Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Las rutas del petróleo argentino confluyen en nuestros puertos

Con Vaca Muerta, Bahía Blanca y Puerto Rosales pasaron a tener un protagonismo inesperado, como sitios adecuados para captar la gran variedad de materiales e insumos relacionados con el nuevo proyecto.

Foto: Pablo Presti-La Nueva.

   Hablar de puertos y petróleo es una generalidad a nivel mundial. Muy pocos puertos están exentos del movimiento de este vital insumo energético. 

   En particular, el Puerto de Bahía Blanca, que desde sus inicios ha contado con refinerías en su costas, dio un gran salto cualitativo con la instalación del Polo Petroquímico local, cuya materia prima llega desde las cuencas energéticas del sur y del oeste, a la vez que parte de los productos elaborados emigran a otros países por nuestros muelles.

   La aparición de Vaca Muerta, que posiciona a Argentina entre los grandes productores de shale, generó un impacto positivo en el Puerto local, cuyas proyecciones aún cuesta medir. No sólo por la llegada del producto al que se le debe agregar valor, sino porque es la puerta más cercana que cuentan los yacimientos para la entrada de sus insumos críticos. 

   En los próximos cinco años, la producción de shale oil de Vaca Muerta pondrá a prueba la capacidad de transporte de petróleo hacia las refinerías, complejos petroquímicos y puertos, si el precio internacional se mantiene en la franja de los 60 a 70 dólares.

   En la actualidad, el 70% del petróleo que se produce en la cuenca neuquina es transportado por oleoductos hasta la estación de bombeo Allen, en Río Negro, para llegar a Puerto Rosales. Hoy todavía este sistema tiene capacidad ociosa pero no por mucho tiempo, en atención al crecimiento constante de la producción y la necesidad de acercarlos a los transformadores.

   Si bien no tiene un nombre que asocie a la actividad, Vaca Muerta es un lugar con vida y riqueza en sus entrañas.

   Es el emprendimiento energético más importante de la Argentina y, del mundo si analizamos su potencial,  en materia de hidrocarburos. Una nueva y gran oportunidad para un país donde la situación energética estaba complicada. 

   En ese contexto es que las empresas iniciaron la exploración del lugar, a partir de lo cual Bahía Blanca pasó a tener un protagonismo inesperado, por su condición portuaria, como sitio adecuado para captar la gran variedad de materiales e insumos relacionados con la nueva obra.

   El puerto, con su infraestructura propia y complementaria, está en condiciones de dar respuesta a la demanda de Vaca Muerta, así como también a las consecuencias derivadas de la futura disponibilidad de gas, lo cual permitiría un importante crecimiento productivo del Polo Petroquímico local y,  la exportación de GNL, desde sus muelles que ya es una realidad y está operando.

    Las necesidades operativas de Vaca Muerta plantean al puerto bahiense dar respuestas a esa demanda y conformar una oferta superadora a las de quienes hoy atienden esos requerimientos, y en ese sentido se está trabajando en conjunto con los gobiernos provinciales y nacionales. 

  Vaca Muerta necesita abastecimiento  arena, minerales, cañerías y accesorios, muchos de ellos provenientes de distintos lugares del planeta. Para resolver esa provisión se necesita una ruta de llegada --marítima-- y una puerta de acceso: el puerto. Luego esa mercadería necesita traslado al yacimiento, para lo cual es menester disponer de un transporte adecuado, seguro y eficiente. 

   Es aquí donde surgen las necesidades prioritarias en infraestructura  vial y ferroviaria, tanto en escala local como regional, que hoy está en pésimo estado la ferroviaria y desactualizada totalmente la vial. 

   El Puerto ha elaborado un programa que  apunta a generar mayor capacidad de almacenamiento, mejorar la interacción con Vaca Muerta, sumar capacidad para recibir aerogeneradores e incuso mejorar la relación con la comunidad a través de actividades recreativas. 

   Este programa también cuantificará las inversiones necesarias para dar al puerto una capacidad operativa acorde a las nuevas demandas que hoy son inciertas, y definir la factibilidad y estrategia financiera.

   El puerto tiene solucionado el “hacia afuera”. Para el “hacia adentro” ya necesita de otros actores, entre los cuales aparecen muy interesadas las empresas que operan en Vaca Muerta, y el estado, que por años ha estado ausente en lo que es infraestructura para acercar producción a los puertos.

   Y los tiempos corren. Vaca Muerta crece día a día y las demandas de suministros y la entrega de producto crecen al mismo ritmo. Las acciones no pueden demorarse. Está claro que el transporte caminero no es suficiente y sólo el ferrocarril puede asegurar un flujo eficiente y de costos razonables. 

   Debemos tener en cuenta que la arena necesaria para la operatoria del yacimiento, puede equipararse en corto plazo a los volúmenes de cereales que mueve el puerto local. Esto habla del futuro que tiene la estación marítima.