Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Puente Canessa: turismo, recreación y misterio

El sitio, ubicado a 20 kilómetros de nuestra ciudad, se puso de moda en los últimos años, pero pocos conocen su curiosa historia y saben quién era Canessa.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.
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Audionota: Guillermo Crisafulli

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   A poco más de 20 kilómetros de nuestra ciudad, siguiendo el viejo camino de La Carrindanga hacia Cabildo, se encuentra el llamado puente Canessa, modesta estructura de hierro que sirve para salvar el arroyo Napostá y que se ha convertido en punto de concurrencia de miles de personas que lo adoptaron en los últimos tiempos para sus actividades recreativas y como lugar de llegada de ciclistas y caminantes.

   El nombre hace alusión a la vecina estancia La María, que fuera propiedad de Juan Antonio Canessa, destacado vecino de nuestra ciudad.

   El estado del camino desde nuestra ciudad hasta el lugar es bueno hasta unos 15 kilómetros antes de llegar al arroyo, a partir de donde se hace poco menos que intransitable sobre la carpeta asfáltica (lo que queda de ella) y se impone el tránsito por una suerte de colectora de tierra.

   Entonces se llega al puente, centenario, cargado de óxido y poblado de grafitis grabados sobre el hierro.

La historia

   La historia del puente está rodeado de más dudas que de certezas en lo referido a su origen, a quien y cuando se construyó. Abundan conjeturas, faltan precisiones.

   Una primera teoría es que lo haya mandado construir quien le dio su apellido, Juan Antonio Canessa, propietario de La María, la estancia de 4 mil hectáreas de su propiedad ubicada a pocos metros del lugar.

   Canessa fue uno de los comerciantes más relevantes que tuvo Bahía Blanca en las primeras décadas del siglo XX. Nativo del barrio porteño de Flores, se radicó en nuestra ciudad en 1890, a sus 24 años de edad, y pocos meses le bastaron para crear la casa Canessa, ubicada en Donado y Saavedra, distribuidora e importadora de una gran variedad de materiales.

   Luego diversificó sus actividades hasta llegar a ser representante de la Ford, tanto en automóviles, como camiones y máquinas agrícolas.

   Fue, además, concejal (cinco períodos), miembro de la Sociedad Rural y presidente de la Bolsa de Comercio. Su palacete de calle Mitre 60 –actual sede la Cámara Federal de Apelaciones--, era centro de las más relevantes reuniones sociales de la época.

   Canessa construyó, en 1920 o quizás unos años antes, su estancia modelo sobre La Carrindanga, “una derivación propia del hombre de negocios, que busca en el campo como lugar de descanso”. La llamó “La María”, en honor a su mujer, María Arbuco, y convirtió ese espacio árido de llanura en un atractivo bosque de eucaliptus, acacias, pinos y hasta unos excéntricos Alcornoques.

   Al camino por entonces se lo conocía más como “el de Salvá” más que La Carrindanga, y llegar demandaba 40’ en automóvil o tomar el tren vía Pringles que tenía parada en la estación Corti, a 2 kilómetros y medio del establecimiento. Es decir que Canessa tenía claro interés en tener resuelto el cruce sobre el arroyo –en su estancia producía trigo y ganado-- y disponía de los medios materiales para hacerlo, sobre todo la posibilidad de importar ese tipo de estructura de hierro que ninguna fábrica local estaba en condiciones de hacer.

   Esta es la primera conjetura, Canessa como autor material de la obra.

Los componentes

   El ingeniero Horacio Varela, docente de la UTN y reconocido calculista de estructuras, además de diario concurrente en bicicleta al puente, detalló que el mismo está formado por dos vigas tipo Warren, que son las estructuras laterales que aparecen como barandas a cada lado del camino.

