Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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El plástico, un problema global que también afecta a las aguas de Bahía

Anualmente se producen 400 millones de toneladas de plástico y cada 100 kilos producidos solo un 7 % proviene de plástico reciclado.

Imágenes: gentileza Andrés Arias / Edición de videos: Belén Uriarte-La Nueva.

Por Belén Uriarte / buriarte@lanueva.com

 

   El doctor en Biología e investigador del Conicet, Andrés Arias, contó cuál es el impacto de los plásticos en el estuario bahiense y en nuestras costas, como así también la situación a nivel nacional y mundial.

   A fines de la década de 90 se descubrió "una isla de plástico" —constituidas por macro y microplásticos, es decir, desde grandes a pequeñas piezas de plástico— en medio del océano Pacífico, a la que luego de varias investigaciones los científicos prefirieron llamar "sopa de plástico" porque no se trata de una superficie firme.

   En 2018 el equipo del que forma parte Andrés Arias encontró estas pequeñas partículas de plástico en el estómago de muchos peces, aguas y sedimentos del estuario bahiense. El investigador cuenta que en conjunto con el Municipio continúan estudiando el impacto potencial en nuestra región y señala algunas posibles soluciones para un medioambiente sustentable.   

   Arias, quien representa a nuestro país en Naciones Unidas para basura marina y microplásticos (UNEP), indica que aproximadamente el 84 % de la basura marina es basura plástica, de la cual la mitad proviene de elementos de un solo uso —descartables comunes de la vida cotidiana— y la otra mitad, de productos de pesca. Las cifras son muy altas: anualmente se producen 400 millones de toneladas de plástico y cada 100 kilos producidos solo un 7 % proviene de plástico reciclado.

   Pero el tema es mucho más complejo y tiene tantas aristas como probables soluciones: esas enormes manchas oceánicas —que representan tres veces el tamaño de Francia— encuentran muchos responsables en la extensa cadena producción-consumo-deposición.

   —¿Es acertada la denominación "islas de plástico"? 

   —En principio no existe algo tal como las "islas de plástico", un concepto de tierra firme por donde uno pueda caminar. Sí existen en el océano grandes manchas, grandes extensiones de mayores concentraciones de partículas plásticas boyantes, no flotantes; distribuidas en distintas profundidades de las columnas de agua. Por eso algunas expresiones científicas hablan de una especie de "sopa de plástico" de inmensas extensiones, hasta tres veces el tamaño de Francia. 

   —¿En qué lugares están y por qué se forman en esas zonas?

   —Son cinco: la más estudiada es la mancha del Pacífico norte, pero como ella existe una en el Pacífico sur, una en el Atlántico sur, una en el Atlántico norte y otra en el Índico.

   Son el centro de lo que se denominan giros de corrientes subtropicales o giros oceánicos. Son zonas circunscritas por grandes corrientes que circulan en derredor y definen en el centro zonas con menor velocidad y mayores tiempos de residencia de agua: las partículas que son arrastradas por estas corrientes pueden derivar hacia el centro y permanecer en mayores concentraciones.

    Frente a esto el mundo científico hizo diversas campañas en buques y aviones con muestreos diferentes y a distintas profundidades, las que definieron que hay concentraciones de hasta 2.5 y 3 kilos de plástico por kilómetro cuadrado. Esto es mucho si lo definimos como que en el medio del océano la concentración debería ser cero.

   —¿Cómo llega todo ese plástico al océano? 

   —El plástico es un producto netamente antropogénico: proviene de las actividades del hombre, las actividades costeras y las continentales. Estos productos llegan como desecho, como productos finales de un mal manejo y de una mala deposición a través de los ríos, del aire, de las canalizaciones y de los desagües urbanos a las costas. Hay un 20, un 30 % de la generación de estos desechos en el océano: un gran porcentaje por actividad continental y otro por actividades navieras, pesqueras, petroleras, de explotación, de prospección.

   Todo esto determina que por año ingresen al océano unos 8 millones de toneladas de los 400 millones de toneladas que se producen anualmente. Se espera que para 2030 se produzcan unos 600 millones de toneladas y esto se duplique para 2050, es decir, 1.200 millones de toneladas anuales.

   —¿Cuánto tarda en degradarse el plástico?

   —Depende del tipo de compuesto, del tipo de aditivos y sobre todo de la densidad de su fabricación. Los productos pesqueros, navieros y de náutica son productos de alta densidad: por ejemplo, las redes y líneas de pesca duran hasta 600 años en el océano, tiempo en el que se van fraccionando en partículas menores; 400 años duran algunos productos de menor densidad como botellas plásticas o vasos descartables; y los pañales, entre 150 y 200 años. 

   Acá se nos plantea un dilema filosófico: un producto que dura varias generaciones de la vida del hombre, se utiliza o permanece en uso entre segundos, minutos y días.

   —¿Se ha comprobado su toxicidad?

