Coronavirus y piletas: ¿es posible el contagio en el agua?
Aunque son muchas menos que años anteriores, algunas colonias de vacaciones y piletas públicas y privadas están funcionando en nuestra ciudad.

Audionota: Juan Ignacio Zelaya
Por Pablo Andrés Alvarez / [email protected]
Con actividades restringidas y estructuradas en torno a los protocolos impuestos por la pandemia de coronavirus, muchas colonias de vacaciones y piletas públicas y privadas abrieron sus puertas en nuestra ciudad.
Sin embargo, el miedo al contagio de Covid-19 está latente, ya sea por contagio directo o a que los chicos puedan transmitir el virus a los mayores.
El interrogante que se plantea entonces es: ¿se puede transmitir el coronavirus a través del agua?
La respuesta rápida de la bioquímica bahiense Mirna Márquez, Directora Técnica del laboratorio del Departamento de Bromatología del municipio, es que no hay evidencias científicas de que se pueda producir un contagio a través del agua clorada.
“Pero eso no significa que no haya riesgo en las piletas”, señaló la especialista.
Por eso, aconseja evitar las aglomeraciones y mantenerse como mínimo a un metro de distancia de las demás personas, incluso cuando esté nadando o en las zonas de baño.
Si bien no existen estudios específicos de la eficacia de dicho agente de desinfección frente al SARS-CoV-2, los datos obtenidos frente a otros coronavirus como el SARS CoV, sugieren que el uso de una solución de hipoclorito de sodio al 0,1% es efectiva para la inactivación del virus.
"Considerando estos datos de los que disponemos, cabe pensar que las concentraciones de cloro libre recomendadas en el agua de piscinas (1-3 mg/L) serían suficientes para la inactivación del virus, y por lo tanto, suficientes para evitar los riesgos de contaminación durante el baño", explicó Márquez.
Y agregó: “Por eso, es necesario que las piletas estén siempre cloradas, algo que está regulado y determinado por un decreto provincial. Y nosotros hacemos los controles en base a esa Ley”.
Para que puedan evitarse riesgos de salud, los natatorios habilitados por el municipio (esta año se redujo considerablemente la cantidad, debido a que muchos --sobre todo clubes y predios de sindicatos-- decidieron no abrir por precaución) deben superar varios controles.
La fiscalización, que la realiza el cuerpo de inspectores en forma periódica (en promedio se supervisan entre 2 y 3 veces por semana cada sitio), consiste en dos partes: la toma de muestra en el lugar para controlar los niveles exigidos de cloro y PH y la que se deriva para que el Departamento de Protección de la Salud de Bromatología realice los análisis pertinentes, entre ellos bacteriológicos para la investigación de indicadores de patógenos: bacterias coliformes totales y bacterias coliformes termotolerantes, bacterias mesófilas totales y Pseudomona aeruginosa.
De acuerdo al decreto provincial 3181/2007, los natatorios deben tener un registro rubricado con el control diario de cloro y PH.
“Cuando los inspectores van se hace el examen in situ de esos dos casos. Si esos valores no son los permitidos, se exige el cese de la actividad. No se clausura el lugar, sino que se debe evitar que la gente ingrese a la pileta hasta tanto no se regularice la situación”, señaló la bioquímica.
Otra toma es derivada al mencionado laboratorio, donde se realiza el análisis bacteriológico.
“En algunas ocasiones, el de cloro y PH dan bien y el bacteriológico mal. El análisis demora alrededor de 7 días, pero vamos teniendo resultados parciales que también pueden derivar en el cese de la actividad”, añadió.
De todos modos, Márquez explicó que no han tenido casos importantes en los últimos años.
“La verdad que la mayoría de las piletas cumplen con la reglamentación. Hace varios años que no tenemos problemas graves. Con el valor de cloro que manejan, estimamos que hay una importante eliminación de microorganismos, ya sea bacterias, virus o parásitos, por lo que suponemos que el riesgo de contagio a través del agua es mínimo”.
Por su parte, Ricardo Teijeiro, infectólogo y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), agregó que "la pileta en sí no va a ser un gran problema, el agua no representa un riesgo".
El peligro, según el especialista, está en la conducta de las personas. Las charlas al borde de la piscina o el intercambiar comentarios sobre el entrenamiento con otro nadador a menos de dos metros de distancia, con un ritmo de respiración agitado y sin tapabocas, serían los momentos de mayor exposición a los contagios.
"Las áreas compartidas, como los vestuarios, también son los lugares críticos. Habrá que desinfectarlos correctamente, evitar que se junte mucha gente y mantenerlos ventilados. También habrá que tener cuidado con las charlas en las piletas familiares, salvo que usen la pileta un grupo de convivientes", agregó.