De Carolina del Norte a La Carrindanga, dos edificios, dos destinos
Demuelen en Carolina del Norte una obra emblemática del brutalismo. En La Carrindanga, km 7, una propuesta de aires similares mantiene su vigencia y singularidad. Emparentados por su estética.
Mario Minervino / mminervino@lanueva.com / @mrminervino1
Por estas horas comenzó la demolición de un magnífico edificio cuyo estilo, en arquitectura, se conoce como brutalismo, por ser el hormigón a la vista el principal protagonista de su estética.
A pesar de una intensa campaña de los amantes de ese estilo y de quienes lo consideraban un referente de la historia sanitaria, las topadoras han iniciado su tarea de demoler el Burroughs Wellcome, en Carolina del Norte, Estados Unidos, construido en 1969 por esa empresa farmacéutica.
La obra no solo tenía valor arquitectónico, sino también emocional: fue el lugar donde se descubrió el medicamento AZT que permite a los pacientes de VIH tener una vida prácticamente normal.
Se demolición borra del mapa esta obra del arquitecto Paul Rudolph, que a fines de los 60 puso en el mata esta estética constructiva.
El edificio era una especie de mole de hormigón, construida a base de módulos trapezoidales que se escalonan unos encima de otros hasta formar una montaña. Por su aspecto futurista se lo utilizó, tiempo después, para rodar la película de ciencia ficción Proyecto Brainstorm.
Pero nada ha conmovido al nuevo propietario del edificio, la United Therapeutics, que si bien consideraron la posibilidad de mantenerlo y utilizarlo, finalmente les resultó “poco seguro, no adecuado medioambientalmente y funcionalmente obsoleto”, por lo que en su lugar levantarán una nueva obra.
Una inspiración, en estas tierras
Si bien la propuesta edilicia es otra, existe en nuestra ciudad un complejo edilicio que evoca en algunos aspectos a la derribada obra norteamericana. Se trata de la sede del CONICET, en el km 7 del camino de La Carrindanga.
El complejo de La Carrindanga y su particular arquitectura
Iniciada su construcción a mediados de los 80 y hoy sede de varios institutos académicos, su arquitectura es una mezcla brutalista y vidriada y evoca, con su diseño, de buena manera al Burroughs Wellcome, con todas las salvedades que se puedan plantear.
Su forma de volúmenes escalonados, sus paredes inclinadas, su aspecto futurista, su organización en un terreno de casi 50 hectáreas, hacen del sitio algo muy llamativo y singular. Prueba de esa situación fue la nota publicada en el diario La Nación a principios de los 90 que menciona al lugar como “el nuevo Silicon Valley”, en relación al área de California que agrupa compañías emergentes y globales como Apple, Facebook y Google.
Obras en ejecución, 1986
Dos historias alejadas en tiempo y espacio pero que la arquitectura ha permitido vincular. La primera demolida. La segunda vigente, un lugar que no muchos visitan, pero que tiene muchos condimentos para que sea parte de los lugares que merecerían la oportunidad de ser recorridos y reconocidos.
Burroughs Wellcome, CONICET. Modelos para armar