Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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El doble desafío para aceitar la gestión

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en la capital provincial.

NA y Télam

   El plan de vacunación contra el coronavirus y la reactivación de la economía bonaerense parecen consolidarse como las definiciones políticas de 2021, con la particularidad que generan los años electorales.  “Son las dos prioridades que nos guían y están íntimamente vinculadas”, añadió el presidente de la Cámara de Diputados, Federico Otermín, con su particular lenguaje de militante kirchnerista.

   Lo que hizo el gobernador Axel Kicillof ante la Asamblea Legislativa fue diferenciar el accionar de la oposición. Separó a los 135 intendentes que tienen la responsabilidad de gobernar -tanto del Frente de Todos como de Juntos por el Cambio- “de  quienes efectivamente no se acercaron a ayudar y con los que efectivamente no hay posibilidad de hacer nada”, aseguró como tiro por elevación hacia el núcleo duro que responde al expresidente Mauricio Macri. 

   Renglón seguido varios intérpretes tradujeron el mensaje. Aseguran que fue para un puñado de alcaldes macristas en JxC que tendrían que trabajar en un plan municipal de inscripción de personas que quieran inmunizarse, en lugar de deslegitimar la campaña “Buenos Aires Vacunate” contra el Covid-19.  

   La utilización política de la distribución de vacunas le permitió parcialmente a referentes del macrismo montarse sobre el malhumor social para seguir en su campaña de desgaste. 

   “Parece que el protocolo es una entelequia, una nueva ficción que diagramaron entre La Cámpora, Gollán y Kicillof. A este ritmo, haciendo un cálculo rápido, la inmunidad de rebaño tardará más de una década en producirse”, castigó el diputado Diego Rovella (legislador radical aliado del alcalde platense del Pro, Julio Garro) tras el anuncio del ministerio de Salud bonaerense de comenzar con la vacunación para menores de 60 años. 

   Básicamente el gobernador centró su alocución en justificar cómo la pandemia cambió los planes de gestión y en brindar un conjunto de anuncios que incorporó en un paquete de leyes que enviará a la Legislatura bonaerense. 

   “El planteo de la moratoria de impuestos y la facilitación del pago de los Ingresos Brutos para los monotributistas vienen bien”, coincidieron algunos legisladores de la oposición. 

   Kicillof pareció dejar en claro que proyecta la “reconstrucción” de la Provincia a través del Plan Estratégico de Infraestructura que impulsa, por ejemplo, con una inversión superior a los $ 260 mil millones para obras de agua y cloacas. 

   El año legislativo arrancó formalmente con el discurso que Kicillof hizo ante la Asamblea bonaerense, pero comenzó con sorpresa por el tono conciliador utilizado por el gobernador “soldado” de la vice Cristina Fernández.  

   El mensaje en clave de antigrieta sorprendió a los habituales interlocutores de Juntos por el Cambio, a medida que el mandatario bonaerense iba avanzando en sus palabras, y agradecía una y otra vez a los legisladores que acompañaron la gestión gubernamental, sobre todo los opositores. Incluso el gobernador hizo un llamado para que se siga trabajando de la misma manera, para superar un año que se avecina difícil. 

   La tendencia frente a un 2021 electoral indica que la Legislatura bonaerense puede reducir a la mínima expresión sus actividades en los recintos de sesiones parlamentarias. 

   Después del discurso oficial, y como es tradición, propios y extraños salieron a sentar posición al respecto. Muchos de quienes esperaban un ataque frontal de Kicillof prefirieron no opinar. Otros, avanzaron sobre la ausencia de algunas definiciones. Y la gran mayoría, en off, mostró su desconfianza con dicha actitud. “No es el perfil del gobernador, algo se trae”, dijeron. 

   Para los dirigentes de JxC, este cambio discursivo se debe exclusivamente al año electoral. “Para licuar la estrategia de la exgobernadora María Eugenia Vidal”, señalan.  

   Vidal aún no ha dicho nada sobre su futuro más cercano, pero a pesar de su ausencia del día a día, sigue siendo la dirigente de mayor peso electoral de la oposición. Y esto en los despachos de calle 6 lo saben. 

   En JxC además, por estas horas hay inquietud e incertidumbre por el resultado de la elección interna en el radicalismo bonaerense. Lo que a principios de año parecía un trámite para el oficialismo que encabeza Maxi Abad, con las últimas movidas del retador Gustavo Posse, y la bajada a la Provincia de Martín Lousteau, parece haberse emparejado. 

   La gran pregunta que se hacen en las cuevas boina blanca es el volumen que tomará esta elección. Al ser estrictamente partidaria, votan sólo los afiliados, y el contexto para que concurran a las urnas no es el mejor, tanto desde lo sanitario como desde lo social. Gane quien gane, una elección con pocos votantes dejaría muy expuesto al radicalismo ante sus socios. 

   Dirigentes macristas hablan de la necesidad de trabajar ampliando el espacio para construir una alternativa que fortalezca a Juntos por el Cambio, garantizando una “renovación” en las listas distritales para ir en búsqueda de los votantes desencantados con el gobierno K. La estrategia se la atribuyen al intendente de Lanús, Néstor Grindetti, un “pura sangre” de la liga de intendentes del Pro. 

   También el Senado bonaerense ratificó sus autoridades. Una formalidad, ya que la designación se hizo el año pasado, y la tradición política indica que esta discusión se da cada dos años, cuando cambia la composición del cuerpo. 

  De hecho, los legisladores oriundos de la Sexta Sección continuarán en sus cargos: el lapridense Alfredo Fisher (FdT) como vice 1º y el bahiense Andrés De Leo (JxC) como vice 4º.