Causa Leandro Núñez: “Tengo que aprender a sobrevivir con el dolor”
A dos años de la muerte del joven, tras ser embestido por un automovilista en la zona de 17 de Mayo al 1600, Romina Taño transita como puede la pérdida de su hijo, aunque renueva cada día el reclamo de justicia y castigo para el imputado.
A dos años de que un automovilista ebrio atropellara a su hijo, quien murió a causa de las graves lesiones sufridas, la madre de Leandro Núñez sigue pidiendo justicia y el máximo castigo para ese conductor.
El trágico episodio se desencadenó la noche del 3 de enero de 2019, en el barrio 1º de Mayo, cuando Pablo Zúñiga embistió con su Renault Clio al joven de 21 años, para finalmente escapar del sitio.
Según las pericias, el auto circulaba a alta velocidad (100 km/h) cuando el rodado impactó a la víctima en 17 de Mayo al 1600.
Como consecuencia del violento golpe, el joven sufrió traumatismo de cráneo grave y posterior muerte cerebral.
Su deceso se produjo al día siguiente, mientras era asistido en el área de Terapia Intensiva del Hospital Municipal.
Pedido e impotencia
Romina Taño espera la condena del imputado y también su detención.
Reconoce que el hecho de que permanezca en libertad les causa indignación, fundamentalmente cuando se cruzan con Zúñiga en la zona de Villa Bordeu.
“Me genera mucha impotencia saber que perdí a mi hijo y la otra persona está libre y hace su vida con normalidad, como si nada. También me indigna que la pena por atropellar y matar a mi hijo sea solo de 3 a 6 años de prisión. Es lo máximo que se puede pedir por siniestros viales; es insuficiente”, opinó.
Taño afirmó que la fiscalía, al parecer, cuenta con “muchas pruebas” contra el acusado, como imágenes de las cámaras de seguridad del comercio desde donde “Lea” cruzaba la cinta asfáltica cuando el coche lo atropelló, y testigos del trágico incidente.
“Por eso espero la pena máxima de 6 años de cárcel con detención inmediata, o al menos de 5 años y medio, y no una condena en suspenso”, resaltó.
También admitió que es difícil pensar qué le diría a Zúñiga en caso de tenerlo frente a ella.
“Siempre me pregunté por qué circulaba a tanta velocidad y por qué no vio a mi hijo, si `Lea´ medía casi 1,90 metros y pesaba 90 kilos. Cómo no lo va a ver si estaba lleno de gente; estaba él, su padre, su hermano, sus dos amigos y había dos motociclistas que habían estacionado en el quiosco”, cuestionó.
“Igual, Zúñiga estaba manejando el auto muy alcoholizado y no sé si también estaba drogado”, siguió diciendo.
La madre del fallecido afirmó no creer los dichos del procesado durante la audiencia preliminar al debate oral.
“Dijo que no frenó por miedo, porque había mucha gente, pero a la vez manifestó que no se dio cuenta de lo ocurrido y que después fue a su casa y se acostó a dormir. Por qué mintió y miente”, enfatizó Romina.
“Le preguntaría por qué tanta imprudencia. No sé si ahora está manejando, porque le quitaron el carnet; no sé qué clase de vida lleva ese muchacho, no lo conozco. Lo único que sé es que está mucho en Bordeu, a donde mi hijo menor siempre va a visitar a sus abuelos y tíos, y a veces lo cruza caminando”.
“Zúñiga mira hacia otro lado porque él cree que es la víctima y nosotros lo estamos juzgando, por decirlo de alguna manera”, completó.
“Aprender a sobrevivir”
Romina afirmó que "todos los días tengo que aprender a sobrevivir con el dolor”.
“Muchos te dicen `el tiempo cura todo´, pero eso es mentira. Me levanto y pienso en algo para hacer que me distraiga. Tengo otro hijo y un nieto, entonces me despierto y lo primero que hago es escribirle para preguntarle si están bien”, explicó la fuente consultada.
“Hablar con mi otro hijo me ayuda y me da fuerza para seguir adelante, porque Leandro y yo vivíamos solos en mi casa, por eso es muy difícil despertarme y no verlo acá”, agregó.
“No dejé de trabajar porque había empezado a no comer y a estar mal; no podía superar la pérdida de `Lea´, entonces el trabajo me ayudó mucho a estar con la cabeza ocupada. Hablo mucho con mis compañeras que me contienen, porque si me quedo en mi casa se me hace muy difícil”, continuó diciendo.
Sobre su relación con Leandro, Taño remarcó que eran “muy compañeros” y él había adoptado el rol de “hombre de la casa” al quedar al cuidado de su hermano menor cuando ella salía a trabajar.
“Me divorcié cuando mis hijos eran chicos, entonces le enseñé a ser un chico independiente”.
Describió a su hijo fallecido como un chico “muy amiguero”.
“Llegaba el viernes y tenía a sus amigos acá. Antes de que él saliera, prefería que sus amigos vinieran a casa, así me quedaba tranquila y aparte me hacían compañía”, expresó finalmente.
El juicio, en mayo
Postergaciones. El juicio a Zúñiga se reprogramó en julio y diciembre de 2020 producto del aislamiento dispuesto por la pandemia de Covid-19. Ahora el debate se agendó para el 10 y 11 de mayo, y estará a cargo del juez en lo Correccional Nº 1, Gabriel Giuliani.
Acusación. El fiscal Cristian Aguilar, titular de la UFIJ Nº 1 especializada en la investigación de homicidios culposos, sostendrá la acusación en el debate luego de dirigir la instrucción de la causa.
Estrella. Ayer estaba previsto que la familia de Leandro remarcara la estrella amarilla pintada el año pasado en el sitio del desenlace fatídico, en memoria de Leandro. “El detalle de la estrella es porque todavía estamos esperando justicia”, recalcó Taño.
Coche. El Clio guiado presuntamente por Zúñiga fue hallado por allegados a la víctima mortal en Tucumán al 800, con abolladuras, vidrios rotos y una remera blanca incrustada en el parabrisas.