Bahía Blanca | Viernes, 04 de julio

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Cuando este “Vaquero” desenfunda en la punta, la bocha va derechito al blanco

El actual jugador de Independiente arrancó a los 40 años, pero se destacó en varios clubes de Bahía. El “Gallego” llegó a la ciudad a los 14 desde Rivadeo.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Por Javier Oscar Schwab / [email protected]

(Nota publicada en la edición impresa)

 

   Independiente vive un buen presente en el actual certamen de parejas. Y para esto mucho tiene que ver el equipo compuesto por Heraldo Elvio Vaquero, Juan Scarfi y Juan C. Hutchinson.

   El pampeano se destaca por su arrime, algo que fue perfeccionando con el correr de los años, pese a que arrancó de grande.

   “Tenía 40 años y fue un poco de casualidad", dijo.

   Si bien nació en General Acha, su infancia transcurrió en Rivadeo, un pueblito cercano a Villa Iris.

   “A mi padre (Ángel) lo trasladaron a la estación del ferrocarril. Iba a la escuela N° 17 y jugaba al fútbol en el club Rivadeo. Mi viejo te asesinaba por River, pero jugó 27 años con la camiseta de Boca (los colores del club), que ahora está abandonado. Lo gasté toda la vida (risas)”, contó.

   “Jugué en la inferiores y en la reserva, no había otra cosa", subrayó.

   A los 14 años se fue a estudiar a Bahía Blanca.

   “Cursé en el Colegio La Piedad, me recibí de Técnico Mecánico. En 1974 mi papá compró una casa en Mitre al 1400; era la única de toda la manzana. ‘Acá vamos a vivir, no hay nada’. Con los años se transformó en el mejor lugar de Bahía”.

   A los 17 empezó a trabajar como chofer en Casa Cittá y luego se incorporó, gracias a José Antunez, a la reparación de electrodomésticos.

   “Hasta de día de hoy sigo con el oficio. Arreglo cocinas. Soy gasista y plomero, me la rebusco”, afirmó.

   El fútbol era su pasión, jugó en la Liga Comercial para el Club Teléfonos, con amigos como el “Ruso” Dueña, el “Negro” Tomassone, "Patuto" y Fabián González, Daniel Dubal, Lagos y el “Pelado” Daka.

   “Jugaba de ‘8’.  Una vez le hicieron una falta tremenda al ‘Narigón’ González, le pegaron una patada. Y el ‘6’ se acercó: ‘Qué te tirás maricón…’ Daka lo escuchó, salió corriendo y le pegó tal trompada que no se levantó más. Eso sí, le dieron como 20 partidos de suspensión”, sostuvo.

   Una lesión truncó su carrera y al poco tiempo incursionó en la bochas.

   “Jugué cuatro años con los ligamentos cortados. Un día un médico me preguntó: ¿Querés quedar paralítico…? Me operé, al tiempo volví a jugar, estaba loco”.

 Mayo de 2014. Cuadrangular final de la A en tercetos. Uno de los 12 jugadores era Vaquero.

 

   “Estando en el club Argentino, mis amigos habían armado una cancha de fútbol 5. Oviedo era el cantinero y en eso cae su hijo con la pilcha de bochas. Lo empezamos a cargar, nos desafió y entramos a la cancha. Estaba Miguel Rodríguez, también bochófilo. Hicimos uno de seis, me puse de puntero; en el primer arrime dejé la bocha pegada al chico.

    “No va y le tiran, levantan el chico con tanta mala suerte que me pega en la cabeza. No me mató o me sacó un ojo de pedo. Se hizo un huevo terrible, jajaja”.

   -Lindo bautismo.
-Igual seguí jugando. Estuve 5 años en Argentino, en realidad lo seguía a José (Oviedo). Cantina que agarraba ahí iba a parar yo.

   -Y seguiste en Estrella.

   -Sí. Con Oviedo, Jorge Orazi, Galant y Del Moro. Arranqué en segunda, al año siguiente fui suplente en primera y al poco tiempo ascendimos a la A.

   “Ascendimos y se desafilió Estrella, una cosa de locos. Me tuve que ir, apareció el ‘Flaco’ Díaz Ulloque y me llevó a El Cometa, donde jugué con Alberto Jarque y el ‘Negro’ Bardini. En invierno jugábamos con bufanda, campera y guantes; la cancha era una heladera”.

   -¿Una vez te desafiaron por plata?

   -Jajaja. El ‘Coco’ Natali. Estrella de Oro era un equipazo con Danilo Escobar y Hugo Vitozzi. Nos teníamos que enfrentar en nuestra cancha. Saca la chequera  y me dice: ‘por cuánto querés apostar el lunes…’ Lo miré: ‘Dejá Coco, ustedes tienen un equipazo, pero ojo que tenés que ir a jugar a allá (Estrella), no sea cosa que te vayas caminando por arriba de la baranda.

   “Natali se reía, me sobraba… Llegó el lunes y en la cuarta mano se apoyó en la baranda y se agarraba la cabeza. No puso una bocha en toda la noche, le ganamos 15 a 1. Cuando terminó el partido me arrimé y saltó: ‘la cancha poronga esta…’. No lo dejé terminar: ‘No trajiste la chequera hoy’. Se quería morir”.

   Su carrera siguió en Olimpia, con "Cachón" Cricelli, Jonatan Nardi y Ariel Ramírez.

   “Estaba desafiliado, pero era un club importante. Arreglé la cancha sin cobrar un peso, saqué un camión de arena y le mandé tierra negra y polizán, un producto nuevo. Quedó impecable”, aseveró.

   Antes de arribar a Independiente, en el inicio de la pandemia, pasó por Almafuerte, donde obtuvo el campeonato de la B, junto con Pablo Spurio, Walter Lhanda y Omar Scalerandi (foto).

   “Fueron dos años. En el primero estaba ‘Pancho’ Ferretti y Omar, y nos fuimos al descenso. En el segundo se sumó Pablo Spurio y salimos campeones. Todos los días iba a practicar durante dos horas para adaptarme al piso de alfombra. Mi mejor año. 

   -¿Tu paso más relevante fue en Tiro Federal?

   -Sí, en la A. Estaban Juan Carlos Hutchinson y Martín Botta. Llegamos al cuadrangular final de tercetos en cancha de 9 de Julio. Le ganamos el clásico a Alem, pero caímos ante Almafuerte, que luego perdió la final ante 9 de Julio.

   “Por entonces odiaba la sintética, pero en Tiro no tenía otra opción. Mejoré por la constancia de arrimar y arrimar; en la final nos tocó ese piso, ya estaba acostumbrado. Hoy, con 20 años de trayectoria, pudo decir que conozco todas las canchas de Bahía”, finalizó.