   —El plástico es un elemento polimérico, el cual carece de una respuesta ecotoxicológica o una toxicidad inherente. Pero el plástico, como producto final, no se trata de un polímero puro sino del polímero más un sinnúmero de aditivos. Muchos de esos aditivos han sido prohibidos por ser compuestos altamente tóxicos, por ejemplo los retardantes de llama bromados (tienen un efecto inhibidor en la combustión de materiales orgánicos) y muchos otros, aún habilitados, son conocidos carcinogénicos o disruptores hormonales. Algunos están en productos de contacto humano como juguetes, cosméticos, entre otros.

   Entonces, ¿es el plástico un producto tóxico? No per se, pero en la combinación con los aditivos representa un potencial compuesto tóxico, el cual necesita muchas más pruebas científicas para dar un veredicto sobre su toxicidad, sobre todo ensayos clínicos. En organismos inferiores ya hay algunas evidencias bien firmes respecto a la toxicidad de microplásticos que gatillan algunas respuestas de estrés, de neurotoxicidad.  

    —¿Cómo es la situación de Argentina respecto al mundo? 

   —Argentina no escapa a la problemática que se da en el resto de los países, que es que donde existe presión antropogénica (impacto humano sobre la naturaleza), existe generalmente un manejo inadecuado o deficiente de los residuos más un comportamiento inadecuado del ser humano respecto a estos, logrando que terminen en cursos acuáticos y generando “microplásticos secundarios” por degradación de compuestos más grandes. 

   Existen varios antecedentes científicos. Por ejemplo, el grupo de Acha y colaboradores definió en 2003 para la zona del Río de la Plata grandes presencias de plásticos provenientes de la afluencia del río sobre el estuario del Río de la Plata: bolsas y productos plásticos mayores, lo que generalmente se engloba en lo que denominamos basura marina o basura marina plástica. El grupo de Becherucci y colaboradores determinó residuos plásticos en playas bonaerenses en 2017; y también el grupo de Denuncio y Gonzalez Carman, quienes determinaron grandes partículas de plástico en estómagos de lobos marinos, tortugas y delfines nariz de botella.

   En 2017 el grupo de Pazos definió por primera vez la concentración de microplásticos en el estómago de peces de agua dulce (Río de La Plata). Y en 2018 (el estudio se publicó en 2019) nuestro grupo de trabajo definió por primera vez para el mar argentino —y en realidad para Sudamérica— la evidencia de microplásticos en estómagos de peces del estuario bahiense, como así también en aguas y sedimentos. Esto muestra cómo la sociedad impacta sus costas con diferentes tipos de desechos, que los animales confunden con pequeñas piezas de presa y terminan en sus estómagos.

   —¿Se han hecho estudios en Monte Hermoso y Pehuen Co?

   —Estamos midiendo y trabajando desde el inicio sur del estuario, el balneario La Chiquita, hasta la zona de Pehuen Co y Monte Hermoso, donde econtramos microplásticos tanto en agua como en sedimentos pero en menores concentraciones que en el estuario.

   —En el caso de Bahía, ¿de dónde vienen la mayor parte de estos microplásticos?

   —Sucede lo mismo que en la mayoría de las ciudades del mundo: aproximadamente el 84 % de la basura marina es basura plástica y de esa basura plástica la mitad proviene de elementos de un solo uso, es decir, descartables comunes de la vida cotidiana ya sean cosméticos, cotonetes, vasos, cubiertos o botellas descartables. La otra mitad se compone de productos de pesca (redes, líneas de pesca y artefactos de náutica): descartar una embarcación implica dinero y según datos de la Comunidad Europea, aproximadamente de una tasa de recambio de 80 mil botes anuales (embarcaciones construidas mayormente por plástico) se entregan a desguace unas 2.000, lo que significa que 78 mil embarcaciones plásticas terminan probablemente en el fondo del océano.

   Cuando queremos ver las causas de las presencias de los plásticos vemos que convergen varios factores. Uno es el precio del plástico, que es un producto barato. ¿Por qué es barato el plástico? Porque no incluye el costo meta: si incluyera el costo ambiental que representa, su precio no sería tan barato. Hay una falla en el mercado, pero también hay una falla en el consumidor, que está familiarizado con el plástico y asociado a esta sociedad descartable.

   También hay un problema de escala: no se producen 100 mil kilos de plástico al año, se producen 400 millones de toneladas y se espera que en 10 años aumente a 600 millones de toneladas.

   Por último, su bajísima tasa de reciclado respecto a todos productos reciclables: cada 100 kilos de plástico que se producen de nuevo anualmente, 7 provienen de plástico reciclado, 92 es un plástico virgen producido desde recursos no renovables y el 1 por ciento restante proviene de materia orgánica biodegradable, lo que se llama combustibles fósiles basados en materia renovable. El papel tiene un porcentaje de reciclado muchísimo mayor cercano al 60 %, el hierro al 70 % y el acero al 98 %: ahí vemos la diferencia de precios en los productos primarios y la tasa de reciclado asociada. El bajísimo precio del plástico incide en su bajísima tasa de recuperación y en cierta displicencia en cuanto a su hábito de consumo. 