   Cada viga tiene un cordón superior y uno inferior, conectados por perfiles de hierro, dispuestos en diagonal o verticales. Entre ambas sostienen un entramado de vigas doble T que se entrecruzan para sostener el tablero sobre el cual se coloca el asfalto que forma la calle. El conjunto apoya sobre dos estribos de ladrillo a la vista, uno en cada extremo.

   “Hay que tener en cuenta que este camino es el primero de acceso que tuvo la ciudad, el más antiguo, con lo cual es posible que el puente haya sido una necesidad vial y claramente responde al modelo que desarrollaban los ingleses en sus obras ferroviarias”, opinó.

   Para otro ingeniero, Gabriel Hernando, el puente es de claro diseño inglés.

   “No creo que en esa época hubiese metalúrgicas locales capaces de hacer ese tipo de estructura. Canessa además era importador y es posible que haya adquirido esos perfiles metálicos. Creo que es un puente prefabricado fuera del país”.
Lamentablemente ningún componente del puente tiene grabado el nombre de la empresa, situación que era habitual hacerlo por parte de las metalúrgicas.

El otro posible autor

   Sigue en consideración, fuera de Canessa, que algún organismo vial provincial haya detectado la necesidad de construir ese puente en un camino casi rural pero de importancia para el movimiento de quinteros y ganaderos.

   Pero hay que considerar que recién en 1915 se creó la Dirección General de Puentes y Caminos provincial, devenida en 1936 en la dirección de vialidad. Es difícil pensar haya dispuesto de los medios, conocimientos y necesidades para construirlo. Hoy Vialidad identifica a La Carrindanga como el camino 007-01.

Los ingleses

   Otra hipótesis es que haya sido el Ferrocarril del Sud el que asumiera la tarea de construir ese puente. Arturo Coleman, máxima autoridad de esa empresa en la ciudad, era muy allegado a Canessa, y para esta empresa se trataba de un tipo de obra habitual, ya que por decenas llegaban desarmados desde distintas ciudades inglesas para su montaje en nuestro país.

   Quizá el movimiento de los agricultores desde y hacia la estación Corti lo haya llevado a entender en la necesidad de cruzar el Napostá.

   Una última línea más es que haya sido la municipalidad bahiense la responsable de la obra. Vale como dato para esta posibilidad que en 1923 la comuna construyó, con otros materiales y otro diseño, un puente sobre el arroyo Napostá Chico.

   “La obra ha erogado pocos gastos pues la comuna puso todo su empeño en que se hiciera dentro de la economía, sin descuidar la eficiencia de su servicio”, se dijo como respuesta al pedido de chacareros y propietarios de la zona.

El otro componente

   El puente Canessa tiene ese nombre, como mencionamos, por la vecindad con la quinta de Canessa, la cual desde hace más de 50 años es propiedad de la firma Piro y Ruiz, pero que ha mantenido en el acceso el histórico nombre de La María.

   El puente es, además, muy renombrado desde el momento en que se lo señaló como el sitio ideal para generar un embalse del arroyo Napostá, obra hídrica que se viene planteando desde 1904, aunque la primera sugerencia de embalsar las aguas en Canessa data de 1933.

  Se ubica en una hondonada natural que facilitaría la labor para generar una laguna artificial, permitir el riego de huertas y tierras aledañas y evitar las inundaciones que sufría la ciudad.

   El embalse del Napostá a la altura del puente Canessa es mencionado hasta nuestros días incluso como una fuente posible de abastecimiento de agua a la ciudad.

Al paso

   Dos historias finales relacionadas con el lugar. En 1995, durante la filmación de la película Caballos Salvajes, una de las escenas más recordadas del film ocurre precisamente en La Carrindanga, cuando el coche deportivo que conducía Leonardo Sbaraglia comenzó a rodar por la ruta hasta caer en el Napostá, justo debajo del puente.

   Por estos días, el sitio ha sido mencionado para realizar las consideradas “fiestas clandestinas”, una de las maneras que los jóvenes han encontrado para reunirse luego de un año de cuarentena y aislamiento por el Covid 19.