Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Con matices, la cuarentena sigue hasta el 26 de mayo

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

Archivo La Nueva.

   Si bien en todos los casos desde que se desato la pandemia de coronavirus la última palabra la tiene el presidente Alberto Fernández, en la tarde del lunes eran varias las voces en la Casa Rosada que coincidían en un dato que por ahora se maneja de manera extraoficial. Sostiene esa información recogida en los pasillos que la extensión de la cuarentena social, preventiva y obligatoria que vence el próximo lunes se extenderá hasta la medianoche del 26 de mayo.

   El presidente, dicen las fuentes gubernamentales, ya tiene el tema “casi decidido” y siempre apoyado en la opinión del grupo de médicos infectólogos, epidemiólogos y sanitaristas que lo asesora, quienes son justamente los que en su conjunto, con leves variantes, le han aconsejado extender el encierro de los ciudadanos en sus hogares al menos por otras dos semanas.

   Es cierto que también se da por descontado que en el actual ciclo de crecimiento de la pandemia, con datos oficiales en la mano que demuestran que la cantidad de personas contagiadas y fallecidas está bajo control, y lejos de las cifras que se habían proyectado a comienzos de marzo cuando se dispuso la fase uno de la cuarentena obligatoria, permitirán incrementar las excepcionalidades que ya se vienen registrando.

   Dicen en la Casa Rosada que el presidente Fernández y su equipo son los primeros en tomar nota de cierto hartazgo que la larga cuarentena viene registrando en el humor social, como también el reclamo de comerciantes y empresarios para que se abran las compuertas de muchas actividades que están al borde del colapso por el largo parate de esos sectores.

   Por eso es que entre quienes tiene acceso a las reuniones que se realizan en la residencia de Olivos tanto a nivel de equipos médicos como de análisis puntualmente políticos vinculados a la grave situación de la economía, se habla de que la que viene será, si bien obligatoria como las tres primeras fases, bastante más “flexibilizada” o de “libertad ambulatoria administrada” que lo que se conoció hasta ahora.

   Esas urgencias por evitar un desmadre mayor de la economía en general y del bolsillo de millones de habitantes en particular fueron puntualmente analizadas por el presidente con los dirigentes empresarios y sindicalistas con los que se reunió en la tarde de ayer en la residencia de Olivos. Más allá de que el comunicado posterior solo hizo hincapié en el apoyo que los dirigentes del Grupo de los Seis y de la CGT le ofrecieron en el marco de la pelea con los acreedores por el tema de la deuda externa.

    A esos interlocutores el presidente les explicó que si bien es cierto que hay plazos que cumplir, como por caso la decisión de extender por dos semanas la cuarentena obligatoria con algunas excepciones, lo que el gobierno se ha fijado en verdad “son metas”. En ese marco, explican en la Casa Rosada, la etapa de aislamiento social debería ir hacia mayores etapas de flexibilización en la medida en que esas metas se cumplan.

   “Más que plazos, aunque está decidido que (la cuarentena) se va a extender, lo que nos fijamos son metas que hay que cumplir, como bajar cada día la cantidad de contagios hasta lograr que la duplicación de casos que era de cada tres días cuando empezamos, pase a 25 días”, dijo en uno de los informes que presentó al gabinete económico el ministro de Salud, Ginés González García.

   El gobierno podría alcanzar esa tasa de duplicación en la tercera o cuarte semana de mayo, a partir de lo cual se esperaría consolidar el gran avance que imaginan los equipos médicos y por la que claman comerciantes, monotributistas y pymes o grandes empresas, que es pasar de una cuarentena obligatoria a una “sugerida”, con algunas excepciones que seguirían sin cambios como las de preservar a los grupos de riesgo como niños adultos mayores, al menos hasta el mes de agosto o septiembre.

   En medio de esos avances, hay sin embargo algunas preguntas, y una en modo especial, que todavía merodean en aquellas reuniones de Olivos y que preocupan al gobierno, desde el presidente para abajo. Se trata de cómo empezar a flexibilizar para no ahondar la crisis casi terminal de la economía cuando el pico de contagios, como parece comprobarse ahora en el Area Metropolitana (Ciudad más los tres cordones del conurbano) el pico de contagios está lejos de llegar.