   —De acuerdo a los datos que obtienen del estuario bahiense, ¿de qué manera se puede accionar para disminuir el impacto?

   —El Municipio de Bahía es pionero en temas ambientales y digo con cierto orgullo que Bahía es una de las pocas ciudades a nivel nacional,sudamericano y global que sostiene un monitoreo constante y permanente respecto al cuerpo de agua y de potenciales contaminantes desde hace más de 20 años. 

   Con respecto a los plásticos, el Municipio ya está abordando la problemática en anticipación a cualquier otra norma. Estamos trabajando en conjunto y estamos viendo la concentración de microplásticos tanto en agua como en sedimentos y en algunos organismos, generando una línea de base para potenciales acciones. Esas acciones tendrán que ver con la difusión de los resultados y la concientización, porque la lógica de salida del problema tiene muchísimo que ver con la educación ambiental de todos los actores involucrados: consumidores finales, el mercado y toda la cadena de producción.

   —¿Qué se debería hacer a nivel global? ¿Y en qué puede colaborar cualquier ciudadano para disminuir el impacto ambiental?

   —Esta problemática tiene muchos componentes y por lo tanto muchas soluciones que deben desandarse en simultáneo y paralelo: de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. 

   De arriba hacia abajo tiene que ver con una normativa clara respecto a: cuáles son los aditivos permitidos y cuáles no; el costo ambiental en el plástico; una cadena circular en la industria del plástico (incluye reciclaje) y no una lógica lineal con la cual producimos y se desecha; la responsabilidad extendida sobre el producto, es decir, quien produce el plástico también tiene responsabilidad sobre su deposición final; los diferentes estamentos de la industria y los consumidores; la ayuda al desarrollo de plásticos biodegradables o al menos biocompostables —plásticos biodegradable obtenido del ácido láctico—; los términos para que el consumidor no se confunda con un marketing engañoso; y la gestión de los residuos. 

   De abajo hacia arriba refiere al consumidor, que debería tener conciencia sobre cuál es el destino final de los plásticos y su duración, y saber cómo proceder para un comportamiento sustentable. Eso tiene que ver con la disminución de plásticos, la reutilización y el reciclado.

 

Detalles del estudio en el estuario

   -Se hallaron microfibras plásticas —tipo más frecuente de microplástico observado en ambientes naturales—en aguas superficiales y sedimentos del estuario de Bahía Blanca y de la plataforma del sudoeste bonaerense. Las microfibras estuvieron presentes en el 100 % de las muestras: las más abundantes fueron menores a un milímetro y en cuanto al color, tanto los sedimentos como el agua tuvieron el mayor porcentaje de microfibras negras.

Sitios de Muestreo (A) Microfibras caracterizadas por su tamaño y color en aguas (B y C), en sedimentos (D y E). Clic para ampliar.

   -Se encontraron microplásticos en corvinas rubias del estuario, una especie ictícola de interés comercial. Para el estudio se seleccionaron 20 ejemplares y los resultados obtenidos muestran que todos los ejemplares contuvieron microplásticos en su tracto gastrointestinal —28 en un solo individuo fue el máximo—.

   El responsable general del grupo de trabajo de química marina del IADO es el Dr. Jorge Marcovecchio, también responsable de la línea microplásticos junto al Dr. Andrés H. Arias y la Dra. Ana Carolina Ronda.

 

Sobre Andrés Arias

   Andrés Arias nació en Bahía Blanca y tiene 42 años. Es doctor en Biología, investigador del Conicet, especialista en contaminantes orgánicos (Instituto Argentino de Oceanografía, IADO) y jefe de prácticas en el área de Química Analítica de la Universidad Nacional del Sur (UNS).

   También editor, autor y revisor regular de revistas internacionales; y representante argentino en Naciones Unidas (UNEP) para el comité internacional de basura marina.

 

Entrevista completa

 

Reciclaje en Bahía

   El subsecretario de Gestión Ambiental del Municipio, Matías Insausti, señaló que fueron retirados los puntos limpios de la ciudad, donde mucha gente depositaba material reciclable, en el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio.

   La medida se tomó para evitar que la gente salga de sus casas para dirigirse a esos puntos.

   Se tuvo en cuenta también que en la planta donde se procesan estos materiales "aún no se pueden brindar las medidas de seguridad" necesarias. Insausti indicó que la Ecoplanta de General Daniel Cerri sigue funcionando pero con personal reducido y que el proceso es más lento: una vez que llegan los residuos, los trabajadores deben esperar 72 horas para iniciar su tratamiento. 

   De todas maneras, el Municipio evalúa cómo volver a fomentar el reciclaje. De hecho, post-pandemia se va a comenzar a implementar la recolección diferenciada. Por lo pronto, recomiendan que la gente guarde todo el material reciclable que pueda en su casa aguardando nuevamente la habilitación de los puntos limpios.

 

Otros estudios en Bahía

   -Disminución de la contaminación del aire desde el aislamiento social, preventivo y obligatorio

   -Avance del mar sobre nuestra costa