Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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¿Cuál es la incidencia de los granos en el precio de los alimentos?

Las conclusiones de un pormenorizado informe no dejan de sorprender: es un porcentaje relativamente bajo en los valores al consumidor. Son determinantes otros insumos y costos, como salarios, energía, alquileres, fletes, impuestos, utilidades y distribución.

Granos y pesos, en el eje del debate. / Fotos: Jano Rueda-La Nueva y Archivo LN.
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Audionota: Malena Ruppel

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   Primera conclusión.

   “Políticas dirigidas a evitar una suba en el precio de los granos no tendrán efectos significativos sobre los precios de los bienes de consumo”.

   Segunda conclusión.

   “Una política destinada a combatir las causas de la inflación, incluida la de alimentos, debería basarse en otras herramientas de política monetaria, cambiaria y fiscal”.

   Tercera conclusión.

   “Como contrapartida al bajo impacto sobre los precios de los alimentos en el corto plazo, políticas como controles de precios, derechos de exportación y restricciones cuantitativas a las exportaciones redundan en efectos negativos sobre la producción, al tiempo que reducen las oportunidades de hacer frente al alto riesgo climático que enfrentan los productores”.

   Es una síntesis del trabajo de la gerencia de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, donde se concluye que el precio de los granos representa un porcentaje relativamente bajo del precio final de los alimentos y, por ende, tiene una incidencia menor en el Índice de Precios al Consumidor (IPC).

   Del mismo modo, se entiende que la mayor parte de ese costo está relacionada con otros insumos, así como salarios, energía, alquileres, fletes, impuestos, utilidades y gastos relacionados con la distribución.

   De acuerdo con el informe, el maíz representa el 21 % del precio del pollo entero de Precios Cuidados; el 13 % de los huevos; el 12 % del pollo trozado; el 10 % del pechito de cerdo; el 8 % de la leche y el 7 % del asado.

   En el caso que nos interesa, por ser el sudoeste bonaerense un área puntual de cosecha, el trigo representa el 13 % del precio del pan.

   También se asegura que todo converge en una menor oferta y mayores precios en el mediano plazo, “afectando también negativamente el bienestar de los consumidores”. Es decir, genera resultados contrarios a los deseados.

   “Los efectos negativos son mayores en los casos de restricciones cuantitativas. De esta manera, las políticas no parecen ser las adecuadas desde el punto de vista del bienestar general de la población en razón de las grandes pérdidas de eficiencia”, se indica.

   “A cambio de pequeñas ganancias de corto plazo en el bienestar del consumidor, se afecta negativamente el bienestar de todos los actores en el mediano plazo”, se amplía.

   Asimismo, que debe tenerse en cuenta que las ganancias de corto plazo están limitadas por la duración del ciclo productivo, especialmente en el caso de la carne bovina.

   Se asegura que si el objetivo buscado es mitigar los efectos negativos de los aumentos de precios de alimentos sobre los consumidores, son las políticas de subsidios a la demanda las que mejores resultados han mostrado en términos de eficiencia y equidad, tal cual lo muestran experiencias internacionales de ayuda alimentaria, como los cupones de alimentos de la Ley Agrícola de los Estados Unidos.

   “Las nuevas tecnologías permiten, hoy, llegar de manera sencilla a quienes necesiten de la política, segmentando adecuadamente por la situación socio-económica de cada consumidor, de acuerdo con el nivel de ingreso, educación, ocupación, hijos y demás”, se agrega.

El contexto

   En los últimos meses se registró una tendencia alcista en los mercados internacionales, vinculada a distintos factores relacionados con la oferta y la demanda global, así como los mercados financieros, que impactó positivamente en los precios domésticos de los granos.

   Este aumento del precio de los granos revivió preocupaciones sobre el impacto en los precios de los alimentos derivados de trigo y de maíz en el mercado interno.

   En consecuencia, se adoptaron diversas medidas de política agropecuaria con el objetivo de desacoplar el precio doméstico del internacional.

   Según la Bolsa de Cereales porteña, en este punto resulta importante destacar que muchas de las medidas ya han sido llevadas a la práctica en nuestro país en distintos períodos históricos.

   También que el más reciente fue el comprendido entre los años 2002 y 2015, donde se implementaron derechos de exportación; tipos de cambio diferenciales; restricciones cuantitativas a la exportación; límites máximos de precios internos y compensaciones.

   “Contrariamente a los resultados esperados, las mismas no tuvieron efectos relevantes en el precio de los alimentos y el bienestar de los consumidores; al tiempo que provocaron distorsiones que afectaron el normal y transparente funcionamiento de los mercados, impactando negativamente sobre los incentivos para producir y el bienestar de los productores”, se marca.

   También que, en el mediano plazo, las medidas resultaron en menor área sembrada e inversión en tecnología, lo que provocó una caída de la producción y la oferta de granos en el mercado doméstico, y precios superiores a los registrados al momento de adoptarlas.

   Citan, como un caso paradigmático, el del trigo argentino.

   “Como consecuencia de los derechos de exportación y las restricciones a exportar, los productores llegaron a recibir apenas el 50 % del precio internacional”, se expresa.

   “La caída en la rentabilidad del cultivo, sumada a la incertidumbre que introducían las restricciones a la comercialización, llevaron a los productores a reducir el área sembrada, especialmente en las zonas más alejadas de los puertos y con menor potencial de rendimiento, hasta alcanzar los valores más bajos de producción con 7,9 millones de toneladas en la campaña 2009/10”, se agrega.

   Asimismo, que los efectos negativos sobre la oferta continuaron en las campañas siguientes y que, en 2013, “el trigo nacional pasó de ser el más barato a convertirse en el más caro del mundo”.

   Durante ese año, se llegaron a negociar contratos por un valor superior a los 600 dólares por tonelada en Argentina, cuando a nivel internacional el valor promediaba los U$S 310 por tonelada.

Los resultados

   De acuerdo con el trabajo de la Bolsa de Cereales porteña, en el promedio de los productos seleccionados para maíz se representa el 12 % del precio final.

   En el desglose, el maíz representa el 21 % del precio del pollo entero de Precios Cuidados.

   Para el caso del trigo representa el 13 % del precio del pan; en los huevos se trata del 13 %; del pollo trozado el 12 %; del pechito de cerdo el 10 %; de la leche el 8 % y del asado el 7 %.

   Se concluye que, en los productos estudiados, más del 80 % del precio al consumidor no depende del precio doméstico de los granos, sino que responde a otros costos, tales como salarios, energía, alquileres, utilidades, impuestos, fletes y otros costos de distribución, que acompañan la evolución del nivel general de precios de la economía.

   Esto significa que, por cada reducción del 1 % en el precio doméstico del maíz, se generaría una reducción potencial del 0,21 % en el precio del pollo entero de Precios Cuidados; 0,13 % de los huevos; 0,12 % del pollo trozado; 0,10 % del pechito de cerdo; 0,08 % de la leche y 0,07 % del asado.

   En el mismo sentido, una reducción del 1 % en el precio doméstico del trigo provocaría una reducción potencial del 0,13 % en el precio del pan.

   “Los precios al consumidor final dependen de múltiples factores, que se ven potenciados por un contexto inflacionario, por lo que en la práctica estas bajas pueden ni siquiera observarse”, se afirma.

La conversión de maíz por producto

   Para calcular el impacto de los granos en los alimentos, desde la Bolsa de Cereales se siguieron dos metodologías: una aplicada a los bienes finales derivados del maíz y otra a los derivados del trigo. A modo de ejemplo, esta es la representación del primer cultivo citado.

   Para el cálculo de la participación del maíz en el precio de los productos derivados, como lácteos, huevos, carne bovina, porcina y aviar, se utilizan las siguientes cotizaciones:

   —Maíz: Cámara de Rosario, en pesos por tonelada, promedio noviembre 2020, y se convertido a kilogramos.

   —Carne bovina: Indec precios al consumidor GBA, noviembre 2020, producto asado.

   —Carne porcina: Indec, precios al consumidor GBA, noviembre 2020, para el producto pechito de cerdo.

   —Pollo entero: Indec, precios al consumidor GBA, noviembre 2020, para el producto pollo entero.

   —Pollo trozado: COTO digital, de este 15 de enero, promedio de los siguientes productos: pata muslo con piel, pata muslo sin piel, pechuga con piel y pechuga sin piel.

   —Lácteos: Indec, precios al consumidor GBA, noviembre 2020, para el producto leche fresca entera en sachet.

   —Huevos: Indec, precios al consumidor GBA, noviembre 2020, para el producto huevos de gallina por 12 unidades y se convirtió a una unidad.

   Por otro lado, se toman los coeficientes de conversión de maíz para cada producto, que surgen del trabajo Variables de cálculo del consumo interno de maíz en la Argentina, del ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

   El documento estima la participación del maíz en la dieta de los diferentes animales para calcular un coeficiente de conversión (CC). A modo de ejemplo, se necesitan 1,8 kilos de maíz para producir un kilo de pollo.

   Para arribar al valor final del coeficiente, se utiliza un factor de conversión de maíz en carne, huevos y leche (FC), que se multiplica por la participación del modo de producción o faena (PR) y la producción adicionada (PA).

   Luego, se tiene en cuenta la variación por recría y mortandad; el rendimiento de carne con hueso y la participación del maíz en cada dieta (PM), que varían según el producto y año. La ecuación genérica quedaría definida de la siguiente manera: CCp = FCp * PRp * PAp * PMp.

   Con este coeficiente, se calcula la participación del maíz en cada producto (Pp). Primero, se multiplica el precio del maíz (Pm) por el coeficiente de conversión de maíz del producto (CCp). A ese resultado se lo divide luego por el precio al consumidor del producto respectivo (PCp), definiendo la siguiente ecuación: Pp = (Pm * CCp) / PCp.