve un cassette, no sé si todavía lo conservo, que mi papá mandó estando en el campamento base del Himalaya. Se comunicaba con mi mamá por radio operador. Hay que tener en cuenta que la expedición de la tragedia comenzó en enero del '81 y duró hasta mayo. Entre que fueron a Londres a comprar más equipamiento, los viajes hasta llegar a destino y el período de aclimatación en Katmandú... Envió un cassette en el que contó cómo iban las cosas, alguna anécdota... Gracias a ese cassette pude escuchar la voz de mi papá por primera vez. Me lo obsequiaron cuando yo tenía 20 años. También tengo un diario de un compañero de la expedición, que no lo llegó a editar como libro pero me lo entregó 25 años después de la expedición. Varias cosas que a lo largo de los años me las fueron entregando.
-Pero nada comparable con el legado espiritual...
-A mí la figura de Mario me sirvió de inspiración para la vida. Y será siempre así porque uno tiene que tratar de seguir los buenos ejemplos, los valores... Aunque cueste, porque uno es humano y tiene fallas, pero siempre hay que tomar lo bueno. Y la figura de mi papá es la de un luchador, que peleó por sus sueños. Es imposible que Mario no inspire a nadie. Yo sin caer en esa frase cliché tengo que decir que mi principal héroe es mi papá. Y mi vieja también. El año pasado planeamos con ella hacer un viaje al Himalaya. Solos y por los 40 años de la muerte de papá. Creyendo que la pandemia terminaría este año. De 3 o 4 semanas. La idea era visitar Pokhara, la ciudad cercana al Dhaulagiri, y hacer un homenaje en un templo budista donde se recuerda a los fallecidos en la montaña. Y al menos yo, hacer la travesía de cuatro o cinco días hasta el campamento base. Un viaje espiritual. Me entrené, me preparé, pero bueno, finalmente por la pandemia lo postergamos.
-A 40 años de la partida de tu papá, estas por celebrar la llegada de tu primer hijo. Una coincidencia conmovedora.
-Justo ahora se produce una coincidencia que realmente no la había pensado. Cuando me llamaste caí en la cuenta de que ya pasaron los cuarenta años, que yo mismo tengo esa edad y que con mi compañera seremos padres de Manuel Serrano Pucheta, para el 15 de junio. Es algo muy fuerte. Y bueno, me hubiese encantado que Mario conociera a su nieto. Pero yo le hablaré a mi hijo de su abuelo. Y obviamente lo criaré con los mismos valores que fui educado por mi mamá.
Quiere hacer un documental
El bahiense Marcelo Torrisi, retirado de Gendarmería Nacional, fuerza en la que fue responsable de la Dirección de Comunicaciones, realizó entrevistas y recopiló material sobre la trayectoria de Serrano, con quien se identificó en varios aspectos de su vida como persona, gendarme y montañista.
A través de un equipo de trabajo de esa fuerza militar concretó un breve pero muy emotivo video que muestra imágenes y testimonios inéditos del escalador y de lo ocurrido en la expedición fatal de 1981. Y que bien podría ser el trailer del documental que Torrisi quiere concretar.
“En 1993 descubrí que mi pasión era la Comunicación Social. Entonces estudié Periodismo, me recibí y comencé a ejercer dentro de Gendarmería. Descubrí que a Mario lo conocían y lo admiraban. Y comencé a entender. Pero recién hace dos o tres años atrás pude investigar, entrevistar gente y meterme de lleno en la carrera de Mario Serrano”, recordó.
“Como yo, Mario también es bahiense, fue scout y gendarme, aspectos que me identificaron. Todas las personas que entrevisté coincidieron en decir que su vida era la montaña. Mi investigación me dio la certeza de que todo lo que hizo Mario, tuvo que ver con la montaña”, le contó Torrisi a "La Nueva.".
“Mario fue un tipo muy capacitado, inteligente y asumía estas cosas con mucho compromiso. Era un joven destacado y un carismático. Por algo lo eligieron entre otros exploradores del colegio Don Bosco para capacitarlo en Buenos Aires y llevar adelante su proyecto de insertar el scoutismo en Bahía”, agregó.
“Eligió venirse al sur para estar cerca de la montaña. Y de inmediato se integró a la gente del Club Andino Bariloche. Cada verano organizaba expediciones a la zona del Chaltén. Cuando volvía relataba sus experiencias y conocimientos en la revista de la fuerza", agregó.
El trabajo de investigación lo condujo directamente a quienes estuvieron a cargo de llevar registro de la expedición fatal del '81 y al valioso material audiovisual.
"Mario quería que la expedición se financiara a través de un video o película y de un libro posteriores a la coronación de la cumbre. Organizarla costó miles de dólares (NdR: 250 mil aproximadamente).Alguien filmó, había una película de la expedición del 81. Pero había desaparecido. A través de contactos del Club Andino Bariloche y de otro periodista, Tonchek Arko, quien presentó un libro recientemente (NdR: "Tragedia en el Dhaulagiri"), encontramos la cinta de 35 milímetros con la filmación. Dí con el camarógrafo Félix Arrieta y con el cineasta Jorge De León. Con el testimonio de protagonistas y el material que me facilitaron, pude empezar a armar algo”, concluyó.
"Hasta el momento no realizamos ninguna obra más allá de un pequeño video a modo de homenaje y difusión, tratando de rescatar la pasión de Mario por la montaña. Todo esto fue en 2019, antes de la pandemia, con lo cual los proyectos que teníamos en 2020 se fueron al diablo. Quedó interrumpida por el momento la idea de hermanar el audio y el video de la filmación (NdR: se grababan por separado). Pero el material está”, concluyó.
El video institucional realizado por Gendarmería a modo de homenaje a la figura de Mario Serrano: