Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Un banderazo a favor que, por ahora, se toma con pinzas

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

   El anuncio de Héctor Daer, uno de los secretarios generales de la CGT y el más cercano a Alberto Fernández de los caciques gremiales, de organizar una “marcha peronista” de apoyo al gobierno para el 17 de octubre, cuando el justicialismo celebra el Día de la Lealtad, por ahora ha sido tomado con pinzas en los despachos del primer piso de la Casa Rosada. A contramano de otros actores que casi festejan por anticipado ese tipo de demostración en medio de la caída libre del presidente en las encuestas sobre imagen positiva.

   Más bien, a la hora de buscar alguna definición concreta de parte de alguno de los hombres que rodean al presidente Alberto Fernández la mayor parte del día, la respuesta no estuvo exenta de un buen grado de escepticismo. “No estamos pensando ahora mismo en una marcha, aunque sea de apoyo al gobierno, pero todo el mundo tiene derecho a manifestarse”, dijo un secretario de Estado que milita desde hace 30 años en el peronismo porteño y se considera “amigo de toda la vida” del mandatario.

   Daer, como se sabe, anunció aunque no de manera oficial la idea de que el peronismo salga a las calles y plazas de todo el país a manifestar su apoyo al gobierno en medio de la pandemia y la crisis económica. Y propuso aunque a título personal realizar esa manifestación nacional el 17 de octubre, fecha cara a los sentimientos del justicialismo de todos los colores.

   Cerca del dirigente cegetista pero también en despachos del gobierno reconocen que la sugerencia de Daer está directamente ligada a la necesidad de varios sectores del gobierno nacional en sus distintas corrientes internas de “recuperar la calle”, en especial para oponer fuerza a las seis marchas que la ciudadanía y sectores de la oposición como Juntos por el Cambio realizaron en plazas y avenidas del país desde el 20 de junio pasado, en rechazo a la estatización de Vicentín, y cuyo último capítulo se registró el sábado.

   Las mismas fuentes si bien no le bajaron el tono a la por ahora incipiente convocatoria de Daer, dijeron que en verdad el presidente Fernández desearía ser consecuente con su propia mirada respecto de una marcha de apoyo al gobierno, que debería realizarse una vez que haya concluido al menos la etapa más grave de la pandemia.

   “El presidente ya dijo que el día que salgamos de este desastre los argentinos deberían hacer una manifestación, un banderazo, para celebrar”, recordó uno de sus voceros en materia de comunicación.

   Aunque ni ese funcionario ni otros confidentes lo asocian, el comentario está directamente ligado a aquel discurso que pronunció el presidente hace un par de semanas durante un zoom con dirigentes del peronismo porteño, organizado por el diputado nacional Eduardo Valdez, en el que convocó a “un banderazo de los argentinos de bien” para el día que lo peor de la pandemia haya pasado.

   Esa frase como se sabe le provocó dolores de cabeza al presidente y un fuerte repudio en medios y redes sociales de la oposición y la ciudadanía, que interpretaron que Alberto consideraba “argentinos del mal” a quienes se manifestaban en los banderazos con consignas contra la reforma judicial, la cuarentena eterna y el cierre de miles pymes, entre otras.

   Con todo, en la Casa Rosada decían el lunes tras la propuesta pública de Daer de un banderazo peronista para el 17 de octubre que el gobierno “no convoca ni utilizará las redes sociales para hacerlo”, y que en todo caso de llevarse adelante esa manifestación a nivel nacional será “un deseo espontáneo” de los dirigentes o simpatizantes que decidan participar.

   Para ponerlo blanco sobre negro, aquel confidente de antaño del presidente aseguraba que el gobierno por ahora se mostrará prescindente pero que debe “cuidarse muy bien” de las comparaciones odiosas que surgirán si se concreta el banderazo del 17O, en especial en materia de recursos. “El tema es si movilizamos, y quién moviliza, porque nosotros sin el aparato no podemos, no ahora sino en toda la historia del peronismo”, se sinceró el hombre del albertismo porteño.